Tu mano

326 25 3
                                        

 El corazón largo, a diferencia del vestido. Encendiste un cigarro, y unos dedos de humo denso acariciaron tu cuello de cisne negro, con la suavidad de una hiena hambrienta devorando las notas de un arpa. Tus ojos, ignorando mi presencia, concentraban sus pupilas en una estrella del firmamento, nunca fui capaz de saber cuál, pues en Madrid no se ven las estrellas. Tu mirada indicaba que pretendías, quién sabe si por inocente, por romántica, o inevitablemente, por ambas; declararle tu amor, esperando que esta, dormida a millones de kilómetros de distancia, te brindara una respuesta. El mismo cielo se sobresaltó con un relámpago. ¡Por qué buscar el amor tan lejos, teníendolo tan cogido de tu mano, sangrando este poema!

Si te gustan este tipo de poemas, no olvides estar pendiente de mi libro "Tus curvas y otros monumentos", en el que publicaré más como este. Vota y comenta si te gustó, ¡gracias!  

Poesía Nocturna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora