Luna Oscura

Capítulo 13

DISCLAIMER: Los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a Naoko Takeuchi y su obra Sailor Moon, sólo los tomo prestados para crearla.

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:::Capítulo 13: Una confesión desesperada:::

Darien había despertado antes de que el alba despuntara y volvió a la casa. Tomó una copa de brandy y un puro, aunque hacía mucho tiempo que no fumaba en ese momento sentía que realmente lo necesitaba, salió a la terraza y contempló la oscuridad. No se podía ver siquiera el infinito océano, pero lo escuchaba, y su sonido siempre le había brindado cierta calma a su corazón.

El sol empezó a dejarse mirar en el horizonte, y poco a poco la oscuridad fue cediendo su control hasta darle paso a la hermosa claridad del alba. ¿Habría ya despertado su esposa? Probablemente sí, él aún podía recordar a la perfección que ella siempre había sido muy madrugadora, le gustaba despertar minutos antes del alba y salía descalza al rosal que había sembrado la abuela Rini al lado de la casa para sentir en su piel el rocío que había bañado el césped durante la noche.

En aquellos días él aún se resignaba con mirarla desde lejos y eso era suficiente para llenarlo, hasta aquel atardecer en la quebrada en que la había hecho suya. Una nueva oleada de tristeza mezclada con ira llegó a su corazón al recordar el primer engaño en el cual había caído por la desesperación de quererla y no tenerla, y aunque había perdonado de corazón esa confusión, ahora las dudas comenzaban a inundar su mente.

Un par de brazos suaves y delicados se abrazaron a su cintura y al sentir la suavidad de los generosos pechos su miembro comenzó a erguirse nuevamente listo para la batalla. Darien dio una profunda calada a su puro y luego soltó el humo, sin atreverse aún a responder al abrazo. La rubia lo soltó después de algunos segundos y se colocó en silencio a su lado, contemplando el agua salada que golpeaba con ímpetu la blanca arena.

—Nunca había visto algo tan hermoso. —Dijo ella rompiendo el silencio, sin embargo el pelinegro no respondió— ¿Darien?

El aludido sonrió. —Lo siento, estaba inmerso en mis pensamientos.

—No te preocupes. —Suspiró—Te decía que este lugar es increíblemente hermoso y que nunca había visto nada igual.

Darien volteó a mirarla, llevaba un vestido de tirantes blanco casi transparente, ceñido en la parte superior y holgado en la parte baja. Deseaba decirle que él tampoco había visto algo más bello, pero se contuvo. —Sí, es hermoso.

— ¿Habías venido antes?

—No, Artemis nunca me había traído aquí, aunque la verdad desde que comencé la universidad no he tomado un solo descanso.

— ¿Cómo fue que lo conociste?

— ¿A Artemis? —ella asintió—Pues no nos conocimos de la mejor manera posible, pero él ha sido mi apoyo todos estos años, le debo mucho al viejo.

—Siempre creí que no tenías más familia que nosotros y de repente apareces con tu padre... es increíble que se hayan encontrado luego de tantos años.