17:"Seré tus nuevas columnas"

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Franchesco.
Bajé las escaleras y me dirigí hacia donde estaban los sofás, ahí se encontraban sentados un chico que al verme puso cara rara y una niña muy dulce.
No me daba la gana saludarlos así que solo asentí a lo que el me respondió de la misma forma.
Había venido para confesarle a Lía lo mucho que la quería y a pedirle salir a una cita, explicarle que Madeleine solo era un juego , pero la maldita sirvienta apareció y no me dejó con la palabra en la boca.
Después de esperar unos cuantos minutos Lía bajo corriendo las escalera y apenas lo vió a este tal Max se lanzó a sus brazos y lo besó.
Todo mi cuerpo se tensó al verlos, decidí que era mejor irme.

Max.
—Ya Lía.. me estoy disculpando.— Sabía que no iba a dar brazo a torcer pero aún así no me iba a dar por vencido.
— Max te despediste con una nota.— Su rostro mostraba mucha rabia.—¡UNA MALDITA NOTA!
—Es.. que.. no quería ponerte en peligro.— Me defendí .
—Explícame.— Me negué.
—No puedo, no ahora.— La mire a los ojos.— No quiero ponerte en peligro.
—Y si no quieres ponerme en peligro, ¿por que viniste?
—Por que.. te necesito.—En parte es verdad.— Y.. — Sonó mi celular.
-¿Hola?
— ¿Señor Mongomeri?.
—Si, soy yo ¿Quién habla?
—Soy el doctor de su madre, la han traído en una ambulancia hasta el "Hospital Central de LA"
—¿Está bien?
—Lo siento mucho pero tiene que venir hasta aquí para recibir la información.
—Esta bien, voy ya mismo.

Lía.
Después de cortar el llamado Max se puso muy nervioso.
—¿Que sucede?
—Es mi madre está en el hospital.—Sin dudarlo le ofrecí llevarlo pero se negó.
—Vamos Max es tu madre, te necesita ahora mismo.— le lleve un vaso con agua y me miró a los ojos, se notaba que estaba muy nervioso.
—Es.. que..
—Vamos en auto llegaremos más rápido .— se negó.— Dije vamos.
—¿Y Adalyn?
—Liz la cuidara.— me miró inseguro.— Confío en ella Max.— Asintió, llame a Liz y le avisé lo que pasaba.
—Vamos al garaje.— le indique dónde quedaba y agarré una de las llaves que estaban colgada al lado de la puerta, apreté el botón del alarma, la única camioneta hizo el reconocido ruido, nos montamos en ella y conduje a toda velocidad hasta el hospital, en cuanto a Max no soltó ni una sola palabra.
Aparque en el estacionamiento.
Ya estando dentro del hospital me acerqué al mostrador de la entrada.
—Hola, ¿disculpe?— una mujer rubia se unos treinta años se dió vuelta.
—Buenas noches, ¿en qué puedo ayudarla?
—Llamaron a mi..— No tenía idea como llamarle a "nuestra relación” y las comillas son por que no se que somos y menos ahora que ya.. volviendo al tema.— Estamos buscando a la señora..— Mire a Max
—Momgomeri.. es mi madre— Contestó, la señora tecleo algo en su computadora .
—En el segundo piso, habitación 205.— Di las gracias, nos dirigimos al ascensor, subimos y presioné el botón con el número dos.
El silencio era muy notable ya que solo se escuchaba la maldita música.
—Lía tengo miedo.—Eso era algo nuevo en él, nunca pensé que iba a escuchar esas dos palabras salir de su boca.
—¿Miedo? Tu eres un hombre realmente fuerte Max.—El sonrió de lado, nos bajamos del ascensor.
—Hay veces que los hombres aparentamos ser fuertes..—Suspiró .— Por fuera, pero por dentro algunos estamos destruidos, las columnas que tanto me costaron construir, poco a poco se van desmoronando.— Dijo mirándome a los ojos, pude notar que en verdad se siente fatal, al escuchar esas palabras me di cuenta que se estaba abriendo un poco más conmigo o solo estaba en shock .
—Y para eso estoy yo, yo seré quién te ayude a estar fuerte y a la mierda las columnas que se caigan, siempre podremos construir nuevas juntos.—   sonreí, el hizo lo mismo.—Seré tus nuevas columnas.— caminamos en silencio por los pasillos hasta que llegamos a la habitación 205, él entro y yo me senté en uno de los bancos que había justo enfrente de la puerta .

Mi Secuestrador (Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora