Peeta Mellark me estaba besando. Yo nunca había besado a nadie. No sabía porque lo hacía, ni porque me gustaba, ni porque me sentía tan extraña.
Se separó de mí lentamente. Nos quedamos en silencio un minuto. No sabía que decir. Esto era nuevo para mí.
-Katniss, ¿quieres salir con migo?- dijo. Me quede sorprendida. Peeta Mellark quería salir con migo.
Me pensé un rato la respuesta. Nunca me había pasado esto.
-Si.-dije no muy segura, pero él me abrazo muy fuerte.
No estaba segura de si esto era lo correcto. No sabía si a mi madre le gustaría la idea de que saliera con el panadero.
-Toma tu pan. Espero que lo disfrutes.-dijo dándome un beso en la mejilla.
-Gracias.- dije sonrojándome.
Me dirijo a casa pensando en lo que pensaría mi madre sobre que saliera con Peeta. Supongo que no le gustaría mucho, así que fui pensando en cómo decírselo, pero sin decírselo. Solo para saber su opinión.
El trayecto se me hizo demasiado corto. No me dio mucho tiempo para pensar.
-Katniss. Al conejito le encanta la casa.-me dijo Prim con una gran sonrisa.
-¿Donde esta?
-En su casita. Se ha quedado dormido.-dijo Prim señalando el patio.
-Katniss ¿has traído el pan?-dijo mi madre.
-Sí, toma.- dije dadle el pan.
No le dije nada a mi madre ni a Prim.
Comimos normales, como siempre. Nos fuimos a dormir temprano, hoy habían pasado muchas cosas y mañana tendríamos que dejar al conejito libre, también le pondríamos un nombre.
Era domingo. Como siempre los pájaros me despertaron. Aunque, como había dormido bien, no estaba de mal humor.
En el comedor estaba mi madre. Creo que Prim aún no se había levantado.
-Buenos días mama.- le dije dándole un abrazo.
-Buenos días cariño.- dijo devolviéndome el abrazo.- Katniss, Prim está en el patio. Me ha dicho que habéis construido una casa para el conejito.- dijo un poco triste.
-Sí, no te importa, ¿verdad?
-No. Lo siento mucho cariño, pero el pobre conejito ha muerto.
¡¿QUE?!. Estaría de broma. Un domingo que me levanto de buen humor y va mi madre y me dice esa noticia.
No sé porque pero tengo muchas ganas de llorar. No sé ni cómo ha muerto. Lo único que se es que ese conejo lo quería mucho. Estoy enfadada y triste a la vez. No me puedo imaginar como estará Prim. Si yo tengo unas ganas de llorar increíbles, imagínate a ella que con estos temas es más sensible.
-Tranquila.- me dice mi madre para que me tranquilice. En ese momento solo tengo más ganas de llorar y lo echo todo. A mí esto nunca me había pasado, no sé porque ahora si.- Prim está en el patio. Seguiré preparando el desayuno. Tú ve a hablar con ella.
Seguí las órdenes de mi madre y fui a hablar con ella. Estaba sentada en el suelo con los ojos rojos de tanto llorar. Tenía al conejito en frente. No le habíamos puesto ni nombre y muere.
-Hola Prim.- dije triste. Ella vino hacia mí y me dio un fuerte abrazo. Empezó a llorar. Yo también tenía ganas de hacerlo, pero no lo hice para no ponerla más triste.- tranquila. Algún día iba a pasar. Seguro que no esperábamos que fuera tan pronto, pero ya no podemos hacer nada.- le dije para que se calmara.
-Lo se.- es lo único que pudo decir.
-¿sabes cómo murió?- le pregunte. Era una espera en eso y seguro que lo sabía.
-Se congelo de frio. No pudo entrar en la casa y se congelo del frio.- dijo. Ahora lo que me gustaría saber es porque no pudo entrar en la casa, pero ya lo averiguaría mas tarde.
-Vamos dentro. Mama ya ha preparado el almuerzo.- dije separándome de ella y siendo hacia dentro.
-¡Espera!- dijo parándose de golpe.- tenemos que coger el conejito.
-Tranquila entra. Ya lo cojo yo.- dije. Cogí el conejo con su casita y me fui a dentro.
Desayunamos en silencio. Raramente el tema del conejito nos afectó a las tres. A Prim y a mí, eso era normal pero a mi madre no. Aunque seguramente lo hacía porque éramos sus hijas y sabía lo que nos pasaba.
Acabamos de desayunar y Prim volvió con el conejito.
-¿Habéis pensado en cuando lo vais a enterrar?- dijo mi madre con tranquilidad para que pareciera que no era un tema muy importante.
-Podríamos hacerlo hoy.- dije mirando al conejito.- ¿qué te parece Prim?
-Vale.- dijo, seguro que le daba igual. Ahora solo le importaba el conejito, aunque esto tuviera que ver con él.
Fui a buscar a Gale para darle la noticia. A él no le importaba, pero a Posy a sus hermanos sí.
Llamé a la puerta de su casa. Viky vino abrirme acompañado de Posy.
-Hola Katniss. ¿Porque estas aquí?
-He venido a deciros que el conejito que teníamos se ha muerto.
Ya he subido capitulo. Si podeis darme ideas para los proximos capitulos me seria de mucha ayuda.