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Lunes, 7:45 p.m.
SeokJin.

-No lo hare –afirmo sin remordimiento mientras acostaba a YangMi en su cuna.

-Por favor Jin, hazlo por mí, por tu hermano mayor –el más grande hizo un terrible puchero, SeokJin quería reírse en su cara de lo ridículo que se veía.

-No.

-¡Kim SeokJin soy tu hermano mayor!–grito, YangMi comenzaba a hacer ruidos.

-¡Cállate Hyung! Despertaras a tu propia hija –Jin se asomó a ver a la pequeña, en la cuna, el pequeño rostro se estaba deformando en una mueca que prometía ser un lloriqueo.

-SeokJin, por favor, te queda de pasada a tu casa y no tendrías nada que perder –SeokMin tenía la desesperación y flojera grabada en su rostro.

SunHee había encontrado a una compañerita de HaeWhon en el centro de la ciudad, sola y sin sus padres, la llevo consigo a casa y SeokJin la reconoció como la niña que había rasguñado a su sobrino. SeokJin no odiaba a la niña, sabía que los pequeños eran así, se peleaban o se agredían y al final del día volvían a ser amigos, además de que, según HaeWhon, era su mejor amiga. Ella no era el problema.

El problema era su padre.

A SeokJin no le agrado el manare en que le hablo, ni tampoco la manera en la que se refirió a su sobrino, además de que a simple vista, SeokJin podría afirmar que el tipo era un egocéntrico patán y no lo quería volver a ver en la vida.

-No, no me queda de pasada Hyung, tendría que desviarme –y no era mentira, talvez la dirección del hombre quedaba en la misma área de la ciudad, pero no quedaba ni remotamente cerca de su casa –. Además, ¿No dijo SunHee que lo haría? Porque tengo que ir yo.

-SunHee insiste en que ella ya hace mucho en esta casa y que yo no puedo hacerle un favor –el cuerpo de SeokMin se movía rítmicamente conforme sus palabras –Ya sabes, ese tipo de cosas de mujeres.

-Entonces hazle caso –dijo con simpleza.

-SeokJin por favor....

Talvez fue la manera en que SeokMin lo vio o la desesperación en su voz al pedírselo, o simplemente era el hecho de que SeokJin no tenía nada mejor que hacer.

-Está bien –Acepto con desanimo.

-¡SI! –grito emocionado. SeokJin hizo un ademan con sus brazos para que su hermano se callara, pero era demasiado tarde, YangMi empezó a llorar.

-¡Bien! –SeokJin junto fuertemente las palmas de sus manos provocando un estruendoso sonido que se escuchó por encima del llanto de YangMi –¡Yo iré a dejar a la niña a casa y tu duermes a YangMi!

SeokJin salió corriendo de la habitación, dejando a su hermano con la palabra en la boca, sabía que preferiría mil veces jugar al taxista, que dormir a YangMi.

Lunes, 8:00 p.m.
SeokJin.

La situación era graciosa, por decirlo de alguna manera, estaba un enorme SeokJin al volante de una aún más enorme camioneta y luego estaba Hye, viéndose tan diminuta como una muñeca, contraste con todo.

-¿Estas bien allí atrás? –SeokJin la vio a través del retrovisor y ella solo asintió.

SeokJin no dijo nada y arranco. Los primeros minutos pasaron en un profundo silencio, que al irse en su ruta habitual, SeokJin olvido por un momento que llevaba a una niña consigo.

-¿Te gustaría escuchar música? –SeokJin volvió a verla a través del retrovisor y ella volvió a asentir. Jin encendió el estéreo desde el volante y una canción pop cualquiera comenzó a sonar por todo el auto, la niña hizo una mueca –¿Qué? ¿No te gusta el Pop?

Hey, Daddy! ⇝ NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora