Lady Habladora Adams (Saga héroes de guerra 1)

Capítulo Seis

-Cristal...- dijo Harding.

-No me sueltes.- le rogó ella.

-No es como si te estuviera agarrando.-dijo él en tono burlón.

Probablemente en otras circunstancias Cristal se hubiera reído, pero éste no era el caso. Una vez que se habían caído en al agua, y a pesar que esta sólo le llegaba hasta la cintura, ella había entrado en pánico. Incluso había estado apunto de ahogarse, pero gracias a Dios, el duque la había visto y a pesar de extrañarse ante la reacción de ella, a quien tomaba por alguien... bueno alguien que no le tuviera miedo al agua, le había tendido el brazo y ella se había acercado, le había pasado las manos alrededor del cuello y las piernas alrededor de la cintura y había hundido su cabeza en el hombro de él como si de un koala abrazando a un árbol se tratara.

-¿Falta mucho?- preguntó, refiriéndose a la distancia que faltaba para llegar a una orilla de la que sin saber como se habían alejado bastante, en un susurro que se acercaba a una súplica .

-No.-afirmó mientras le acariciaba la cabeza en un gesto que intentaba tranquilizarla y que lo único que logró hacer fue que un escalofrío la recorriera .

-Vanos búrlese de mi. Se que está deseando hacerlo.- dijo ella.

- Tiene razón. Me gusta burlarme de usted. Es un blanco muy fácil debido a ser un parlanchina sin escrúpulos que ha nacido sin el filtro que los demás seres humanos poseemos a la hora de separar lo que pensamos de lo que decimos...

- Vaya, si que sabe usted como alabar a una dama- ironizó ella.- ¿Sabe? Le he dado permiso para que se burle de mi, no para que me humille.

-¿ Ves? A esto me refiero. Nunca me deja acabar. Es usted muy habladora, razón por la cual meterme con usted es muy fácil, pero en ningún momento he dicho que dicha faceta no me guste. Tengo 31 años y heredé mi título a los 20. Mi vida ha sido desde hace ya once años un día a día en el que he tenido que interactuar con una sociedad de hipócritas en la que yo mismo me he visto innumerables veces obligado a ser uno . Y usted, Lady Adams, con su sinceridad, ha sido como una brisa de aire fresco . - aquellas palabras impactaron a Cristal hasta tal punto que su desenfrenada lengua no se vio capaz de decir ninguna palabra- aunque de todas maneras da igual mi opinión. ¿Verdad? Un Lord gruñón y aburrido como yo, no tiene una opinión lo suficientemente importante como para que alguien como usted la tenga en cuenta.

Cristal quiso abofetearse a si misma. Con que por eso era todo. Él se había indignado porque lo había llamado aburrido cuando él la había encontrado maravillosa. Quiso reír, pero se contuvo.

- En primer lugar usted ni debería haber escuchados eso y en .. . - dijo ella.

- No lo habría escuchado si usted no lo hubiera dicho.- afirmó él molesto.

-¿Quién es ahora el que no deja hablar a quien ?- dijo ella burlona haciendo que el duque la mirara mal- Y en segundo lugar- dijo ella retomando su discurso.- si le hubiera dicho a mis hermanas mi verdadera opinión sobre usted no se habrían ido jamás de la habitación, y yo quería dormir. - un brillo especial apreció en los ojos del duque en aquel momento, pero antes de que el dijera nada, ella volvió ha hablar.- nos hemos desviado del tema principal, cosa que nunca me gusta hacer. Así que volvamos a la la parte en la que le permito que se burle de mi por mi miedo al agua.- una media sonrisa apareció en el rostro de Harding.

-No puedo burlarme de usted por tener miedo a algo. Pasé cuatro años en la guerra, así que ovbiamente sus miedos no se parecen a los míos, pero eso no quiere decir que no tenga mis propios demonios atormentándome de vez en cuando, así que no soy quien de burlarme de usted por eso.

Cristal deseó con todas su fuerzas ser avestruz para poder meter la cabeza debajo de la tierra y no sacarla nunca más. Se sentía una insensible. La marca en la mejilla, su carácter regio, autoritario y serio. Ella se jactaba de su inteligencia, y sin embargo... ¿ Cómo no se había dado cuenta de algo tan evidente ? Por eso su padre había dicho con aquel tono lo del "viaje" del que volvía.

-Debo de ser más incréible de lo que ya sabía que era porque he conseguido dejarla sin palabras.- se burló él.

Ella se separó un poco de él dispuesta a soltarle un comentario mordaz olvidando por unos instantes ser una dama. Pero no llegó a suceder, porque cuando se distanció un poco para mirarlo a la cara él observó sus ojos atentamente. Si, como leéis, observo ensimismado sus ojos y no sus pies, por los que se tropezó con una piedra y se acabaron cayendo con mitad del cuerpo en la hierba y mitad en el agua.

Harding, justo antes de caer, intentó que ella no se lastimara por lo que dio una especie de vuelta antes d éticas al suelo para que fuera ella quien calera sobre el y no sobre las piedras y sabe Dios que más cosas que había en el suelo.

Un inevitable gemido de dolor sele escapó y Cristal, viéndose en aquella situación,comenzó a reírse y a ponerse roja.

-¿Podrías...?-comenzó él.

-Disculparme, si por supuesto, ha sido mi culpa debo permanecer quieta.- dijo ella apresuradamente .

-No,yo me refería..

-A darle explicaciones a mi padre sobre porque llegamos empapados,no te preocupes, lo haré.-se apuró a agregar ella.

-Lady Cristal.- dijo el con voz cansina mientras se agarraba el puente de la nariz en un gesto que denotaba frustración.- podría por favor..- ella se disponía a interrumpirlo de nuevo así que alzó la mano y la puso sobre las manos de la chica - salir de encima mía para que me pueda levantar?

Cristal lo hizo al instante poniéndose aún más roja de la vergüenza si aquello era posible y rascándose la nuca en un gesto de nerviosismo.

-Lo siento,lo siento, perdóname - le rogó.

-Lo haré. Con una condición- dijo el duque haciendo que ella arqueara la ceja. - su padre va a dar un baile tan pronto lleguen a la ciudad. Su baile de presentación. Y quiero que el primero, que seguramente sea un vals, sea mío.

Ante aquella declaración Cristal se quedó anonadada. Y durante unos instantes fue feliz. Hasta que se dio cuenta de un pequeño detalle. En la academia le habían enseñado mucho. Pero no todo.

¿Hay Dios, cómo le explicaba al duque que no sabía bailar?