Inocente.

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Jueves, 6:30 p.m.
SeokJin

Cuando NamJoon le había contado que el abogado de YoonGi, DaeHyun, parecía un matón, creyó que estaba exagerando.

Se había imaginado a un hombre que usaba un traje barato y llevaba el cabello rapado, no que lucía, literalmente, como un matón.

—Tú no eres NamJoon—Fue lo primero que le dijo en cuanto Jin le abrió la puerta.

—No—. Confirmo con confusión, por supuesto que no era NamJoon, él era más bonito—. Él está tomando una ducha.

Porque había tenido un accidente muy pegajoso.

—¿Quién carajo eres tú? —Le pregunto en tono intimidatorio mientras lo estudiaba con la mirada.

—SeokJin—Contesto, negándose a dar un paso hacia atrás, estaba en su casa. No dejaría que lo intimidaran en su propio terreno.

El hombre se veía rudo, rudo, rudo, ¿Quién en este siglo se seguía amarrando bandanas en la frente? Maldita sea, ni siquiera se le debería de ver bien. Tendría que intentarlo él también, si ese hombre se veía guapo a él se le podía ver mejor.

—¿Me equivoque de puerta? SeokJin, necesito ver a NamJoon.

—¿Quién lo busca? —Cuestiono de forma estúpida, se sentía consternado, ese hombre se veía como el clásico chico malo de las malas películas para adolescentes, solo que él si lucía aterrador, ¿eso que se asomaba en su manga era un tatuaje? Sentía que sacaría un bate de beisbol de la nada muy al estilo caricaturesco y le golpearía la cabeza.

—¿Necesitas algún tipo de atención especial, SeokJin? —Su tono de voz cambio a uno más amigable, como si Jin en verdad tuviera algún tipo de retraso o autismo— ¿O solo eres idiota?

Oh, vaya que era un idiota, era un idiota prejuicioso.

—Lo siento—El que se debía de disculpar era él, por supuesto, tenía una horrible actitud, pero si se disculpaba porque lo estaba juzgando por su apariencia, no importaba que hacía, ni cómo se vestía fuera del trabajo, su apariencia no era ningún impedimento para ser un profesionista exitoso. Por supuesto que no le diría eso, no era idiota. Ni suicida—Adelante, NamJoon estará aquí en un momento.

Jin se hizo a un lado para que entrara, pudo ver un logotipo bordado en su chaqueta, una especie de rosas, siendo ahorcadas por una enredadera de espinas.

—¿Qué hay de los chicos? —Su vista se paseaba por todo su hogar, deslizo sus ojos sobre toda la planta alta por los escalones, como si su vista los estuviera utilizando para subir, por el comedor, la sala, hasta posicionar sus ojos en el nuevamente—. ¿Y bien?

—¿Los chicos? —No le habían dicho nada de ninguno chicos, solo que tenía que reunirse con DaeHyun.

—Si, Yunhok y MinJin.

—¿JungKook y JiMin?

—Es lo mismo.

—Vienen en camino.

—Si claro, porque la puntualidad no importa, no se preocupen, después de todo yo no tengo nada mejor que hacer—Se sentó en el sofá y subió sus botas a su mesa de centro.

—¿Quieres algo de beber?

—Una cerveza.

—¿No estás en servicio?

—¿Me vas a reportar? —Quería reportarlo por poner sus pies en su mesa.

En el refrigerador solo quedaban dos botellas de cerveza, Jin decidió que le haría compañía con una para que se terminaran y así no tuviera que darle otra. Se sentó a su lado, destapo la primera botella y se la tendió. Para Cuando Jin abrió la suya y le dio un trago, DaeHyun ya se había terminado el cuello de la botella.

Hey, Daddy! ⇝ NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora