21:"Por el meñique"

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Max.
Caminé enfurecido hacia el hospital, no podía creer que Lía se negara a darse cuenta que ese imbécil estaba tras ella. Adalyn por suerte no hizo ninguna pregunta sobre el tema.
Llegamos y nos acercamos al mostrador, al notar mi presencia la recepcionista abrió los ojos de una forma rara.
—¿En qué te puedo ayudar guapo?— Rodee los ojos.
—Vine a anunciarme para vicitar a la pasiente de la 205.— Dije cortante. Tecleó algo en la computadora.
—Puede pasar.— Dijo agitando sus pestañas.
Toque el botón de ascensor y espere con mi hermanita, subimos y cuando estaba justo en la puerta de la habitación donde esta mi madre.
—Ni una sola palabra sobre Lía.

—¿Por qué no?— La curiosidad de los niños pequeños me irrita.

—Por que no.— Me miró con cara mala.

—¿Y si le digo a mi mamá que?—Me desafío, me baje a su altura y conteste.

—Por que es un secreto.—Ladeo un poco la cabeza y asintió.

Abrí lentamente la puerta y me alegré al verla despierta, Adalyn se safó de mi agarre y entro corriendo y gritando como una loca.
—¡Mami!— Sonreí.

—Hola mi niña.— Me miró a mí y tomo mi mano.— Hijo.

Bese su mano.—¿Cómo te sientes?

Iba a contestar pero la puerta se abrió dejando ver al doctor Harris, el mismo se acercó a hacia mi, estrechamos nuestras manos y prosiguió.

—El estado de la pasiete es crítico, ya le informamos sobre su falta de plaquetas.— Tomo una bocanada de aire.—Ya nos trajeron los resultados de los estudios y su madre se encuentra anemica.— Pase mi mano derecha por mi rostro, hoy no era mi día de suerte, asentí frustrado.— Lo que nos queda ahora es esperar.— Asentí y el mismo se retiró.

Mire a mi madre.—Estoy bien.— Asentí no me atreví a decir una sola palabra más.

—Mami.— está vez fue Adalyn la que rompió el silencio, me madre se dió vuelta.— Max tiene novia.— abrí un poco los ojos, maldita buchona.

Mi madre me miró con el señor frunsido.— ¿Eso es verdad?

—Era un secreto Adalyn.— Se encogió de hombros.

—No lo jure por el meñique.—No lo puedo creer odio las estupideces de niños.

Mi madre se cruzó de brazos y me miro interrogante, suspiré.—Es solo una amiga...

—Es su novia.— Fruncí el seño, cuando Adalyn se lo propone es realmente insoportable.

—No lo es.— Dije apretando los labios.

—Si que lo es, el le dió un beso.—Mi madre abrió la boca, fijiendo estar sorprendida.—Y en la boca.

Lía.
Volví a mi casa, tome las lleves de la camioneta y salí disparada a.. Diablos ¿Hacia donde iba? Pensé y pensé hasta que recordé que hoy tenía que ir a ver a su madre.
Fui al hospital lo más rápido que pude aparque en el estacionamiento y entre corriendo, la gente que estaba dentro me miró con cara rara pero decidí no darle importancia, llame al ascensor espere un rato cuando finalmente las puertas se estaban cerrando una mano de asomo y se abrieron nuevamente, el chico con el que habia peleado el día anterior me miró arrogante.

—Hola lindura.—Decidi hacer como si no existiera.—¿Has venido a verme?— Pero como en estos momentos no estaba para de humor contesté.

—Dejame tranquila maldito imbécil.— Este río.

—¿Te he dicho que me atraes?— Rodee los ojos, aquel extraño se me acercó un poco, me tense ante su acto, las puertas del ascensor se abrieron para mi suerte.
Bajé lo más rápido que pude y tenía frente a mi tres pasillos largos.

—Mierda.— Mi memoria era muy mala cuando se trataba de ubicación, más en un hospital tan grande, recordé que cerca de la habitación de la madre de Max había una máquina de café, la busque hasta que la encontré camine por el largo pasillo y me di cuenta que no recordaba el número de la habitación.
Pensé en bajar a la recepción y preguntar pero como no era familiar supongo que no me darán información así que no me quedo más que ir tocando todas las puertas una por una.
Parecía una loca, pero tenía que encontrarlo, cuando ya me estaba dando por vencida escuché la voz de Adalyn gritando.

—¡Si que es su novia!—Pose mi mano en el pomo de la puerta pero inmediatamente la retire, soy una cobarde, no me atrevo a pasar,  ¿quesaría si él me rechaza?  No podría soportarlo.

A la mierda la cobardía yo puedo, yo estuve conviviendo con el mucho tiempo, no voy a dejar que se me escape de las manos, tengo que hacer algo para que se dé cuenta de cuánto lo quiero, ¿Lo quiero en verdad? En estos momentos estaba más que segura, a pesar de todas las cosas que pasamos juntos.

Tomé nuevamente el pomo de la puerta, pero está vez lo giré sin dudarlo, al entrar las tres personas que estaban dentro quedaron en silencio.—¿Hola?

Max estaba de un lado de la camilla y Adalyn del otro, la madre de Max me miró con cara rara, la entiendo yo fui quién interrumpió en su habitación sin pedir permiso.— Soy Lía.— me presenté con vos un poco temblorosa.

—Ella es mami.— Adalyn hablo.

—Hola querida.— Max no emitió ningún sonido o palabra.— Pasa siéntate.— Amablemente señaló uno de los sillones que estaba justo al lado de la camilla, hice lo que la madre de Max me dijo e inmediatamente me arrepenti de haberme presentado de esa forma.

Max no se digno un segundo a mirarme o siquiera dirigirme la palabra.

—Y dime ¿Hace cuánto se conocen con mi hijo?— Que pregunta tan interesante.

—Hace unos meses señora.— La madre de Max asintió, esta vez dirigiéndose a su hijo con una mirada interrogante. 

  —Nos conocimos en una discoteca mamá. —Cuando en realidad la primera vez que nos vimos fue en mi casa cuando se hizo pasar por "el chico de la mudanza"y claro después si en la discoteca.

  —Y después de eso se hicieron novios.— Esta vez fue Adalyn quien abrio su boca, no sabia que contestar.

 —Solo somos amigos.— Aseguré, buenos amigos.

La charla siguió fluyendo de manera tranquila, la madre de Max es muy simpática, me contó la razón por la cual estaba internada y su situación, me ofrecí a cualquier cosa en que la pueda ayudar, ella me recordaba tanto a mi abuela que no pude evitar pensar en ella.

Adalyn ahora estaba sentada en mis piernas jugando con uno de mis anillos.

—Es muy bonito.— Señaló uno de los anillos que me había heredado mi abuela, lo mire con cariño.

—Si que lo es, era de mi abuela .— Sonreí con tristeza y ahi es cuando me di cuenta de cuánto la extrañaba, Max está pasando lo que yo pasé con mi abuela pero con su madre .

Sin previo aviso una lágrima se escapó de mis ojos, corrí a Adalyn de mis piernas.

—Permiso.— Dije y me salí por la puerta, con mis mejillas empadas de lagrimas.

Entre con al ascensor con la cabeza a gachas con mi mano  derecha me limpie las lágrimas, cuando las puertas se estaban cerrando una mano se asomó, levante la cabeza y no dudo en abrazarme.

Entre sus brazos me sentía tan segura, apolle mi cabeza en su pecho, podía escuchar perfectamente los latidos de su corazón, en mi se generó una gran paz interior, nos separamos y con uno de sus dedos limpio las lágrimas que quedaron en mis mejillas.

Trate de aclarar la garganta y  con voz ronca dije —Lo siento mucho, tenias razón Franchesco..— Tomé aire.— Es un imbécil. — Negó.

—Yo dije que es un idiota.— Sonrió y yo se lo seguí.—Gracias por estar conmigo.

—Siempre estaré contigo.— Asegure.—Lo prometo.

—¿Por el meñique?—Dijo levantando su meñique derecho.

—Por el meñique.—Asegure levantando el mío y enredando nuestros dedos juntos.

Mi Secuestrador (Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora