- Un, dos, dos, tres, un....-dijo Victoria antes maldecir. Aquella era la décima novena vez, en la media hora que llevaba intentando enseñarla a bailar un vals a su hermana, que ella la pisaba.
-Lo siento, lo siento, lo siento.- dijo ella rápidamente. Amberly contuvo una carcajada desde su asiento delante del piano y Marlene hizo una mueca intentando contener una sonrisa que se le escapó. A la pelirroja le parecía indignante el echo de que su hermana pequeña, Amberly, fuera la elegida para tocar el piano y no ella. Con lo bien que lo hacía . Por lo que no quería reírse, de verdad que no quería, pero era imposible no hacerlo.
-Tranquila, vamos otra vez.- dijo Victoria con una sonrisa tranquilizadora. Había escogido bien, pensó Cristal, sin lugar a dudas ella era la más paciente de sus hermanas.- vamos Amberly.
Su hermana asintió resignada y con una mueca comenzó a tocar de nuevo ese vals. "Si tengo que tocar hasta que sepa bailar me quedo sin manos" pensó.
-Un, dos...- dijoVictoria antes de soltar un chillido.
-¿Qué ha pasado? ¿ Te he vuelto a pisar? Lo...
-No..no-dijo Victoria mientras sonreía nerviosa a lo que fuera que fuera que tenía ella tras su espalda. Cristal se disponía girarse cuando Victoria la detuvo- quieta, ya casi lo tienes. Una última vez, pero esta con los ojos cerrados.
-Mis pisadas debieron afectarte más de lo que pensaba. Victoria, si ya te piso con los ojos abiertos, imagí...
-Shhh. No me contradigas. Hazme caso.- la cortó ella. A regañadientes Cristal cerró los ojos.
-Un, dos, tres, un,dos,tres-murmuraba para no perderse. Pero. Aquellas incesantes risitas de sus hermanas no paraban y aquello comenzaba a molestarla- un, dos, tres, un , dos, vuelta y...- toda la sala se quedó en silencio cuando, tras su vuelta, sus brazos no se posaron en los de su hermana, si no en unos mucho más grandes y fuertes. Cristal alarmada se disponía a abrir los ojos cuando unas grandes manos masculinas se los taparon .
-Es pasable que en estos tres meses ya hayas olvidado mi tacto. Pero espero que no mi voz.- le dijo una grave voz en un tono dulce y cariñoso que ella conocía a la perfección.
Un entusiasmo y una profunda alegría embargó a Cristal cuando apartó aquellas manos de su cara y con un chillido de emoción saltó a los brazos de su hermano.
-¡Geric!- gritó emocionada.
-Mi pequeño lorito, te he echado tanto de menos- le dijo su hermano mientras le correspondía el abrazó y depositaba un suave beso en la rubia y alborotada cabellera de su hermana.
-Pero, pero...- dijo ella mientras se separaba un poco para poder mirarlo a la cara- de suponía que venías el domingo.¿Qué haces aquí?- le preguntó.
-No podía esperar para verte. - " A mí y a Amara"pensó Cristal con cierto deje de celos fraternales. Pero poco le importó este echo así que lo volvió ha abrazar. Su hermano estaba allí y eso era lo importante.
Por desgracia aquella dicha le duró poco , concretamente, el tiempo en el que tardó la puerta en abrirse, cinco segundos. Dos personas entraron a paso ligero y se detuvieron de golpe.
-Hijo.- dijo el conde mirando a su primogénito seriamente. Era bien sabido por todos que la relación entre ambos era mala) por no decir inexistente) hasta que envió a Cristal al internado. Desde ese momento pasó a llamarse odio lo que sentían. ¿ La razón por la que todo había comenzado? Esa era una buena pregunta a la que solo ellos tenían respuesta.
-Padre.- dijo Geric adoptando una postura más tensa y enderezándose.
Aquello era muy común entre ellos, sucedía cada vez que se veían, por lo que la atención estaba puesta en el duque, el cual se encontraba a su lado y permanecía con una expresión en su cara de haberse tragado algo agrio desde el momento en que entró en la habitación.
-Cristal, el duque me ha pedido permiso para llevarte a la feria hoy puesto que ayer no pudo ir con Amberly debido a la lluvia.- le dijo su padre sin apartar su mirada de su hijo, el cual escrutaba a Harding con una cara que mostraba un mezcla de asombro y algo bastante cercano al miedo.
-Si, esa era mi intención, pero acabo de acordarme de que había quedado con un amigo hoy, lo lamento.- se apresuró a decir el duque mientras salía apresuradamente de la sala con su padre pisándole los talones.
Cristal miró a su hermano con el ceño fruncido y este se encogió de hombros. Ni por un momento Cristal dejó de pensar que él sabía algo. E iba a decirle que no le creía, de verdad iba ha hacerlo, pero él comenzó a hablar de la capital y todo en su mente se esfumó.
La tarde pasó más rápido de lo que creía recordar que jamás lo hubiera echo mientras las cuatro hermanas oían entre risas y regaños las aventuras de su mujeriego y desvergonzado hermano a lo largo de todo el verano.
Y probablemente hubieran continuado hasta bien entrada la noche si no hubiera sido por el sonido que hizo la puerta al abrirse de nuevo. Y tras ese sonido el de un jarrón rompiéndose.
-Yo..yo...- dijo una ruborizada Amara - lo lamento- afirmó en un susurró al mismo tiempo que hacía una torpe reverencia y salía rápidamente de la habitación sin ni siquiera preocuparse por el jarrón roto y las flores desparramadas que había dejado en el umbral de la puerta.
Una inmensa sonrisa se instauró en la cara de su hermano cuando se levantó de la silla y corrió a través de la sala para alcanzarla.
Negando con la cabeza y totalmente divertida, Cristal se retiró a sus aposentos donde resignada a cambiarse sola, se desató como pudo el corsé y se puso el camisón para intentar dormir.
Y lo consiguió durante unas horas, hasta que una pesadilla la despertó a las tres de la mañana.
Alterada y con el pulso por las nubes se levantó de la cama y dio vueltas de un lado a otro de la habitación intentando calmarse.
Pero aquella imágenes se repetían en su mente una y otra vez. Su madre enferma. Su madre gritando. Su madre caminando en camisón hasta el lago de noche. Su madre metiéndose en el algo y... y...
-Oh,no puedo creer que vaya ha hacerlo.-dijo mientras salía de la habitación. Necesitaba a alguien que la tranquilizara, y no sería la primera vez que su hermano lo hiciera, de echo desde que tenía memoria siempre dormían juntos cuando ella tenía una pesadilla, pero ya tenía dieciocho años, y aquello la avergonzaba.
Claro que, una vez que se metió en la cama de su hermano y apoyó la cabeza en su pecho mientras él la abrazaba contra si sin despertarse del apacible sueño en el que se hallaba inmerso, toda vergüenza se le pasó y se sintió totalmente reconfortada hasta tal punto que pudo conciliar el sueño de nuevo en unos minutos. Una tranquilidad y felicidad de saberse proveída la envolvían.
O al menos lo hacían hasta que a la mañana siguiente y con la luz entrando por las ventanas se dio cuenta de que se había equivocado de habitación, y no era su hermano a quien estaba abrazado.
"¿Por qué a mí?"pensó mientras veía con una mezcla de sorpresa y horror al duque durmiendo a su lado.
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Lady Habladora Adams (Saga héroes de guerra 1)
Ficción históricaLady Cristal Adams, más conocida entre la sociedad como Lady Habladora, es la pequeña de una familia formada por un conde sin condesa, un despistado heredero y cuatro hermanas cada cual más diferente que la anterior. Cristal, que acaba de salir de l...