No Juegues en las Fauces de un Lobo

7

Perros por doquier.

"Eres como un sol en mis días oscuros. Cada vez que te veo siento que estoy entero. Eres como mi cielo y mi tierra.
Me pongo a pensar qué pasaría si yo fuera valiente. Sí te enfrentara de un solo y te dijera lo que eres para mí. Desde que te vi decidí que quería estar contigo siempre.
Siento que puedo vivir cada vez que estás conmigo y siento que la vida es eterna cuando hablamos.
Espero tengamos más días como esos de hace tanto. Te extraño.
Pienso que sería extraño si supieras quién soy. Para ti y para mi. Pero por cualquier cosa que pase, lo siento. Te quiero y siempre lo he hecho. Sólo te pido que me recuerdes y no me alejes.
Con amor"
¿Quien?
¿A quien debo recordar?
Esto me huele extraño. Recuerdo que Brieg entró a mi cuarto pero no podría ser él. Jamás en toda la vida. Él no es así. Y también entró Esteban. Esteban... no lo conozco. Pero ninguno de los dos ha pasado demasiado tiempo conmigo para amarme. Ni tampoco los conozco hace mucho tiempo y tampoco me extrañan.
¿Quien es?

Alguna canción retumba en la sala y yo estoy hambrienta y cansada. ¿Que hora es? También estoy preocupada por mi madre. Mi padre está de viaje y mi madre es más rara que yo. Así que decido irme a mi habitación y en mi teléfono veo un mensaje de Daniel.
~Daniel: ¿Podemos hablar?
No lo dudo, lo llamó. Él contesta enseguida y escucho su sonrisa.
—¿Pasó algo?
Él se ríe y escucho atenta. —Estaba un poco preocupado por ti. No me dijiste a donde ibas y te fui a buscar en la mañana. Hoy es nuestro día de póker, ¿recuerdas? Parece que estás pasándote demasiado tiempo lejos.
—Lo siento... era obligación.
Él refunfuña algo. —¡Es una fiesta! ¿Desde cuando dejas a tu amigo así?
—Desde que este se comprometió.
Él se ríe. —Tienes razón. Ahora, cuéntame... ¿Alguna novedad? ¿Algo nuevo...?
La puerta de mi habitación se abre y veo a Elena entrar riéndose a carcajadas con Brieg. Ellos me saludan y se acercan a mi, su olor a cerveza inundando mis fosas nasales.
¡Que horror! Ellos parecen haber dejado atrás el club de danza para emborracharse.
—...simplemente practicar, ya sabes. He estado ocupada y esta semana más ya que no me sé los pasos aún a la perfección...
—¿Quien es, cariño? — pregunta Elena acariciando mi mejilla.
Me alejo de ella. —¿Quien te habló? — pregunta Daniel.
—Estoy ocupada...
—Ven con nosotros. — me dice Brieg sonriendo de forma sexy. Yo me sonrojo y le sonrío ligeramente. —¡Deja al idiota!
—¡Daniel, tengo que irme! — le grito y logró escuchar un "¡Pero tengo algo importante que decir..." cuando cuelgo.
—Chicos quiero descansar.
Pero ambos me ignoran y cuando me doy cuenta, están dormidos. Así que me toca meterme al lado de Brieg porque él abraza a Elena en la orilla y yo tengo la otra orilla. Por lo menos dormiré al lado de mi amor. Mi dedo se aventura a su espalda y siento su calor antes de que él comience a roncar y me haga alejarme de él.
Ronca peor que mi madre. Diablos...

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Cuando abro mis ojos no lo hago por una razón sana o algo así. Lo hago porque un enorme brazo bronceado acaba de golpearme el cuello. Brieg se ha montado sobre mi espalda y me está abrazando con fuerza, su brazo aprisionando mi cuello. Está tan caliente que comienzo a sudar por mis intentos de quitar su pesado brazo.
Debo comenzar a comer más verduras.
—¡Brieg! ¡Me estás dejando sin respiración...!
—Calla, cariño. — él arrastra la voz pero me suelta un poco del cuello, aunque su enorme pierna me toma con más fuerza de la cintura y me acerca más a él.
Tengo calor pero esto es un sueño hecho realidad. Así que me acurruco junto a él y cierro mis ojos, imaginando nuestra boda y la forma en la que sus brazos me abrazarían cuando al fin sea la señora Orci.

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Uno, dos, tres, cuatro, salto, arriba y cerca de él, pierna...
Los ojos de Brieg brillan con concentración, centrados sólo en mi mientras bailamos frente a nuestros compañeros. Mi estómago se derrite y mis piernas tiemblan pero no pierdo el ritmo. Él agarra mi pierna con ternura y firmeza y luego me deja deslizarme por su brazo. Sus ojos nunca se separan de nuestros cuerpos juntos, de mis ojos. Sus labios de vez en cuando sueltan pequeñas sonrisas suaves y coquetas que me hacen respirar más difícilmente.
—Bien hecho, hermosa. — me dice cuando acabamos y me suelta, como si hace unos segundos no hubiéramos estado compartiendo el mismo sentimiento y coordinación perfecta.
Finalmente lo tengo.
—Bien hecho, Orci. Ha demostrado que puede ser un gran maestro. Ahora quiero que lo practiquen más. Quiero verlos más juntos en sentimientos. Orci, se ve distante. No es lo mismo.
Orci le frunce el ceño al profesor Thompson.
—¡Quiero sentimientos, Orci! De eso trata el arte. De comunicar. No es lo mismo un baile sin sentimientos a un baile con ellos.
—¿Y como supone que logre eso?
—Averígüelo usted, usted es el artista.
Y con eso nos deja a todos, saliendo por la puerta. Para mi tiene sentimientos. Me parece que yo no podría verme o sentirme incluso más enamorada.
—Necesito a Serene. — gruñe después de un rato en el que todos nos quedamos pensando, causando que yo me llene de preocupación.
¿Qué más? ¿Va a decirme que es mejor que me vaya y lo deje con Serene?
—¡Y yo necesito que te esfuerces! Serene no va a volver. — lo regaña Esteban.
—¡Lo hice! Blair es perfecta, sus pasos, todo es como debe ser, pero no será lo mismo sin Serene. Ella era mi novia, era fácil amarla en el escenario.
Auch.
Qué idiota.
—Pues entonces ve a buscarla y ya. — le digo a Brieg antes de salir de la clase.
Él me regaña un poco pero hago como que no lo escucho y tomo mis cosas antes de irme. Me toma del brazo deteniéndome con rostro serio. —No necesito más mierda ahora, ¿Comprendes?
—¡Pues entonces déjame! ¡Yo no estoy dándote lata!
No dejaré que me trate así y luego espere que le de chocolates como agradecimiento. Y como que agarro más enojo y le frunzo el ceño. —Si no quieres más mierda, deberías ser más agradable. Yo no estoy para servirte ni aguantarte.
—No me refería a ti...
Lo ignoro y me alejo de él con pasos decididos.

DIN DON.
Me levanto rápidamente a abrir la puerta y veo a Brieg. Sabía que vendría. Pero tengo mi discurso preparado. Como "no me puedes tratar así, ve con tu Serene, adiós"
Pero lo que me dice es algo que no puedo manejar.
—Ven a mi casa. Lo siento por lo de hoy. Vamos a arreglarlo.
Y no me deja pensarlo, me toma del brazo y me lleva a su camioneta, antes de subirme le grito a Daniel un "te veo luego" y nos dirigimos a su casa. Él está aún furioso, puedo sentirlo mientras maneja con rapidez. No me habla y no hay música. Nada. Nos bajamos cinco minutos después en una casa azul con un gran jardín donde hay tres perros. Uno es un golden oscuro y los otros dos son un pug y un bull dog blanco. Cuando ellos ven a Brieg comienzan a llorar y a correr cerca, tratando de atraparlo.
—Eh... mis perritos. — me dice Brieg cuando abre la cerca y deja que ellos lo atrapen en besos.
No contesto, pues sigo analizando lo que diré para alejarme de él y que busque a su Serene. Entramos a la casa y él deja pasar a los perros antes que a mi y cuando estamos caminando hacia atrás por el pasillo, unas patas grandes me golpean en la espalda y me caigo al suelo, haciendo que los grandiosas ideas se vayan volando.
—¡Franco! — ríe Brieg y yo cierro mis ojos al sentir la lengua de "Franco" en mi cara.
El pug también se acerca y comienza a jalonear mi cabello con sus dientes y el bulldog se queda al lado de Brieg como pidiendo atención por lo cual Brieg no puede quitarme a sus perros de encima. Brieg está carcajeándose y yo suelto pequeñas risitas sin abrir la boca ya que Franco quiere besarme demasiado.
—¡Le gustas! ¡Franco, déjala!
Las enormes patas de Franco comienzan a dolerme y trato de alejarlo pero él me ladra por lo que tengo que quedarme donde estoy mientras continúa su acoso de besos y Brieg decide que soy demasiado graciosa.
Sí, no puedo evitarlo. Comienzo a reírme y me doy cuenta que será imposible quitarme a Franco o pug de encima así que simplemente cierro mis ojos y tapo mi cara. Dejaré mi dilema para más tarde.