Ni el miércoles, ni el jueves, ni el viernes pasó algo interesante, los días fueron igual que siempre, solo que el viernes sí que preste atención a las canciones y me sorprendieron todas las canciones, eran muy bonitas.
Era sábado 8 de marzo. Hacia un día muy bonito, los pájaros cantaban y eso hizo que me despertara, aunque ya era muy tarde y no tenía sueño, hizo que me pusiera un poco de mal humor igual. Fui a desayunar, Prim y mama ya estaban levantadas. Prim estaba jugando con el conejillo que encontré saliendo de la panadería y mama estaba preparando el desayuno, lo que hizo que supusiera que Prim se acababa de levantar.
-Buenos días mama, buenos días Prim.-dije dándole un abrazo a cada una.
-Buenos días cariño.-dijo mi madre mientras ponía los platos en la mesa.
-Buenos días Katniss.-dijo Prim mientras me llevaba el conejito.- el conejito ya puede saltar.-dijo en contenta pero a la vez triste.
Se emocionaba porque ya se encontraba mejor, pero estaba triste porque eso significaba que pronto el conejito nos tendría que dejar, a mí me pasaba lo mismo, no quería que el conejito nos abandonara.
-No te pongas triste.-le dije en tono suave.- mama ha dicho que no nos lo podemos quedar, pero te puedo ayudar a construirle una casita y ponerla cerca de nuestra casa, para que así esté cerca de nosotras pero que no esté en casa.-le dije susurrando para que nuestra madre no se enterara.
-Gracias Katniss.- dijo dándome un fuerte abrazo, lo encanta dar abrazos.
-De nada Prim.
-Bueno cuando queráis empezamos a desayunar.- dijo mama. Creo que tenía bastante hambre.
Desayunamos y al acabar, Prim y mama se pudieron a lo suyo mientras yo cogía el arco y las flechas y me dirigía al bosque, donde allí me esperaba Gale.
-Hola Catnip.- dijo Gale entusiasmado.
-Hola Gale, hoy has venido muy pronto ¿no?- dije, la verdad es que no esperaba encontrármelo, pensaba más en tenerlo que esperar un par de minutos.
-Si bueno. Hoy toda mi familia se ha levantado temprano por culpa de Posy.- dijo echándole toda la culpa a Posy.
-No creo que toda la culpa haya sido suya ¿no?, seguro que alguna cosa le habrá pasado para que os molestara.- le dije. No era justo que le chara toda la culpa a su hermana pequeña.
-No tengo ni idea. Ha empezado a llorar y como nadie le hacía caso he decidido venir aquí al bosque.
-¿Y la has dejado sola llorando?- dije con cara de sorpresa.
-No, mi madre la estaba intentando calmar, pero aún estará tratando de hacerlo.
-¿Has cazado algo?-dije cambiando de tema.
-No. Te estaba esperando- "seguro" dije para mí misma.- pero he colocado unas cuantas trampas, hace rato que no las miro, tal vez haya algún animal.
-Bueno, pues vamos a mirarlo.
No había ningún animal en las trampas, por lo visto el bosque estaba muy vacío. Andamos diez minutos hasta encontrar unos pavos. Nos paramos de golpe. Gale llevaba unas cuantas piedras en las manos para espantarlos y que sea más fácil cazarlos que si están escondidos. Yo llevaba el arco preparado. Nos acercamos lentamente, Gale tiro una piedra y yo rápidamente lance una flecha a uno de los pavos que había. Le di en el ojo como siempre.
Cuando ya teníamos cinco, los fuimos a vender, nos quedamos con mucha comida, demasiada y todo. Antes de comer ya habíamos terminado y la tarde la tendríamos libre para hacer lo que queramos.
Llegué a casa y, como no, teníamos otro paciente. Al menos a este se le veía perfectamente la cara, solo se había echo daño en el brazo, supongo que jugando se habrá caído. Deje los pavos en la cocina.
-Prim voy a buscar material para hacer la casita del conejito ¿vale?- le dije en un susurro para nadie se enterara.
-Claro. Al lado de la casita de Lady hay un poco de madera que nos sobro.- me dijo también en un susurro.
-Prim por favor tráeme unas cuantas hierbas.- dijo mi madre a Prim.
-Claro.- respondió Prim.
Me fui a la casa de Lady a por la madera, teníamos suficiente como para hacerle una casita, pero después me vino a la cabeza que el pobre conejo necesitaba un sitio más grande donde poder correr y como no teníamos suficiente madera, pensé en hacerle un patio con ramas.
Acabé de coger las ramas, que mi madre me llamó a comer. Fuimos a comer y cunado mama se fue a la cocina le dije a Prim que ya había pensado en cómo hacer la casita y que esta tarde podríamos ponernos a hacerla.
Acabamos de comer y nos pusimos a ver un programa que el Capitolio nos obligaba a ver. Como todos los que podíamos y teníamos que ver, no fue divertido verlo ya que siempre acaban matando a alguien, en este caso fue una persona del distrito 4, ve a saber lo que ha hecho. Eso nos sacó un poco de tiempo, pero como teníamos toda la tarde, también teníamos tiempo de sobra.