Hyo.

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NamJoon.

Una mujer totalmente diferente a lo que fue Hyo, entro en el lugar, embarazada, pelirroja y con un montón de bolsas en la mano. Un empleado se acercó a ella en cuanto la vio llegar.

—Eres un amor, cariño—. Le dijo mientras se acercaba a la mesa en donde NamJoon llevaba sentado apenas cinco minutos—¡Ahí estas!

Se acerco a él con el empleado tras de ella, quien le ayudo a poner las cosas en una silla y le ayudo a sentarse en la restante, NamJoon pudo sentir como el hombre le dedicaba una mirada de desaprobación cuando se iba, tal vez porque no se movió en ningún momento de su lugar para ayudarlos.

—Uff—Dijo Hyo, desabrochándose el grueso abrigo y sobando en circulo su abultada barriga—Estos bebés me está consumiendo, dame un momento para tomar el aliento.

No había dicho nada desde que ella había entrado, pero dudaba que se hubiera percatado de eso. Traía demasiado cosas encima, un traje de oficina de tres piezas, un enorme abrigo que le llegaba hasta las rodillas, su bolso, un maletín y bolsas de compras, no reconoció ninguna marca en particular, pero estaba seguro de que era ropa.

—Perdón por el retraso—Empezó, ya menos agitada, pero aun haciendo círculos sobre ella—Tenía que comprar ropa, si lo sé, suena muy pretencioso, pero es que cada día me inflo como globo y estos trajes son hermosos, pero son un infierno, no tuve problemas con ellos en mis primeros embarazos, pero ahora crezco por dos.

—No vas a dar a luz, ¿verdad? —Ella rio, pero la pregunta era en serio, no sabría qué hacer si eso pasaba.

—Ay por Dios, claro que no... Espero, tengo cinco meses apenas.

—¿Gemelos? —Pregunto.

—Casi, mellizos—Suspiro y se acercó a él todo lo que la barriga le permitió— ¿Te digo un secreto? Habría preferido gemelos, si, si, si, ya sabes, "no importa mientras nazca sano", pero tenía que decirlo, es mi pequeño secreto.

Un camarero llego y les pregunto si estaban listos para ordenar, Hyo pidió después de ver rápidamente la carta, diciendo que era lo que se les antojaba a los bebés, mientras que NamJoon pidió una malteada, necesitaba algo dulce y helado que le quitara el sabor amargo en la boca y contrastara con su corazón.

No sabía que esperar cuando finalmente la tuviera frente a frente, le preocupaba que se quedaran por horas sentados sin hacer un ruido o donde solo se escucharan los cubiertos chocar, pero no fue el caso, Hyo estuvo hablándole de trivialidades, sobre su trabajo, sus dos hijos mayores, del como tardo años de salir de un matrimonio abusivo y se volvió a casar pocos meses después con un juez que había conocido, el cual según le dijo, siempre le daba señales aquí y haya de que le interesaba, pero nada tan directo, hasta que un día la vio sin el anillo de boda y el resto era historia, según sus palabras, y a aunque no salieron mucho tiempo, llevaban casados un año y medio en donde todo marchaba bien.

—Pero cuéntame de ti, veo que los años te han tratado bien, es decir mírate, estas prácticamente igual que la última vez que te vi—No entendía porque la gente creía que eso era un cumplido, ¿no se veía como un hombre adulto? Envejecer no le aterraba, tampoco le fascinaba la idea, pero quería demostrar la apariencia de ser un hombre adulto responsable, no creía que verse como un adolescente aún fuera un cumplido.

En todo caso era mentira, estaba más delgado y llevaba el cabello bastante corto, cualquier persona que lo hubiera conocido en el pasado, le habría dicho que se veía de 35.

—Que es lo que quieres, Hyo—Dijo en cambio—. No estamos aquí porque quieres ponerte al día conmigo y lo sabes, no eres el tipo de persona que le interesa en recuperar un lazo una vez que está roto.

Hey, Daddy! ⇝ NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora