Capítulo Catorce

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La merienda con Lady Lasdow hacía una hora que había pasado de ser un martirio a una verdadera tortura.

Cristal no estaba del todo segura de que era lo que más le molestaba, si Clair y Kate, las hijas de la marquesa, o la inquietante mirada que Lord Michael tenía sobre ella.

"Sé que me vas a pedir matrimonio en unos minutos, y teniendo en cuenta que le pediste permiso a mi padre antes que a mí, no me mires como si estuvieras nervioso cuando ya sabes lo que te voy a responder"tenía ganas de gritarle Cristal.

Y en efecto así fue.Dos minutos más tarde , Michael le pidió permiso a su hermano para llevarla al jardín, y este, después de mirarla fijamente a los ojos durante dos segundos para dejarle en claro lo mucho que se oponía a que aceptara ese matrimonio, los dejó ir.

-Lad..Lady.. Lady Cri...Cris...Cristal.- tartamudeo él una vez estuvieron ambos sentados uno frente a otro en un banco que estaba situado es una esquina del jardín, donde la mansión se perdía de vista entre el laberinto de rosas.-Sería para mí un placer si usted... a mí me honraría mucho si...- divaga él mientras que aflojaba un poco el cuello de su camisa como si este de repente le apretara mucho. Michael sonrió nervioso al tiempo que le cogía una de sus manos y la ponía entre las suyas.Un gesto que hubiese sido muy tierno si no fuera por lo mucho que le sudaban las manos.- Lady Cristal-susurró- Quiere casarse conmigo?

Cristal abrió la boca para contestar un rotundo si pero la voz no le salió.

Se odió a si misma por ello. Michael era todo lo que ella había deseado; caballeroso, generoso, amable atento...
Y teniendo en cuenta la actual situación financiera de su familia; después de que su padre invirtiera todo su dinero en unos navíos que se hundieron, y tras lo cual hasta comprar pan se había convertido e un gran esfuerzo, su inmensa riqueza no le vendría mal .

Pero cada vez que lo veía se acordaba de él, de Harding. Un hombre que era la plena encarnación de los protagonistas de sus libros, aquel que con solo mirarla la hacía sonrojar.
Aquel del que no había sabido nada en dos meses.

Le había dicho que estaría allí para su primer baile, y a Cristal se le caía la cara de vergüenza solo de pensar en como había rechazado la petición de bailar de todo aquel que se le acercó en la velada de su presentación y como se había pasado la noche llorando cuando él no había aparecido.

Era solo una tonta y una ingenua. Una niña en manos de un hombre que había jugado con ella y que la había llenado de ilusiones para después dejarla vacía a la merced de hombres como Michael, que habían visto en ella nada más que su belleza y su buena familia y que la cortejaba solo por el echo de que su madre le había dicho que ella era la ideal, y él, como buena marioneta sin ningún atisbo de personalidad y carácter,había tomado los mandatos de su madre como la voz que le salía del corazón hasta tal punto que se creía enamorado.

Pero Cristal, harta de que su vida se rigiera por  una caricia en la mejilla de un hombre que seguramente ya ni se  acordaba de su nombre, sonrió y le contestó:

-Sería para mí un placer.- casi se le parte el corazón cuando vio como él sonreía lleno de felicidad mientras ella solo sentía tristeza.

Ambos se levantaron y cuando Cristal ya se iba a girar para irse, él la acercó y  tomándola entre sus brazos se acercó para besarla

Cristal había soñado mucho sobre su primer beso. De cómo las mariposas saltaría en su barriga y sus mejillas se sonrojarían. Y en los últimos dos meses le había puesto cara a la persona que lo robaría.

Pero esa persona no era Michael y cuando él se acercó a ella, por mucho que trató de evitarlo, lo único que sintió fue asco, así que en un impulso lo  abrazó apartando sus labios de él.

-Vale,lo he pillado, nada de besos hasta la boda .- dijo écon ternura abrazándola más fuerte.

Cristal sintió cómo se le formaba un nudo en la garganta y sin poder evitarlo derramó lágrimas de frustración por no poder querer a ese hombre, que tan bien la trataba y tanto la apreciaba.

-¿Y esas lágrimas?- preguntó él consternado cuando se separaron .

-Son de felicidad.-contestó Cristal fingiendo una sonrisa a la que él contestó besando su frente y con una cara de alegría que le duró todo el camino de vuelta en la mansión a lo largo del cual le iba explicando todo lo que ya tenía organizado de la boda, que no era poco, mientras Cristal simulaba prestar atención a pesar de que sus pensamientos estaban centrados en no apartar de un manotazo el brazo con el que él le rodeaba la cintura.

No se lo merecía. Ni su bondad ni las entusiastas felicitaciones de su madre y hermana cuando entraron en el salón, por lo que mantuvo la cabeza agachada incluso cuando Michael se acercó a abrazar a su madre y Geric se situó a su lado y posó su mano en sus hombros en un gesto reconfortante.

-Oh, disculpe mis modales mi querido Duque, per entenderá que después de esta noticia ha sido del todo inevitable para mí no felicitar a mi hijo que como ve está rebosante de alegría.

-No se preocupe, lo comprendo.- esa voz...

- Aunque no puedo decir lo mismo de mi querida nuera.- dijo con aire despectivo Lady Lasdow.

-Madre, Cristal se ha emocionado en el jardín, por eso está avergonzada.- respondió Michael riendo a la vez que sintió como Geric aumentaba la fuerza de su agarre.

Cristal levantó entonces su cabeza y sintió su cuerpo entero temblar cuando su mirada se cruzó con la de él, quien a pasos lentos se acercó a ella y la tomo de la mano.

- Mis más sinceras felicitaciones Lady Cristal.Espero que sean muy felices.- le dijo el duque de Norfolk mientras besaba su mano sin apartar un solo momento su inquisitiva mirada de ella.

Lady Habladora Adams (Saga héroes de guerra 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora