Sofía se desmayó ni bien la camilla de la ambulancia levantaba el cuerpo de su hijo para realizar la autopsia correspondiente. Otra ambulancia la derivó al hospital, en modo preventivo para contenerla y para realizarle las tareas de curación de las heridas del día anterior, que florecieron a flor de piel después de suceso.
Criminalistica había realizado su trabajo sin encontrar detalles determinantes de que pasó en esa mañana fatídica.
Las noticias vuelan, y el caso de un homicidio sin indicios de culpables, despertó el interés de una detective, oriunda en Comodoro Rivadavia, que era especialista en resolver casos misteriosos y su reputación la tenían en el pedestal de las mejores agentes detectives del país.
Aproximadamente dos horas después. Un jet privado se apersonó en el aeropuerto de Choele Choel, que está retirado a unos diez kilometros camino a Río Colorado por la Ruta Nacional Veintidós.
Un vehículo Chevrolet, de color blanco trasladó a una joven simpática y por demás bella hacía la comisaría del pueblo. Choele Choele había tenido la afortunada visita de la señorita, Rocio Nievas. Ella era la detective más famosa del país. Con su metro sesenta de altura, de contextura flaca, su pelo castaño caído hasta el hombro, con lentes de marcos negros, y una sonrisa que no desentonaba con sus bellos ojos marrones claros. Siempre vestía de tacos, traje negro inmaculado y gorro de lana.
Graduada en la universidad de Harvard, EE.UU. Tenía los pergaminos de una mujer talentosa, inquieta, curiosa y por demás inteligente. Además de una bella y blanca sonrisa, con dientes perfectos y una nariz respingona.
Rocío ingresó a la comisaría.
- ¡Buenas tardes! Se presenta Rocío con un tono amable, dulce y firme.
- ¡Buenas tardes! ¿Que puedo ofrecerle? Fueron las palabras de la recepcionista de la entrada de la comisaría, que saludó sin levantar la mirada del crucigrama que estaba realizando.
- ¿Puede prestarme atención? El tono de Rocío cambió drásticamente.
- Palabra de seis letras, Dios de los muertos, en la mitología egipcia. ¡Ah! ¡Osiris! ¡Que inteligente que soy! Exclama con grandeza la recepcionista.
- ¡Es Anubis, bruta! Rocío desencajada tomó la revista y la arrojó contra la pared.
- Soy la detective Rocío Nievas, oriunda de la ciudad de Comodoro Rivadavia, de la provincia Del Chubut y vengo especialmente a resolver el caso del niño Nicolás Menéz de siete años de edad. Haciendo el ademán con su mano, mostrando sus credenciales idéntificatorias.
- ¡Ah! No hay nadie, que la puedan atender. Exclamó la recepcionista, un poco malhumorada por tener que mover su enorme trasero a buscar la revista del crucigrama que estaba estampillada en suelo.
- ¿Cómo que no hay nadie?
- ¡No, señora! ¡No hay nadie! Hubo dos muertes este día y está todo el personal disponible afectado, afuera en las calles. Intentando dar con el paradero de las causantes de dichas muertes.
- ¿Podría decirme donde fue el asesinato del chico Nicolás?
- Avenida San Martín y Nueve de Julio. Justo en la esquina del Banco Nación.
- Gracias.
- De nada.
¿Osiris o Anubis era? Ya no me acuerdo. La recepcionista volvía a su revista de crucigramas, pero había algo distinto en aquella hoja está vez. Algo que no había notado anteriormente. Una frase se contemplaba en el cuadro de respuestas del crucigrama. <<Sigue las mariposas.>>
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La Danza de la Mariposa ©
AksiyonUn homicidio perfecto, un secuestro inoportuno, historias entrelazadas, sangre y muertes. ¿Podrán resolver éste caso? ¿Cómo influyen las mariposas y sus danzas en ésto? Descúbranlo aquí.