La sangwooconda

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-Entonces... ¿a qué hora vuelves? Yo estaré aquí antes de las 18.

-Mmm, no estoy seguro. Tengo que ir a... mmm... a un lugar- le digo sin mirarlo.

-¿A cuál lugar? Acaso...¿Me estás preparando una sorpresa?- sus ojos se iluminan como los de un niño.

-¿Eh? Yo... Si te lo digo no sería sorpresa- incapaz de romper su ilusión, le miento,  no sin antes hacer una nota mental de hacerle una sorpresa en cuanto pueda.

Sangwoo se acerca a mí para darme un beso de despedida. Lo que se suponía un beso rápido pasa a uno más intenso hasta que me separo de él.

-D-debo irme- sonrío con disculpa.

Antes de obtener una respuesta salgo de la casa apresurado, rumbo a mi antigua casa. 

Es la primera vez que vuelvo desde que mi tío hizo su visita. No sé como reaccionará, para ser sincero, nunca sé lo que él hará.

Con la llave en mano llego a la puerta, en un rápido movimiento, obtenido por años de vivir aquí, entro al mugroso apartamento. Con la mano cubro mi nariz en un intento por apartar el fuerte olor que impregna el aire.

Camino hasta las habitaciones en busca del sujeto responsable de que me encuentre aquí. Lo veo en la que era mi habitación tendido una esquina roncando a todo pulmón.

Entre más rápido termine de ser cenicienta, más pronto podré irme. 

En el mayor silencio posible, limpio toda la casa. Empezando por la cocina, donde es imposible ver el suelo, por la acumulación de platos de plásticos, botellas de licor, colillas de cigarro, entre otras muchas cosas que no quiero saber lo que es. Cuando al fin se puede caminar sin tropezar con nada, y las encimeras están limpias; continúo el mismo proceso en el salón.

Al fin, respirando aire puro, procedo a hacer algo de comida con lo que encuentro. Unos cuantos gramos de arroz y un huevo, por lo que cocino la vieja confiable del universitario promedio: arroz con huevo. Me importa poco si sabe bien, a fin de cuentas es para un viejo que odio.

-¡Al fin viniste!- suena una voz a mi espalda-. Ya te extrañaba- me quedo inmóvil en el lugar, expectante.

En menos de un segundo siento su respiración en mi nuca, los músculos de mi cuerpo se contraen, impulsándome a alejarme cuanto antes del peligro inminente. 

-Todo está hecho, yo yo yo me voy.

En mi carrera a la puerta tomo mi mochila, puesta anteriormente a un lado de la entrada. Suspiro aliviado al sentir el pavimento bajo las suelas de mis zapatos y empiezo a correr hasta sentirme a salvo, hacia mi seguridad, hacia Sangwoo.

 Suspiro aliviado al sentir el pavimento bajo las suelas de mis zapatos y empiezo a correr hasta sentirme a salvo, hacia mi seguridad, hacia Sangwoo

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-¡Estoy en casa!- digo al entrar.

Un chillido viene desde la cocina.

Matando Viviendo |Killing Stalking|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora