Vidrios rotos

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Después de un día lleno de emociones, me dirijo caminando al miserable apartamento donde vivo.

Sangwoo ronda mi mente como si de un virus se tratara. No debería hacerme a ideas, pero creo que no le desagrado como a la mayoría de la gente a mi alrededor. Tampoco creo que sintamos lo mismo, pero al menos disfruta estando conmigo, o eso creo.

Quito el bolso de mi espalda en busca de la llave antes de llegar a la puerta. No me gusta quedarme más tiempo del necesario afuera, por esta razón lo hago antes. La llave va en camino a la cerradura cuando me percato de la hendidura en la puerta, la empujo desconfiando, al haber suficiente espacio asomo la cabeza dentro. Todo está como siempre, excepto por el hombre tendido a mitad del suelo.

Como si me hubiera escuchado abre sus ojos de golpe, clavando su mirada en mí.

-¡Mi sobrino favorito!- en un intento fracasado de ponerse en pie cae sobre su trasero, golpeándose en seco.

Me debato entre ir a ayudarlo o salir corriendo lejos hasta que se vaya, en cambio sigo en la misma posición.

-Auch- se masajea el trasero-. Es tu culpa- dice enojado a la vez que me señala con su dedo índice-. Ven aquí.

-No...Yo... no hice nada- respondo aterrado mientras doy un paso adentro. Sé lo que pasa si desobedezco.

De un solo movimiento llega hasta donde me encuentro, cierra la puerta de una patada y me observa de cerca.

-Te ves mejor- su aliento apesta a alcohol y tabaco-. Conmigo aquí será más divertido.

Instintivamente me aparto y camino a la cocina fingiendo indiferencia, aunque por dentro me encuentre aterrado por sus reacciones.

Empiezo a preparar la cena, estoy casi calmado, aunque mis sentidos aún están alertas. Alargo mi brazo para alcanzar una cuchara, pero este se topa con un vaso de vidrio en el camino, el cual cae al suelo haciendo un gran alboroto en la silenciosa atmósfera.

Se levantó.

Viene hacia acá.

Sus pasos resuenan por las paredes.

-¿SABES CUÁNTO ME COSTÓ ESE VASO?- en realidad lo compré yo. No puedo responderle.

Bajo la cabeza, mirando hacia los vidrios rotos.

-RESPONDE- ordena furioso.

Niego suavemente con la cabeza.

-¡RECOGE ESE DESASTRE RÁPIDO!

Uno a uno tomo los trozos de vidrio y los pongo en mis manos, cuidando de no cortarme.

Siento una respiración en la nuca que me eriza los vellos.

-Me pareció que dije "rápido"-susurra fríamente en mi oído.

En un arrebato toma mis manos en la suyas y las estampa contra el piso donde se encuentran los vidrios. Puedo sentir la epidermis romperse bajo su fuerza.

Suelta mis manos y se levanta calmado.

-Tengo mucha hambre, así que apúrate con eso- sale de la cocina tranquilamente a pesar de ver como bajo mis manos se empieza a formar un pequeño charco de sangre.

***

La gente no te mira, no es a ti. ¿Por qué me miran? ¡Dejen de hacerlo!

Como pude curé mis heridas, saqué con una pinza cada uno de los vidrios incrustados en mi piel y luego envolví mis manos en gaza que encontré en el baño. Después de eso me fui a dormir en silencio pasando desapercibido para mi tío.

Ahora estoy entrando a la universidad, camino lo más rápido que puedo para dejar de ser el centro de atención de la gente.

-¡Hey!- alguien llega corriendo hacia mí.

Por favor, que no sea alguien demasiado curioso quien me va a preguntar sobre mis manos. Volteo la cabeza para mirar de quien proviene la voz.

Chica pequeña, cabello muy alborotado. La he visto antes. Olvidé su nombre.

-Hey... - la voz apenas sale de mi boca.

Ella mira mis manos, luego mi cara y de vuelta a las manos.

-Mmm, ¿me recuerdas? Somos compañeros en una clase. Ayer te saludé- ella empieza a avanzar, yo hago lo mismo. Me siento un poco más tranquilo estando con alguien.

-Sí... -desesperadamente busco su nombre en mi memoria.

-Suni- dice mirándome divertida-. ¿Duele?- señala mis manos con su cabeza.

La tensión se apodera de mi cuerpo. La miro sobresaltado. Ella me devuelve la mirada curiosa.

-¿Cómo te lo hiciste?- presiona.

-Yo... Puse las manos en primer lugar al caer.

-Oh, ya veo. ¿No te lastimaste las muñecas? Por el impacto- sigue con las preguntas.

Pienso antes de responder, ella lo nota. Si antes estaba curiosa, ahora lo está el doble.

-Déjame ver- me arrastra del brazo hasta una esquina donde no hay gente.

-No, estoy bien- a pesar de ello, me dejo arrastrar, evitando una escena.

-Oye, no voy a hacerte nada- con delicadeza toma mis manos en las suyas. Son casi del mismo tamaño, aunque las suyas son más delicadas.

Lentamente deslizo mis manos de las suyas, tranquilizándome.

-Estoy bien- digo sereno. Doy media vuelta para irme cuando veo a Sangwoo caminando en mi dirección.

-Hola- dice no con su tono habitual-. Iba a saludarte antes, pero parece que estabas ocupado- ve en dirección de Suni.

-Ah, lo siento. No era nada- agacho la cabeza mirando mis manos.

-¿Qué te sucedió?- la preocupación llegando hasta su voz.

-N-no es nada, solo me corté mientras cocinaba.

Suni pasa caminando a mi lado. Se despide con cara de que recién descubrió a un mentiroso. A mí.

-Parece grave- dice Sangwoo, ignorando a Suni-. Debes tener más cuidado. Te acompaño a tu clase- se ofrece.

-Gracias- le digo.

***
Hello from the other side
Pues, no que decir, solo no me odien mucho.
Voten y comenten, eso llena de alegría mi oscuro corazón.
Chau. ❤

Matando Viviendo |Killing Stalking|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora