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¿Qué le pasa a Daniel?

Brieg me observa atentamente mientras yo termino mi baile, él trata de hablarme de vez en cuando y yo soy bastante cuadrada al responderle. Han pasado dos largos días y no se me ha antojado hablarle. Me escribió mensajes y no le respondí. A veces me siento idiota pero trato de ser fuerte. Me invitó a comer con los chicos pizza pero decidí que quedarme en mi cuarto viendo televisión era más divertido. Me dan ganas de arrepentirme pero no me lo permito. Y si él no me quiere pues que se quede con Serene pero simplemente...
Una mano fresca envuelve mi muñeca y levanto mis ojos hacia los curiosos de Brieg.
—¿Todo bien? — cuestiona, elevando una ceja oscura. Sus facciones son preocupadas.
—Sí. — sonrío y le arrebato mi brazo de sus manos.

Por la noche, estamos hablando con las chicas cuando Daniela encuentra la carta que me dieron el otro día. Ella grita de emoción al leerla y me pregunta quién creo que es. Elena sólo nos observa con diversión.
—Pensaba que era Esteban. — le digo.
—¿Que no es gay?
—¿Lo es? Bueno, lo descarte rápidamente porque no llevamos años conociéndonos. No sé quién podría ser.
—¿Que tal Brieg? — cuestiona Daniela.
—Brieg me robó mis cartas... él no es, si lo fuera, en vez de robarlas me las hubiera dado. Tiene que ser alguien de aquí, pues las cartas siguen al grupo.
Daniela se queda pensando y Elena nos interrumpe. —¿Brieg tiene tus cartas?
—Tiene dos. No he podido leerlas.
Ella frunce el ceño y se pone un suéter. —Vamos por ellas, entonces.
—Ya no le hablo. — le digo triste.
—Pues las tomaremos y ya.
Y con esa afirmación, salimos y subimos a su cuarto, que está vacío y bastante limpio. Encontramos su gabardina y yo rápidamente meto mi mano ahí para buscar las cartas. No encuentro nada. Daniela y Elena se meten al baño a buscar y yo reviso en sus pantalones cuando la puerta se abre y me quedo estática. Brieg me ve y luego sonríe.
—¿Estás robándome?
Elena y Daniela se callan en el baño y yo suspiro. Me dejaran sola a enfrentarme a esto.
—Quiero mis cartas. — le digo elevando un dedo, como si no estuviera mal que yo estuviera aquí "robándole" mis cartas.
—¿Por qué? — pregunta con ojo traviesos.
—Porque son mías.
—No quiero dártelas, te lo había dicho.
Suspiro y él vuelve a sonreír hacia mi.
—Pero... tienes opciones.
—¿Por qué? Me pertenecen y deberías dármelas.
—No. — Se acerca al armario y se pone un suéter oscuro. —Suerte con eso.
Me guiña y luego está a punto de irse cuando le grito: —¡Está bien! Pero es injusto.
—Bien. Entonces, vas a decirme por qué estás enojada conmigo y ya no me hablas y yo te daré tus cartas.
Él tiene ese rostro necio y lindo que me hace querer darle un puñetazo. —¿Lo prometes?
—Claro que sí, gatita.
Suspiro y asiento. —Saca las cartas y tenlas a la vista.
Él agarra rápidamente una mochila y saca dos cartas, me las enseña y me guiña un ojo.
—Estoy enojada contigo porque eres un idiota y no te hablo por la misma razón.
Él eleva una ceja y se ríe. —Tienes que ser específica.
—Lo siento, Brieg, pero no diste especificaciones y lo prometiste. Ahora, dame las cartas.
Él suspira y me las da, su rostro arrugado con un puchero. No lo veas a los ojos, podrías morir de amor.
—Pero tienes que dejar de estar molesta conmigo, Blair. — se queja. —Iré a la pizza con los chicos. ¿Quieres venir? Hay una pizzería italiana cerca.
No aceptes. No aceptes.
—Tengo que quedarme arreglando mi cuarto.
—¡Vamos Blair! Ya deja de ignorarme. — se queja y toma mi nuca para que lo mire.
Si Elena y Daniela estuvieran aquí... —Dime que sí y te juro que dejaré de molestarte... mejor dicho, dejaré de preguntar por qué estás enojada. No prometo dejar de molestarte.
Suspiro y asiento. ¡No voy a ignorar esta oportunidad! Le digo que me de un tiempo para arreglarme y lo hago. Leo las cartas y me quedó impresionada por lo que dicen. Pareciera que es alguien que me conoce, por los detalles que pone.
Salgo, llevándome una carta conmigo y busco a Brieg. Él está en su cuarto poniéndose su bufanda y me sonríe cuando llego con él. Lastimosamente no puedo evitarlo y le sonrío.
—Preciosa. — murmura hacia mi y luego salimos juntos.
Casi todos están con nosotros, vamos caminando y contando historias. Yo voy riendo y tratando de no prestarle tanta atención a Brieg, pero en el momento en que él me toma de la mano me es imposible estar lejos de él física y emocionalmente. Llegamos a la pizzería y recibo una llamada de Daniel. Él me pregunta si estoy libre ahora, que está visitando Londres solo. Me alejé de Brieg cuando vi que era Daniel y por eso sé que ha querido decirme Daniel.
—Llevo bastante tiempo sin estar cerca de ti.
Sonrío y siento un pequeño latido más fuerte de mi corazón.
—Estoy en una pizzería italiana. — le digo y le doy la dirección, después me dice que llegará en unos minutos y le advierto que estoy con mis amigos pero parece no importarle.
Voy al lado de Brieg y espero ansiosa hasta que lo veo entrar con una bufanda y gorro. Sus mejillas están rojas al igual que sus labios y está temblando un poco. Sus ojos lindos se dirigen a mi y me sonríe.
—¿Por qué le sonríes? — me pregunta Brieg y yo le frunzo el ceño. —¿Quien es?
—Daniel.
Su ceño se profundiza más y toma mi brazo antes que pueda levantarme a abrazarlo. —Que se siente con nosotros.
—No los conoce y sólo quiere hablar conmigo.
Y con eso me levanto y lo abrazo. Él me sostiene con fuerza y no me suelta, por lo que le digo que lo haga. Nos sentamos juntos y le cuento lo que me ha pasado, él escucha con paciencia y siento un enorme alivio tenerlo de nuevo a mi lado, solo, sin Katheryn o nadie. Al finalizar acaricia mi mano y yo le sonrío feliz.
—¿Puedo? — Brieg se sienta a mi lado y me empuja a la esquina, por lo que Daniel tiene que soltar mi mano. Daniel me guiña un ojo y Brieg se tensa a mi lado. —¿Te parece linda mi novia?
Daniel frunce el ceño y luego suelta una risa. —Si ella fuera tu novia, yo lo sabría.
—Puede que te haya olvidado. ¿No te parece extraño que sólo haya desaparecido así y te haya dejado?
—No, no realmente. — Daniel se defiende y yo trato de que dejen de pelear con un "Brieg no es mi novio..." aunque lo deseara.
—Somos novios, Blair, no tengas miedo de herir a este tipo inútil.
Daniel simplemente lo observa y Brieg le vuelve a gruñir. Daniel me mira a mi y en sus ojos puedo ver que simplemente está pidiéndome permiso para patearle el trasero, sólo quiere mi permiso.
—No te andes con rodeos. — le dice Brieg. —¿Por qué no simplemente le dices lo idiota que eres y que le escribes esas estúpidas cartas?
Daniel se pone pálido y yo veo que detrás de él llega su novia, Katheryn, sonriendo.
—Blair...— comienza a explicar Daniel.
—¡Creí que ibas a ir con tu hermano! — lo interrumpe Katheryn.
Daniel se pone incluso más pálido y de repente tengo a Elena a mi lado. —Hola, nena. — saluda Daniel.
—¿Con novia? ¿Cómo puedes siquiera ser hombre...? Me gustaría ver cuando le digas a tu noviecita que ya no la amas. — Brieg dice, furioso.
Le frunzo el ceño. —¿Qué te pasa, Brieg? ¡Vete!
—¿De que hablas, Brieg? — le pregunta Elena.
Daniel y Katheryn están bastante tensos y yo simplemente quiero desaparecer. Brieg ve a Elena furioso. —Del amor que Daniel no se atreve a confesar. Le manda cartas.
Elena le frunce el ceño y sus ojos se llenan de enojo. —Nadie puede tener vida privada. Yo le mandé las cartas a Blair. Estoy enamorada de ella.
Frunzo el ceño confundida y en lo único en que puedo fijarme es en Daniel, quien me ve esperando mi reacción, pálido y con ojos preocupados, su prometida enrollada en sus brazos. Brieg se levanta furioso y se va, dejándome con ellos tres que... simplemente no entiendo.

No Juegues en las Fauces de un Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora