Sofía abrió sus ojos. Su vista se empezó a restablecer. La nebulosa que en su vista poseía empezó a disiparse, pero no lograba distinguir las dos personas que se encontraban sentadas a unos metros de su camilla, esperando a que ella despertara.
- ¿Quienes son? Pregunta Sofía desorientada.
- ¿Que, no te acordás de nosotros? Una voz nacía de una de las personas que aún Sofía no lograba identificar.
- No. ¿Dónde estoy? ¿Dónde está Nicolás?
- Estas en el Hospital. Es ahora la otra persona la que entona una voz suave y armoniosa.
- ¿Que pasó que estoy en el hospital? ¡Díganme!
- ¡Tu más que nadie, debés saber que pasó! Al unísono.
- ¡No recuerdo nada! Sofía seguía sin entender, ni distinguir a los dos sujetos que seguían sentados inmóviles en los sillones de espera, al costado de la camilla.
- ¡Hacé memoria! Dijo uno.
- ¡Más vale que te apures, que te queda poco tiempo! Dijo el otro.
Sofía seguía sin entender. Su vista empezaba a distinguir objetos y formas. Pero la imagen de los dos sujetos, seguía siendo borrosa.
- ¿Quienes son? ¡Enfermera! Mientras pegó un grito estremecedor que no trae consigo respuesta de ningún lado.
- ¡Enfermeraaaaaa! Otro grito aún más potente que el anterior, pero con el mismo resultado. No hay respuesta.
- ¡Sofía vos más que nadie debes saber, que fuiste vos quien hizo lo que pasó!
- ¡Sí Sofía! ¡Tu fuiste!
- ¿Culpable de que? ¡Enfermera! ¡Mamá! Pedía a gritos que alguien venga. Unas lágrimas empiezan a rodar sobre sus mejillas.
En un movimiento repentino, los dos sujetos se avalanzan sobre la humanidad de Sofía. Sofía los distingue.
- ¡Sofía vos asesinaste a tu hijo, Nicolás! Al unísono recitaban las dos figuras. Éstas hacían referencia a Javier, su ex marido y a Don Carlos, el desconocido que la visitó en el taxi.
El llanto y los gritos se hicieron persistentes en Sofía. Revoleaba los brazos como para agredir a los intrusos pero no lo conseguía. Sus intentos no tenían efecto, tampoco podía bajarse de la camilla. Estaba como amarrada con cadenas a los extremos de ésta y no podía moverse. Lo único que podía hacer era gritar, insultar y llorar. Nada más.
Sofía cayó rendida contra la almohada y se quedó inconscientemente dormida mientras como acto reflejo ve como las dos personas que la agobiaban se sentaban de nuevo en los sillones. Hasta que una voz la despertó de nuevo.
- ¡Sofía! ¡Sofía despierta!
No había señales de que Sofía reaccione.
- ¡Sofía!
No hay caso.
- El doctor que la llamaba, le da una orden a la enfermera para que quitara la anestesia. La enfermera accedió sin inmutarse.
Pasaron unos minutos. Sofía comenzó a realizar sus primeros movimientos. Todavía no había abierto los ojos, pero ya movía sus extremidades con normalidad, y la boca hacia un movimiento leve.
Otros minutos más pasaron para que Sofía despierte. Lo primero que hizo fue ver al sillón, como asustada. Pero detectó que habían dos personas desconocidas, y que por juzgar su vestimentas eran policías, o tenían algo que ver con policías.
Sofía se levantó de un golpe. Intentó quitarse las zondas e intentar escapar. Pero fue en vano, entre el Doctor y la enfermera lograron neutralizar a Sofía. Por lo menos, por el momento.
- ¡Sofía! Soy tu Doctor. No temas. Haciendo un ademán, mostrando las manos vacías, sin utensillos cortantes ni herramientas que puedan usarse para ejercer algún tipo de daño o violencia física.
- Dejame ayudarte, a que entiendas que pasó y porqué estas aquí.
Las palabras brindaron tranquilidad a Sofía, quien accedió a colaborar. Aunque repetía reiteradas veces en tono traumante la frase ¡Yo no lo maté!
El Doctor, hizo un gesto al Comisario Costas para que intente comunicarse con Sofía.
- ¡Buen día Sofía! ¿Cómo estás? Fueron las palabras suaves del Comisario.
- Bien. Respondió sin mucho argumento. ¿Quienes son?
- Me presento, Soy el Comisario Costas, de la policía, y ella es la Detective Nievas. Viajó desde muy lejos para ayudarla. Señalandola con la mano. Nievas asiente con la cabeza sin decir palabra alguna.
- Mire, Prosigue el Comisario. Necesitamos saber todo lo que más sepa sobre su ex esposo y si hay terceros involucrados. Necesitamos todo con lujos de detalles.
Sofía mira a la detective, que la mira de reojo, con actitud seria.
- Necesitamos toda la información posible. Se adelanta el comisario. Colabore con nosotros.
Sofía no quería seguir creyendo, que lo que estaba viviendo era real.
- ¡Es todo un sueño! Murmuraba para sí misma. La detective logra escuchar esas palabras y decide hablar por primera vez.
- Sofía. Soy Rocío Nievas, Detective de la ciudad de Comodoro Rivadavia. Debo traerte a la realidad. Asesinaron a tu Nicolás. Debes aceptarlo. Las palabras de la detective sonaron muy duras para el Doctor, el Comisario y la Enfermera. Otra vez se detectan lágrimas en el rostro de Sofía, quien repite la frase:
- ¡Yo no lo maté!
- No Sofía, no lo mataste. Pero podemos hacer justicia, sólo si nos ayudas. Es lo mínimo que merece tu niño.
Sofía asiente con la cabeza, mientras se seca las lágrimas, y algún que otro moco en las sábanas de la camilla.
- ¡Fue el socio de Javier! Grita Sofía desconsoladamente.
- ¿Quien es el socio de Javier? Consulta el Médico.
- ¡El Gordo Juanito! Dice la Enfermera entrometiendose.
- ¡El no creo! ¡Está muerto! Corta filosamente el comisario.
- ¿Murió Juanito? Sorprendida Sofía con la noticia. Confirmando el rumor que había escuchado en el banco en aquella mañana gris.
- Sí. Ayer a la madrugada. Lo encontraron asesinado en su propia casa. Se sospecha que haya sido tu ex esposo, ya que el auto estaba ahí, aunque todo quemado y desmantelado.
- No. El socio de Javier no era Juanito. Era una persona de poder, con clase. Vestía bien. Pero no supe nunca el nombre. Se me metió en el taxi, la tarde noche que tuve el accidente en el supermercado.
- ¿Te amenazó? La Detective miraba fijamente.
- No. Sólo buscaba información precisa.
- ¿Que clase de información? Preguntaba Costas tocándose el bigote.
- ¡Quería saber donde estaba Javier! ¡Que le debía algo de paquete, o el dinero! Sólo eso.
De repente suena el handy del Comisario, quien atendió ahí mismo.
- Adelante, Comisario Costas.
- Jefe, era para avisarle que ya la autopsia finalizó y el cuerpo del niño ya está disponible para su respectivo velorio. Cambio y fuera.
Sofía escuchó el mensaje nítidamente, y pidió su ropa y sus pertenencias.
- ¿A donde vas? Fueron las palabras del Médico, algo confundido.
- ¡Todavía estas muy débil!
- ¡A despedirme de mi niño!

ESTÁS LEYENDO
La Danza de la Mariposa ©
AksiyonUn homicidio perfecto, un secuestro inoportuno, historias entrelazadas, sangre y muertes. ¿Podrán resolver éste caso? ¿Cómo influyen las mariposas y sus danzas en ésto? Descúbranlo aquí.