-Adelante- dije aun en mi cama, pues no me podía levantar a abrir la puerta.
La puerta se abrió lentamente y ahí estaba él. Con su presencia tan intimidante y pesada.
-¿Podemos hablar?- dijo mirándome
-No tengo ganas de hablar y menos contigo- me giré y cerré los ojos
-Por favor- pidió suplicante.
No sabia si lo quería hacer, pero sinceramente, tenia ganas de escucharlo. Lo dudé, pero al final, acepté. Giré nuevamente para mirarlo.
-Esta bien, pero bajemos. Me no quiero estar encerrada aquí contigo- dije mirándolo. Me puse de pie y salimos de ahí.
Bajamos las escaleras y me llevó a la sala principal. Siendo sincera, tenía miedo de lo que pudiera pasar y de lo que podíamos decir. Tomamos asiento y el comenzó a hablar.
-Perdón por lo de la mañana pero estaba alterado por tu actitud de la noche anterior-
-¿Mi actitud? Trataba de escapar para ser libre. ¿Acaso eso esta mal?- pregunté sarcásticamente.
Su rostro expresaba culpabilidad y arrepentimiento, incluso, por un momento pensé en perdonarlo.
Jamás.
-Mira. Es cierto lo que dije, no te voy a dejar ir por nada de mundo, pero no siempre vamos a pelear o ¿siempre te vas a encerrar?- dijo Antony. Miré su rostro que parecía tallado por los mismos Dioses griegos.
Espera... ¿Qué diablos estoy pensando?
-Tu decidiste que viviéramos así. Estoy preocupada por mi familia, quiero verlos y mínimo darles una explicación- respondí suplicante y era la verdad. Quería a mi familia cerca de mi, a mi hermano, mi papá y mi mamá.
Ellos lo eran todo para mi y el hecho de que me hubieran alegado de ella no me hacia sentir mejor. Ademas, no sabía si ellos estaban bien o no, sabia que no se habían tragado esa mentira.
-Tu familia ya no necesita explicaciones. Ya esta todo aclarado- había vuelto el Antony necio.
-Ellos se darán cuenta de tu mentira y me buscaran- dije segura. Mi familia no era tonta.
-Lo dudo querida- expresó él.
-Entonces si estas tan seguro no tenemos nada de que hablar- dije antes de levantarme.
Me alegró que no me detuviera por que seguramente lo hubiera matado a golpes. Subí a la habitación y ahí me quede toda la tarde hasta las 8. No quería ir a cenar, pero ya me había hartado de comer frutas y pan. Además un olor a pastel invadió mis fosas nasales. Decidí bajar.
Lo extraño era, que ahora no habían vuelto a cerrar la puerta con seguro, entonces pude salir sin tocar la puerta.
Casi al llegar a las escaleras para bajar, vi a Antony besándose con una mujer rubia muy guapa. Un extraño dolor me invadió el pecho, pero no sabia porque, yo no sentía nada por él. Pero no fue el único que sentí. El enojo se apoderó de mi y de mis acciones.
La pareja de inútiles no se habían percatado de mi presencia así que decidí arruinarles la escena de amor que creían tener. Bajé las escaleras y al llegar a donde estaban, hablé.
-Que bonita pareja- dije sin darle importancia, aunque por dentro, tenia unas ganas de matar a los dos.
Ambos estaban sorprendidos de verme ahí.
-¿Qué haces aquí?- dijo Antony confundido
-Tengo derecho a cenar- respondí.
-Dijiste que no lo harías-
Pero antes de decir algo, la rubia me interrumpió.
-¿Quién es ella ?- pregunto la mujer.
-Ella es...- dijo Antony antes de ser interrumpido por mi.
-Yo no soy nadie en la vida de él y jamas lo seré- acto seguido me fui a la cocina intentado no matar a esa barbie barata.
¿Por qué diablos había actuado así?
Pero ni yo misma me entendía, él no me gustaba, pero ¿Qué había sentido? Definitivamente no eran celos, pero ¿Qué eran entonces?
¡Ay Paola! No caigas en lugares donde después no vas a poder salir...
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Enamorada De Mi Secuestrador
RomanceSu vida parecía ser perfecta hasta que todo le fue arrancado. Un secuestro cambió el destino de las cosas. ¿Que sentirá?¿ Amor, odio o dolor? Y al final, nada sera igual...