Hoy era el día de la cena del hospital con Antony. Eran las 9 de la mañana y yo estaba bajando a desayunar.
Durante estos últimos días, mi alimentación había mejorado drasticamente y Antony había sido el responsable. Pasábamos gran parte del día juntos, y era realmente agradable poder estar en paz. Pero para evitar problemas con Karla, en las noches ni en pintura nos queríamos ver.
En la cocina solo estaba la señora de la limpieza y Antony, como de costumbre Karla no se encontraba.
-Buenos días- salude con alegría mientras revisaba el refrigerador.
-Buenos días- dijeron mutuamente.
Saqué el envase de jugo de naranja y tomé asiento.Al sentarme, me sirvieron el desayuno de hoy: fruta, huevos y tocino.
-Disfruten la comida- dijo la mujer que se encargaba de la casa.
Ambos sonreímos en forma de respuesta. Ella salió, dejándonos solos.
Mientras comía observaba el perfil de Antony. Realmente era guapo y él lo sabía, pues a veces se aprovechaba de eso. Sus ojos eran como 2 pozos de agua clara sin fondo. Su mandíbula marcada y sus pómulos perfectos. Él podía ser la envidia de mujeres y hombres.
-¿Lista?- preguntó sacándome de mis pensamientos. Regresé a la tierra, pero no entendía la pregunta.
Caí en cuenta cuando recordé que día era hoy.
-Aún no, ni siquiera se cual es mi vestido. Y me preocupa bastante.¿ Acaso quieres que vaya desnuda?-
El soltó una carcajada, yo solo lo veía divertida.
-Sígueme- se levantó de la mesa y empezó a caminar. Lo seguí, pero me dolió dejar mi plato ahí abandonado.
Llegamos a su despacho. Abrió un mueble de madera de roble y saco una caja grande.
Era de negra con detalles blancos. Tenia las letras GUCCI y un listón de tela. Me la tendió.
-Yo lo escogí, espero que te guste- dijo tímido -Vamos a tu habitación para darte otro regalo-
Seguimos caminado a mi habitación.
Debajo de mi cama, sacó una maleta de viajes.
¿Cómo llegó eso ahí?
Dejé la caja en la cama y abrí la maleta.
-En esta mochila viene todo lo que puedas utilizar: maquillaje, cosas para el cabello, perfume y mas. Puedes usar lo que quieras, es tuyo- aclaró.
Yo seguía sorprendida por sus sorpresa. Un vestido que valía más que mi vida y una cantidad grande de cosas de mujer.
No sabía si sentirme bien o mal.
-¿Como te puedo pagar?- pregunte angustiada por la cantidad. El dio una media sonrisa.
-No es nada. Para mi es un placer darte estas cosas- respondió tranquilo.
Me sentía muy mal. Yo no solía tener estas cosas, y que él me las diera, me hacía sentir como una interesada. Tenía que haber una manera de pagarle.
Claro que la había.
Me acerqué a él, me puse de puntitas y lo miré.
-Gracias- dije y junté nuestros labios en un beso.
Enrollé mis manos en su cuello y él las suyas en mi cintura. Me alejé y lo solté.
Ya había empezado a disfrutar este tipo de actos.
-Con eso me has pagado, hasta lo que no me debes- dijo divertido. Solté una carcajada y le di un pequeño beso en la mejilla.
Decidí que era buena idea abrir la caja del vestido.
Era un rojo vivo y brillante, incluso parecía de alfombra roja. Se veía bastante caro, pero era hermoso.
Lo miré con el vestido en las manos, él estaba recargado en el marco de la puerta. Muy sexy en mi opinión.
-Realmente gracias, es hermoso- dije agradecida
-De nada muñeca, pero te dejo porque ya es hora de arreglarse- respondió antes de irse y cerrar la puerta de la habitación.
Había pasado las ultimas horas encerrada, intentado hacer lo mejor posible. No experta en maquillaje, pero me agradaba mucho el resultado. Lucía natural, pero el labial rojo le daba el toque de elegancia que tanto buscaba.
El cabello iba suelto, con algunas ondulaciones, así no luciría tan aburrido.
Me gustaba lo que veía en el espejo, hacía mucho tiempo desde que no me veía así.
No era consiente de la hora que era, pero sabía que ya era tiempo de irnos. Di los últimos retoques y me puse los zapatos.
Unos golpes en la puerta llamaron mi atención.
- ¿Lista? Es hora de irnos- dijo Antony del otro lado de la puerta.
-Lista- respondí abrochando mu zapatilla. Me levanté y abrí la puerta, pero Antony ya no estaba ahí.
Caminé hacia las escalera, y ahí estaba él. Tenía un smoking negro tan perfecto que lo hacia ver mejor. Se veía tan guapo y elegante, que me sentí horrible a su lado.
-Luces hermosa- dijo en cuanto me vio.
-Tu tampoco te ves mal- respondí sonriendo.
Me ofreció su mano y yo con gusto la tomé. Caminamos hasta la limosina que se encontraba a fuera. Luis estaba esperándonos con la puerta abierta.
- Te ves muy bien Paola- dijo Luis sonriéndome.
-Muchas gracias- respondí sonrojada.
Antony nos miraba divertido.
-¿Y para mi no hay nada?- preguntó divertido.
-No es mi tipo, jefe- contesto Luis.
Todos soltamos una carcajada.
Después de mucho tiempo, llegamos a un gran salón de fiesta.
Bajamos del auto, y entramos a esa gran salón, que se veía muy caro por fuera. En la entrada había unos guardias que permitían la entrada. En cuanto vieron a Antony, se hicieron a un lado.
Adentro había mucha gente. Todos vestidos de gala y platicando cómodamente. Era imposible enfocar a una sola persona, pero unos ojos azules llamaron mi atención, eran hermosos y se veían como los que yo conocía.
El hombre se acercó a nosotros y nos sonrió.
-Primo-
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Enamorada De Mi Secuestrador
RomanceSu vida parecía ser perfecta hasta que todo le fue arrancado. Un secuestro cambió el destino de las cosas. ¿Que sentirá?¿ Amor, odio o dolor? Y al final, nada sera igual...