¡La loca viene por mi!
Dos días después estoy en mi cama, contándome historias a mi misma sobre lo perfecto que sería si pudiera ir a bailar. Dios, necesito estirarme. Brieg me llevó al hospital después del golpe y me dijeron que debía descansar, pusieron una venda apretada y aquí estoy, acostada en mi cama con un montón de almohadas que mi madre me trajo para ver televisión con un perro ruidoso a mi lado que juega con ternura con uno de mis peluches de dinosaurio verde. Quiero regañarlo por adueñarse de mi dinosaurio pero después de pelear por él por diez minutos decidí que era inútil. Suspiro y le doy volumen a la televisión, pues los jadeos de piggy son horribles. Él me ladra y yo pego un salto, decidida a llamar a Brieg.
El día que me caí se me cayo mi teléfono y lo perdí y simplemente ya no está, así que Brieg decidió dejarme el suyo en caso de emergencia. Y también me dejo a su perro para hacerme compañía como también su chaqueta de cuero. Eso me hace sonreír, pues parece tener motivos grandes para volver conmigo. Enciendo su teléfono y abro sus mensajes, repasando de nuevo todos los mensajes de Serene. Ella le hablo hace tres días pidiéndole verse en un bar. ¡Brieg no contestó! Me emocioné porque quizá era por mi o algo así pero subiendo por los mensajes me di cuenta que él nunca le contestaba. No desde hace un mes. Antes, él contestaba cortante y así pero siempre respondía. Ahora, él simplemente leía el mensaje. Incluso encontré uno de ayer sin leer y no fue porque yo tuviera su teléfono. Me pregunto por qué ella quiere seguir viéndolo. ¿Le gustara tanto? ¿Por qué no lo deja en paz de una vez por todas?
Mi mirada cae en el pequeño perro que está a mi lado comenzando a dormirse y me pongo incluso más pensativa. ¿Ella lo visitará a menudo?
—¿Conoces a una tal Serene, Piggy? — le pregunto al perrito, pero él sólo saca su lengua.
Comienzo a buscar el número que Brieg me dejó para que lo llamara, sin importarme que quizá todavía esté en la universidad. Necesito... ¿Qué necesito? Bueno, no necesito nada. Pero podría invitarlo a una noche de películas y helado. Eso sería genial. Y fresas. Y manzanas. Amo las manzanas.
Al fin encuentro el número y cuando estoy a punto de llamarlo, entra una llamada.Serene
Mis ojos se abren ampliamente y dudo muchas veces en si contestar o no y cuando estoy a punto de hacerlo, cuelga. Alivio recorre mis huesos pero también curiosidad. ¿Qué habrá querido decir? Mi respiración se acelera cuando veo que ella vuelve a llamar. Esta vez contesto casi enseguida y con manos temblorosas me pongo el teléfono en la oreja.
—¿Hola? — digo imitando la voz de Brieg.
—¿Quién es?
Vaya, parece conocerlo bien... como para reconocer su voz. —¿Quien eres tú?
—Es obvio, soy su novia. — su vocecita dice con irritación.
—¿En serio? Qué mentira, porque parece que yo soy la novia.
¡Mentira más grande! ¿Y si me reconoce? ¿Qué le diré? ¿Brieg irá a cubrirme?
—Ah... ya sé quién eres. Blair. — su voz ronronea. —¿Estás en su casa?
Piggy decide atacarme esta vez para jugar y yo gimo un poco por el esfuerzo de alejarlo sin lastimarlo.
—No. Estoy en la mía y se dejó el teléfono aquí así que no te atrevas a llamarle de nuevo.
Diablos, parezco una idiota. Parezco una mujer celosa, lo cual no soy. ¿O lo soy? Diablos, esas preguntas no se hacen.
—Escucha, Blair, sé que no eres su novia. Él no haría eso contigo. Y no voy a dejar de llamarle porque él sigue siendo mi chico. Y aunque no lo creas siempre va a estar ahí para mi. Así que lo siento si te decepcioné.
Me quedo callada, los argumentos que tenía para ella desaparecen de mi cabeza. ¿Ahora qué podría decirle?
—Bueno. — le digo.
¡Seré idiota! Ayyy, a veces me caigo tan mal.
—Que bueno que lo entiendes. Necesito hablar con Brieg, ¿podrías pasármelo?
No.
—No. Está ocupado.
—Bien, entonces voy a llegar. Te veo en diez.
¿Qué le pasa a Serene? Le mando un rápido mensaje a Brieg que venga rápido con palomitas y golosinas, pues no creo que Serene venga pero de todas formas...
—¡Mamá! — grito con fuerza y ella llega unos minutos después, viéndome con preocupación. —Esto es una emergencia. Viene el diablo en diez minutos.
¿Pero vendrá aquí o a la casa de Brieg? ¡Como sea! Hay que estar preparadas.
—Entonces, tú la dejas entrar y agarras un bate de béisbol y la golpeas.
Ella eleva sus cejas gruesas. —No tenemos bate, Blair. ¿Y si mejor le cierro la puerta en la cara?
—¿Y la pelea dónde quedaría ahí?
—Tú no peleas. Eres más niña que una niña.
—Eso no tiene sentido. — digo y ella ríe. —Pero puedo hablar y tengo buenos argumentos. ¿Ves a Piggy? Le puedo decir que Brieg me lo regaló como promesa para quedarse toda la vida conmigo.
Mi mama sólo me observa pero después de eso ella no se niega a ayudarme y en diez minutos exactos escucho el timbre. ¿Cómo sabía que tenía que venir a mi casa? Realmente no esperaba que viniera. Imaginé que iría con Brieg a su casa. Ahora tengo miedo.
—¡Blair, tienes visitas! — grita mi madre siguiendo su papel.
Piggy se lanza a mis brazos y yo lo cargo, con miedo. Ahora ya no sé qué hacer. Comienzo a acariciar el cuerpito de Piggy y escucho cuando los pasos se acercan a mi habitación. Una chica hermosa y esbelta se para cerca del marco y me sonríe con triunfo.
Entra y despide a mi madre, sentándose en la cama a mi lado. De repente, Piggy es presionado más duro contra mi pecho.
—Veo que tienes a Gus. Se lo regalé a Brieg hace poco.
Mis dientes se aprietan con fuerza. Tenía un argumento sobre Piggy.
—Ya veo.
—¿En donde está Brieg? Llevo días buscándolo... — ella se calla inmediatamente y me doy cuenta que le molesta eso y que quizá no quiere que lo sepa.
No voy a decirle dónde está. No seré idiota.
—Estuvo conmigo.
Ella se pone roja quizá por el enojo. —¡Ya basta! — me grita y se acerca con un dedo en alto. Ahora está comenzando a asustarme. ¿Tiene algún problema mental? —No te metas conmigo, Blair. No seas estúpida.
—¿Amenazas? Wow, eso no me lo hubiera imaginado.
Sus ojos se vuelven oscuros, su pupila volviéndose grande y grande. Ay, no. Mejor no hubiera dicho nada.
—Deberías alejarte de Brieg y de mi. No sabes de lo que soy capaz.
—¿Vas a matarme si te digo que estamos saliendo?
Su cara se congela y estoy a punto de gritarle "¡Aborten la misión!" A mi madre pero no lo hago, en vez de eso elevo más mi cabeza y me pongo lista para lo que venga. No voy a lastimarla. Pero quiero que deje su actitud de loca y comience a ser humana y razonar.
—No sales con él, eres demasiado poco para él.
—¿Y tú sí eres perfecta para él? — le pregunto.
—Sí. Yo sí.
—Deberías entender que algunas personas cambian.
—¡No trates de darme sermones! — grita y su mano se mueve con rapidez hacia mi cara y un enorme "¡PLAS!" Suena y cierro mis ojos.
Mierda. ¡Aléjate de la loca, aléjate! Mi madre entra justo para salvarme, pues la tipa se lanza sobre mi y Piggy corre lejos.
—¡Aléjate de mi hija! — grita mi madre con su tono autoritario y la toma de los hombros, alejándola de mi y yo veo que su rostro rojo y furioso. Pero mi madre no es tan fuerte y ella está loca, así que se lanza de nuevo contra mi y yo trato de empujarla.
Siento que moriré y me regaño muchas veces por ser una idiota y querer salir airosa de esto cuando ella trata de golpearme repetidas veces. Quizá lo logra o quizá yo logro detenerla pero de repente ella ya no está sobre mi.
—¡Serene! — la voz masculina y enojada de Brieg suena. Incluso un poco asustado.
Ella lo golpea muchas veces y luego se tira al suelo, haciéndose un ovillo y llorando. Brieg me analiza rápidamente antes de ir con ella y levantarla. —Tienes que irte. Tienes que irte ahora.
—Tú me engañaste. ¡Me fallaste! — ella le grita pero Brieg simplemente la saca con facilidad del cuarto y yo continuó escuchando los gritos llenos quizá de locura de Serene.
—¡Estás...! — mi madre se tapa la boca y yo bajo la mirada a mis brazos.
Suspiro. Están llenos de rasguños y marcas rojas.
—¿Qué acaba de pasar? — le pregunto a mi madre y lágrimas de aflicción se juntan en mis ojos.
Ella se tapa la cara y comienza a llorar. Yo, asustada, sólo escucho cómo Brieg trata de sacar a una Serene gritando como loca.
—¡Ella dijo que tú eras su novia! ¡Por eso lo hice, Brieg! ¡Tú lo sabes! ¡La odio! ¡La odio mucho!
—Déjala en paz. Ella es mía. Aléjate de nosotros de una puta vez.
Ella continúa gritando, como si no hubiera escuchado y después no escucho más. Piggy se acerca a mi todo electrizado y lamiéndome por todas partes. Yo lo abrazo y lo pego a mi pecho, con miedo. Quizá no todo fue tan malo. Quizá ella sólo estaba muy enojada. Quizá no está loca como yo pienso. Quizá sólo... sólo estaba peleando por lo que quiere.
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No Juegues en las Fauces de un Lobo
ChickLitAl principio, mi crush me parecía un completo ángel perfecto. Luego, abrió la boca y su hostilidad apareció y me pareció un tipo desagradable que se cree el centro del universo y cree que todas las chicas se mueren por él. Y puede que sea cierto pe...