Luna Oscura

Capítulo 9

DISCLAIMER: Los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a Naoko Takeuchi y su obra Sailor Moon, sólo los tomo prestados para crearla.

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:::Capítulo 9: La promesa rota:::

El mundo se detuvo en el mismo instante en que sintió el calor de su mano. No había nada más alrededor, nadie más que ellos. De pie mientras se miraban fijamente el uno al otro, podía sentir la vieja y conocida sensación de calidez que inundaba su corazón. Por fin la tenía frente a él, por fin podría cumplir con la promesa hecha, por fin sería nuevamente suya y esta vez para siempre. Ya no había nada que lo separara de ella, nadie podía impedirle amarla libremente, su mariposa era la mujer que su corazón había escogido para entregarle su amor y ella estaba allí, de pie frente a él, luciendo sencillamente encantadora con aquella yukata.

—Darien, no quiero interrumpirte pero todos te están observando.

La voz de Michiru lo sacó del mágico momento. Por un instante temió que se tratase de un sueño pero no, ahí estaba ella con sus hermosos ojos azul celeste y una tímida sonrisa en el rostro. Pero los demás miembros de la familia tenían una expresión incierta, tal parecía que ninguno además de su mariposa lo había reconocido, así que Darien decidió aprovechar aquello para «empezar de cero» con los Tsukino.

—Es un placer señorita, —dijo con dificultad— mí nombre es Darien Chiba.

—Es un gusto jovencito, —interrumpió Kenji apartando a su hija que estaba en estado de shock—yo soy Kenji Tsukino y esta es mi familia, mi esposa Ikuko, mi sobrina Rei, mi hija Serena, mi hija Mina y su prometido Yaten.

¿Qué diablos había escuchado? Si aquella chica cuya mano había estado tomando era Serena, entonces aquella que no se despegaba del peli plata era Mina, su Mina. ¡No podía ser!

—Sí, sí, sí. —Dijo Kenji dándose cuenta de su confusión—Son gemelas, Serena y Mina pueden confundir a cualquiera con su parecido.

—La del yukata, —balbuceó Darien—es...

—Serena, soy Serena Tsukino.

De pronto sentía que el suelo sobre el que estaba parado se movía, llevó su mano a su cabeza y contempló sorprendido como las manos de su mariposa y el tipo ese se unían en una sola. Volvió a mirar a Serena, no podía comprender por qué se había confundido de esa manera pero lo más difícil de entender era por qué se había sentido correcto decirle mariposa.

— ¿Te sucede algo Darien?—preguntó preocupada Michiru.

—Yo... no... Necesito aire. —dijo el pelinegro y salió sin a grandes zancadas con dirección al balcón.

Serena deseaba ir tras él, calmar el dolor que posiblemente estuviera sufriendo; pero mientras ella estaba preocupada por él, Mina ni siquiera había reconocido a quien ella había jurado esperar.

—Disculpen que me retire de forma tan abrupta, pero debo ir a ver qué tiene mi hijo. ¿Me acompañas Michiru?

—Por supuesto.