–Que aburrido.
Suspiró girando en la cama de un lado a otro. Al menos esta noche iba a ver a ____.
A eso de las 4 decidió salir camino al centro comercial de la zona. Quería comprar un par de camisetas de deporte y un libro que le pedían en la escuela, aunque en realidad solo lo compraba porque de verdad le interesaba, si no fuese así solo lo pediría prestado.Cuando llegó a su destino sonó su teléfono.
–¡Ethan-chi!
–Hey... Ryoutta. ___ quiere llegar primero al coliseo así que nos iremos a eso de las 5 ya que el partido es a la 7. ¿Llegas ya o donde estás?
Dijo con su usual voz gruesa, lenta y como si estuviera aburrido.
–Oh... ¡Ethan-chi, me cogiste desprevenido! En este momento estoy en el centro comercial, no creo terminar a tiempo así que llegaré por mi cuenta.
–Uhm, okay, adiós.
Y colgó. Kise suspiró, le dolía un poco que a pesar de todos estos años Ethan siguiera siendo frío con él.
Empezó con la ropa y lo hizo rápido, compró cuatro camisas por ahora, después compraría más y se dirigió a la tienda de libros, según la chica que le recordó acerca del libro, se vendían como pan caliente.
Caminó por los pasillos de la categoría de novelas una y otra vez. Empezó a preocuparse cuando le faltaba por mirar solo un estante pero tuvo suerte, a solo unos pasos se veía la última. Emocionado intento agarrarlo pero terminó rozando los dedos de una chica pelirroja.–¿Rosalie?
–Uhm... ¿Hola?
La chica no se acordaba de él, le parecía familiar pero no sabía el nombre, algo sorprendente pero comprensible porque había estado tan enfocada en Yamato... no tenía ojos para nadie más. Acababa de verlo y estaba devastada y no era algo que le pudiese contar a las chicas, al menos no todavía. Tenía que guardárselo hasta que se él se fuera de nuevo.
Kise se enojó, pero cuando detalló la cara de Rosalie y se dio cuenta que sus ojos verdes estaban llorosos y un poco rojos (dejando en evidencia que había estado llorando) suspiró y arqueo una ceja.–Soy Kise.
–Oh, perdona. Kise Ryoutta ¿Verdad?
Kise asintió, pero empezó a sentirse extraño. A él le gustaba observar a la gente, y lo que había observado de ella no era nada de lo que observaba en ese momento, una faceta de ella que nunca había visto, ya que la mayor parte del tiempo mantenía una cara muy neutral y de vez en cuando lanzaba sonrisas que hasta a él le resultaban encantadoras.
–¿Te pasa algo?
Ella bajó la cabeza y empezó a mirar el piso, incomoda.
–No...
Kise se irritó al instante, era obvio que le pasaba algo.
–¿Ibas a tomar este libro?
Dijo señalando el libro.
–Sí. Pero no es como que lo necesite... estaba cerca así que decidí venir a ver si aquí habían copias.
Rosalie miró a los lados del pasillo y por entre los espacios de libros faltantes en los estantes, como buscando algo.
–Entonces lo tomaré yo.
Dijo Kise mirándola extrañado. Que mujer tan extraña.
–Está bien.
–¿Buscas algo más?
–No realmente... me estoy escondiendo... de algo.
–¿Es algún acosador o algo así?

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Demonios de dos.
Fiksi PenggemarAomine Daiki es el amor platónico de ___, le teme, pero le gusta. ¿Será capaz de robar su corazón?