Capítulo 6

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DISCLAIMER: Los personajes que aparecen en esta historia pertenecen a Naoko Takeuchi y su obra Sailor Moon, sólo los tomo prestados para crearla.

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:::Capítulo 6: El regreso:::

Era una cálida y soleada tarde de verano. El trabajo era escaso por esos días, la temporada de siembra recién había pasado y en la plantación se dedicaban a cuidar los sembradíos de arroz.

Tal como le había prometido años atrás a la abuela Rini, Darien se dirigía hacia la quebrada como hacía cada día después de su jornada, a esperar que Serena y Mina terminaran de tomar su baño para acompañarlas de regreso a la hacienda. Claro, ni ellas ni nadie sabían que el pelinegro tenia aquella rutina de vigilancia ya que Kenji le había prohibido ir con ellas y el chico temía ser sorprendido, pero mas podía su sentido de honor y la promesa que le había hecho a la mujer que consideraba su familia.

Aquella tarde igual que siempre las gemelas llegaron puntualmente a la quebrada cuando el sol empezaba a descender entre las montañas que rodeaban la hacienda, iban acompañadas de su prima Rei. Aunque Darien las conoció siendo solo unas pequeñas diablillas de cuatro años, y prácticamente las había visto crecer hasta convertirse en dos bellas señoritas, no dejaba de asombrarle la belleza que ambas chicas expedían. Eran como dos gotas de agua pura y cristalina, y muy pocas personas por no decir nadie, podían distinguir quien era quien.

Mas sin embargo, había algo que diferenciaba a las gemelas, pero era algo que muy pocas personas tenían el privilegio de ver: sus almas. Mina era una chica firme y decidida, su carácter férreo era casi impenetrable y de ella se emitía un aura de superioridad y elegancia, como si se tratase de una princesa muy importante. Serena en cambio era tímida, frágil y tierna. Era como una delicada pieza de arte, su sensibilidad se palpaba con facilidad pero a pesar del eso también poseía un espíritu libre y decidido que usaba para defender muchas veces a los menos favorecidos.

Esa alma noble era lo que había enamorado a Darien de Serena. Cuando hablaba con ella sentía una comprensión que solo había tenido con la abuela Rini, Serena lo comprendía a la perfección y nunca juzgó nada de él ni lo vio por encima del hombro. Pero Darien sabía que ella estaba muy alto para él, era una chica fuera de su liga ya que Kenji Tsukino jamás permitiría que alguien como él se casara con una de sus hijas. Por eso se conformaba con observarla de lejos, protegerla y ser su amigo, eso era preferible a nada.

Darien se sentó en el suelo con la espalda pegada a un árbol mientras escuchaba sus risas en la quebrada. Conocía a la perfección su costumbre de bañarse tal y como Dios las trajo al mundo, y a pesar de que sus hormonas bullían de curiosidad por ver a Serena, lograba contenerse con cierta dificultad. De repente se dio cuenta que las risas se habían detenido y se reprendió a si mismo por permitir dejarse llevar por sus inalcanzables sueños, temiendo que las rubias se hubiesen ido solas.

Salió de su escondite y se asomó por entre las grandes rocas que bordeaban la quebrada, tratando de confirmar si en verdad ya se habían ido. Fue entonces cuando la vio. Su larga y ondulada cabellera dorada caía sobre su espalda y llegaba hasta el principio de su torneado y tentador trasero. La chica se sumergió en el agua completamente para luego salir con su cuerpo mojado y desnudo. Darien estaba embobado, sabía que debía abstenerse de mirarla de esa forma pues una vez que lo hiciera seria peor para él la tortura, pero por mas que su cerebro le daba la orden de irse, su cuerpo no respondía.

Luna OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora