Vi como la cara de Viky se cambiaba a tristeza y la cara de Posy de extrañada. Me hizo mucha pena verlos así, le tenían mucho cariño y seguramente no esperaban la noticia.
-Lo siento mucho Catnip.- dijo Gale saliendo del comedor. No sabía que estaba aquí.
-No importa. Solo venía a deciros esto y a preguntaros si querías venir a su funeral. Lo enteraremos en nuestro jardín esta tarde.
-Claro sería un placer. Cuando vengan Rory y mi madre se lo comentaré.- dijo Gale. Siempre era amable cuando alguien tenía un problema o estaba triste por algo.
-Bueno tengo que irme. Tengo que preparar las cosas para el funeral.
-Hasta esta tarde Catnip.- dijo Gale dándome un abrazo.
-Hasta esta tarde chicos.- dije despidiéndome con la mano.
Llegué a casa y vi que Prim estaba llorando otra vez.
-Hola Katniss. ¿Podrías ir a buscar el pan?- me pregunto mi madre mientras hacia la comida.
-Claro.
Fui a la panadería. Peeta estaba atendiendo a la gente. Cuando me vio se le dibujo una sonrisa muy grande en la cara.
-Buenos días Katniss.- dijo mientras me daba un pequeño beso en los labios. No me acordaba de que estábamos saliendo.
-Buenos días Peeta.- dije no muy contenta. Aún estaba pensando en el conejito.
-¿Qué te pasa?- preguntó con voz dulce.
-Que el conejito que tenía en casa se nos ha muerto.- dije igual de triste.
-Lo siento mucho. ¿Quieres que te ponga medio pan?-dijo animado, seguramente para que me sintiera mejor.
-Claro.- dije mientras él me ponía medio pan.
-Toma. Espero que este en un lugar mejor.- dijo. Yo también lo esperaba.
-Adiós Peeta. Hasta mañana.
-Adiós Katniss.- dijo dándome un beso en los labios.
Me dirigí hacia casa pensando si debería haberlo invitado al funeral o no. Acabé en que he hecho bien lo de no decírselo, porque mi madre aún no sabía que estabais saliendo.
Al llegar a casa la comida ya estaba hecha. Comimos rápido para que nos diera tiempo en preparar el funeral. También tendríamos que ponerle un nombre.
-Prim, ¿te gustaría ponerle nombre al conejito?- le pregunte mientras recogíamos la mesa.
-Si. Yo le llamaba Winter porque me recordaba al invierno.- dijo con una sonrisita.
-Es muy bonito.-dije.
-No quiero enterrar a Winter. Ojalá estuviera viva. Seguro que le encantaría saber cómo se llama.- dijo a punto de llorar.
-No te preocupes. Seguro que está en un sitio mejor.- dije dándole un abrazo.
Al acabar de limpiar la casa nos preparamos para enterrar a Winter.
-Prim, estas preciosa.- dije. La verdad es que estaba preciosa.
-Gracias.- dijo sonrojándose.- tu también lo estas.
-Pero tú más.- dije dándole un abrazo.
Después de diez minutos de prepararlo todo llamaron a la puerta.
-Hola. Pasad.- dijo mi madre que había ido a abrir.
La madre de Gale nos había traído comida. No la necesitábamos pero creo que ellos sí.
-Gracias.- dijo mi madre mientras cojea la comida.
-No es nada tranquila.- dijo Hazelle.
Fuimos al patio y Prim y yo enterramos a Winter. Prim no paraba de llorar. Viky y Rory también estaban muy tristes. Creo haber visto que a Viky se le escapaba alguna lágrima. Gale intentaba aguantar la tristeza, pero lo conozco demasiado para no saber que estaba muy triste.
Al acabarlo de enterrar tomamos algo. Un poco de pan con queso de Lady. Yo preferí salir a fuera a tomar un poco el aire.
-Katniss. Come un poco de pan.-dijo mi madre insistiendo.
Cogí un poco de pan de la mesa y salí fuera. Gale vino detrás de mí.
-Hola Catnip. Lo siento mucho de verdad.- dijo Gale animándome.
-Yo también lo siento.
-Seguro que está en un sitio mejor.- dijo pasándome un brazo por encima del hombro.
En ese momento me acordé de Peeta. Ahora mismo me gustaría estar con él. Tendría que decírselo a mi madre.
-¿Quieres pan?- le dije a Gale al ver que él no tenía.
-No gracias. He comido antes de salir y no quiero malgastar la comida.- dijo y me puse a mordisquearlo.
Nos quedamos unos minutos en silencio. No teníamos de que hablar. Entonces Gale interrumpió la conversación.
-¿Tu madre no tendrá alguna especia de medicamento para el resfriado?- dijo.
-Sí, ¿porque lo dices?
-Posy está enferma y no nos queda ni una sola gota de medicamento.- dijo.
La verdad no me había dado cuenta de que no había venido. Normalmente no se necesita ningún medicamento, pero con una niña de dos años si no le das medicamentos tiene muchas probabilidades de morir.
-Sí que tengo. Después te los doy.
-Gracias Catnip- dijo y por algún motivo se inclinó hacia mí y me besó. Hoy por lo visto no tenía muy buena suerte porque por allí cerca pasó Peeta.