Capítulo 1

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DISCLAIMER: Los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a Naoko Takeuchi y su obra Sailor Moon, sólo los tomo prestados para crearla.

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:::Capítulo 1: El inicio:::

Dos hermosas niñas, con sedosos y rubios cabellos, dorados como el oro, juegan en el campo correteando mariposas. Sus delicadas y dulces risas llenan el ambiente de paz y ternura, haciendo rebozar de felicidad el corazón de Serenity Aino, su orgullosa abuela, que las observaba revolotear mientras ella esbozaba una sonrisa de felicidad.

Sus hermosos ojos lila estaban cargados de cansancio y arrugas, que hacía imaginar las muchas historias que habían visto y vivido. El cabello blanco recogido en un delicado moño, que en otrora había sido largo y sedoso, del mismo tono de sus ojos. A pesar de que el tiempo había sido inclemente con su figura, aún se podía notar los rasgos delicados que habían hecho de Serenity Aino una de las mujeres más bellas de la región.

Se había casado muy joven con un hacendado arrocero, Endymion Aino, dueño de las más grandes extensiones de cultivos de arroz de todo Japón. Fruto de esa unión había nacido su única hija Ikuko, madre de las dos criaturas que ahora alegraban los últimos días de su vejez. Se consideraba una mujer muy bendecida por tenerlas a ellas.

— ¡Abuela mira!—gritó una de las pequeñas corriendo a su lado— ¿Acaso no es hermosa?

La niña sostenía un frasco en el aire, dentro de él había una hermosa mariposa de un azul tan suave como el color de sus ojos. Serenity observó el frasco y sin decir nada lo tomó entre sus manos y lo abrió, liberando a la mariposa la cual voló rápidamente hacia su libertad.

— ¿Por qué hiciste eso abuela?

—Porque ella no pertenece allí, su lugar es entre los árboles, volando libremente.

— ¡Pero era mía!

La pequeña hizo un puchero, tenía un fuerte carácter y mucha determinación, cuando algo se le metía en su pequeña cabecita no había nada que la hiciera cambiar de postura. A sus escasos cuatro años ya se mostraba como la más fuerte de las dos niñas.

—No era tuya cariño, ella sólo pertenece a sí misma. Mira a tu hermana—dijo señalando hacia el lugar en donde la otra niña estaba recostada observando una mariposa escarlata que abría y cerraba sus alas sin temor frente a ella—no es necesario que la captures para que disfrutes de su belleza.

La niña sonrió a su abuela y corrió hacia donde estaba su hermana, tumbándose a su lado sobre la hierba fresca. La mariposa entonces desplegó sus alas y voló lejos de allí, la pequeña que hasta ahora había estado disfrutando de la belleza de aquel insecto, sonrió mirando como se elevaba, pero su hermana hizo un berrinche por el vuelo de la mariposa.

Serenity llamó a su lado a ambas niñas y las sentó sobre sus regazos, moviendo la mecedora en la cual estaba sentada mientras tarareaba una vieja canción de cuna. Muy pronto sería ella la que se elevaría en un vuelo como aquellas mariposas, y nunca más volvería a ver el rostro de sus pequeñas o de su hija. Sentía como las fuerzas abandonaban su viejo cuerpo, muy pronto no tendría fuerzas para luchar contra su mal.

Luna OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora