• Epílogo •

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Había pasado casi un mes de aquella visita al pueblo de Choele Choel y aquel caso le había dado muchas nuevas perspectivas en la vida. Además de obtener el merecido prestigio por haber desbaratado la banda de narcos más buscada de la Patagonia desde hace más de veinte años, cómo recompensa obtuvo una nueva visión de la vida, algo que podía implentar en cada situación de su cotidianeidad.
Era las nueve de la mañana. El teléfono sonaba. Atendió y una voz conocida del teléfono la saluda amablemente.
- ¡Hola Rocío! ¿Cómo estás? Te traigo buenas noticias.
- ¡Sofía! Que gusto escucharte. Bien ¿Y usted? ¿Como está Rodrigo?
- ¡Muy bien! Acá andamos por desayunar algo con él, mi madre y alguien especial?
- ¡Mis saludos a ellos! ¿Cómo alguien especial? Rocío intrigada.
- Sí con mi madre decidimos de darle un hogar a Damian. ¿Te acordás de el?
- ¡Felicidades! ¡Bien por ustedes! Mandale un beso a ese pulgosito.
Sofía sonríe.
- Hay más noticias. El Jefe Narco de la mafia, ese Don Carlos fue setenciado a cadena perpetua, y su socio Gabriel, ese que había entregado a Damián en la plaza tuvo un accidente en la ruta cuando se escaba y falleció después de estar un mes en coma.
- ¡Se lo merecían! ¡Cada cual recibe lo que se merece! Rocío conforme con lo que estaba escuchando.
- ¡Esperemos vernos pronto! Te queremos acá para el cumpleaños de Rodrigo.
- ¡Allí estaré!
Rodrigo y Damian le tiraron un par de besos que se escucharon desde el auricular, que luego cortó. Rocío se puso roja de ternura.
Puso la pava. Sonaba algo del Flaco Spinetta en la radio. Se disponía a preparar el mate cuando alguien golpeó la puerta del departamento.
- ¡Eduardo! Rocío algo sorprendida por la visita.
- ¿Cómo estás? Te traje algo.
De la nada una señora mayor se hacía presente en la puerta de su casa.
- ¡Abuela mía! ¡Que sorpresa tenerte acá! Mientras la llenaba de besos. ¿Que hacen juntos? El sonido de la pava hirviendose interrumpió el momento.
- Mirá mijita. Anastasia en un tono suave, Eduardo es el amor imposible del que siempre te hable.
- ¡Pero ya no tan imposible! Eduardo abrazándola.
- ¿Te acordas que te conté de mi amor imposible? Anastasia reflexionando. Bueno, el es tu abuelo!
- ¡Y yo soy tu primo! Germán apareciendo como un fantasma por la puerta. Rocío sentía como en su corazón se llenaba de sensaciones nunca antes percibidas. Saliendo de su asombro, después de apagar la hornalla, y en un enorme abrazo, su primo, su abuela, su abuelo y ella sellaban el encuentro a plena felicidad.
Rocío sintió que por primera vez era feliz. Ni todos los casos resueltos juntos le daban la felicidad que estaba viviendo. Una mariposa, de color amarillo sobrevolaba sobre ellos, daba tres vueltas en el aire, dejando su estela celestial que los cubría y que luego, volando se fundía en el brillo del sol que entraba por la ventana y desaparecía mágicamente.
Fin
- • εїз • -

La Danza de la Mariposa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora