Punto de quiebre.

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—Eres un idiota—Escucho, seguido de un empujón, si YoonGi se hubiera involucrado menos en peleas de pandillas y más en clases de cocina, no hubiera tirado el platillo que se había preparado con tanto esmero para comer. Por otro lado, NamJoon no logro moverlo ni un centímetro del lugar en el que estaba parado.

—Maldita sea, NamJoon—Dijo viendo el desastre del suelo—Yo no voy a limpiar eso.

—¿Crees que estoy bromeando? —Otro empujón intento desequilibrarlo, haciendo que las frituras restantes de su plato se sacudieran levemente, amenazando con salir al triste destino de sus compañeras. Se giro los 300 grados restantes que le impedían ver a NamJoon para encararlo. Su rostro estaba deforme en lo que parecía ser una cara de furia, con el ceño fruncido, los labios apretados, los puños cerrados y la espalda totalmente recta, intentando estar erguido en todo su metro con ochenta y uno, ¿quería intimidarlo?

—Deberías—Puso el ahora casi vació plato en la barra y bufo, había estado en prisión durante semanas, compartiendo su lugar con un compañero que olía a queso rancio y además roncaba, por otro lado, la comida era asquerosa, así que cuando finalmente salió, lo único que necesitaba era una gaseosa y tirarse en su sofá. Pero no, al parecer NamJoon estuvo cubriéndolo todo ese tiempo y el hombre que podía comer una hamburguesa en cualquier momento del día, era quien necesitaba descansar y no él. Eso no era muy justo. Pero al menos tenía la gaseosa.

—¿Cuál es tu jodido problema? —Le repitió, YoonGi estaba preparado para el siguiente empujón, lo que no se esperaba era que le tirara la soda de las manos, el vaso choco contra la pared, haciendo añicos el frágil vidrio.

—¿Bueno, se puede saber qué coño pasa contigo? —. Sus manos seguían en la misma posición, como si estuviera sosteniendo un vaso invisible.

—¿Qué pasa conmigo? ¡Qué pasa conmigo! Me pasa que eres un jodido imbécil. No, un malnacido. Eres una maldita basura. Eso es lo que me pasa—Estaba furioso, con el rostro rojo y las manos cerradas con fuerza en puños.

—¿Estas tratando de seducirme, cariño? —Le sacudió una pelusa inexistente de la chaqueta, NamJoon le dio un manotazo en la mano—Vas a necesitar más que palabras bonitas, porque no eres mi tipo.

—¿Crees que todo es un chiste?

—Sí me hace reír.

—Ya veo—Acorto la distancia que tenía con él y la vista panorámica de YoonGi se convirtió en el cuello del otro—Crees que todo es un chiste, que las cartas están a tu favor y si no, manipular el juego para ganar, que puedes utilizar a las personas, que las puede mover como quieras en tu tablero para poder ganar y luego desecharlas para comprar piezas nuevas.—Le empujo el hombro, entre cada pregunta que terminaba—Eres un puto imbécil.

—No se de que hablas, yo no juego juegos de mesa.

—Eres un cínico—Escupió la última palabra con asco.

YoonGi tomo una de las pocas frituras que quedaban en su plato y se le llevo a la boca, degustando el exquisito sabor a grasas saturadas.

—No se de que me hablas.

—¿Te olvidas por quien estas aquí? ¿Quiénes te ayudaron a salir?

—¿Hablas de DaeHyun?

—Hablo de mí, de JiMin, de JungKook.

—Sí, claro, mira, no se que a que acuerdo llegaron con DaeHyun, pero tienen que arreglarlo con él, pero te advierto, si les prometió algo, les mintió, así que no espeten nada.

—DaeHyun no me importa—YoonGi rodo los ojos.

—Entonces vete.

—No, no hasta que estés agradecido—Frunció el ceño, estaba confundido, pero también tenía hambre y quería comer lo más pronto posible.

Hey, Daddy! ⇝ NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora