11:"Volver"

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Max
Después de la charla con Lía miramos una película acostados en el sofá.
—Ya es tarde.— Le dije al oído.
—¿Que hora es?—Mire mi reloj de muñeca.—Son las 4:05 AM.
Ella enterró su cabeza en mi cuello y empezó a dar besos por doquier.—Liaa.—Advertí pero ella siguió.
—No seas agua fiestas Maxi.— Odiaba que me llamen así.—No me digas así no me gusta.—Ella me miró.—Ok MAXI.—Rodee los ojos, sabía que ahora lo usaría para fastidiarme.
—¿Te volveré a ver?—Esa pregunta partió en mil mi corazón.
—Eso.. No lo sé.—La miré a los ojos, pude notar su decepción, ella esperaba otra respuesta  y yo también, pero no le iba a hacer falsas esperanzas, decirle que iría a buscarla, vivir juntos, casarnos, tener hijos y vivir felices por siempre no era posible para nosotros.
Estuvimos hablando de cosas sin sentido hasta que nos fuimos a la cama, dormimos abrazados lo que quedaba de la noche.

Lía
Me desperté con el sonido de una alarma, la apague eh intente seguir durmiendo pero no me fue posible, me senté en la cama, me estire y me di la vuelta pero Max no estaba, me puse unos pantalones largos ya que hacia un poco de frío y unas zapatillas.
Busque por todo el departamento pero seguía sin encontrarlo, pude notar que en la pequeña mesa del comedor había un papel.
"Lo siento Lía, sé que es estúpido decirlo en un papel, no puedo permitirme seguir así, espero que seas feliz y puedas salir a delante a pesar de esto, olvídate de mi, así como yo me olvidaré de ti.
Max"

El dolor me invadió por completo, rompí la maldita carta , me volví a sentir sola, pero podía entenderlo el era solo un sueño que no podía cumplirse, volví a la habitación y sobre la pequeña cómoda estaban mi pasaporte, documentos y algo de dinero, tome todo, observé cada hueco del departamento, mis ojos se llenaron de lágrimas y al poco tiempo rompí en llanto, todos los recuerdos que viví con el llenaron mi mente, las veces que me hizo llorar, las peleas y sobre todo las veces que me hizo reír, que me consoló, los besos, caricias , abrazos, todo.
Cuando estaba enfrente de la puerta de salida, dude, dude mucho en salir, mi vida no volvería a ser la misma.
Quería volver a mí casa, volver con mis amigos, graduarme, cumplir mis sueños, pero también lo quería a él.
Respire ondo y gire la manija de la puerta, la abrí, bajé unas escaleras y salí a una calle poco transitada.
Miré hacia los dos lados y una mujer adulta de unos 40 años  acaba de pasar por mi lado.—Disculpe.. señora me podría decir, ¿dónde estoy?—Aquella mujer se puso pálida.
—¿Tu eres Lía?
—Si,¿como lo sabe?—Pregunte.
—Tu foto está por todos lados niña deja que te lleve con la policía.—Asentí

La señora que resulta que se llama Greta, de camino a la comisaría me dijo que estaba en España, me contó que mi búsqueda se había propagado por todo el mundo al igual que la de las chicas, es más ya me habían dado por muerta, escuchar aquella falacia me dió mucha importancia.—Te estuvieron buscando por todos lados querida.
—No puede ser.. Si nadie de mi familia me quiere..
—Eso no parece ser verdad cariño.— Respire ondo, eso podría ser verdad, quizá alguien de mi familia me quería.— Aquí es.
Entramos las dos juntas a la comisaría y un hombre con uniforme que al verme reaccionó de la misma manera que Greta.
Lo siguiente qué pasó fueron muchas preguntas, relate cómo fue todo, hasta que me preguntaron de mi secuestrador.
No sabía que decir, me quedé en silencio.
—Es que no.. —Aquel interrogatorio me estaba poniendo algo nerviosa.
—Esta bien señorita, no la quiero poner más nerviosa.— Dijo el oficial.
Lo siguiente fue que me dejaron volver a mí casa pero el tema de mi secuestro quedó en la nada.

De camino en el avión hacia mi hogar, leí miles y miles de veces la pequeña carta de Max y no podía creer,tendría que hacer algún mensaje o alguna señal escondida, no puede ser que el me deje de esa manera, no así, dijo que jamás me dejaría sola.
Cuando me quise dar cuenta ya habíamos llegado, bajé del avión y fui por mi pequeña maleta.
Cuando estaba por llegar a la puerta de salida del aeropuerto miles de periodistas me "atacaron".
—Señorita Sandes, ¿donde la secuestraron? ¿Como? ¿Por que?
Y muchas preguntas así. Y en cambio me sentía y afixiada, no sabía qué hacer si responderles o no, hasta que una voz que reconocía muy bien hizo que me dé vuelta.
—Lía.

Mi Secuestrador (Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora