Ojo por ojo

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*Narra Aomine*

–Sígueme la corriente.

Le dije dándole un breve apretón, salimos del baño y como suponía, el señor de antes ya estaba parado en frente con los brazos cruzados.

–¿A dónde cree que la lleva?

Me preguntó amenazante. Traté de no sonreír. Tenía muchas ganas de estrellar uno de mis puños en su estúpida cara. ____ trató de zafarse de mi agarre mirándome con el ceño fruncido, buena chica.

–Diferentes mujeres reportaron a una mujer sospechosa en este baño.

–Esa es una razón muy poco justificada. Esto es excesivo.

Mantuve mi vista impasible, este imbécil por muy corpulento que fuese no me iba a asustar.

–¿Algún problema, compañero?

Preguntó el veterano acercándose a nosotros. El tipo dio un paso atrás.

–No, señor.

–Tardó mucho en traerla para requisa, estamos apunto de revisar su equipaje también.

–Señor oficial, ¿no le parece esto excesivo?

–¿Excesivo? ¿Acaso no ha visto las noticias últimamente? Esta señorita lleva dando vueltas en el baño por ya casi 40 minutos ¿No le parecería eso alarmante?

–Los sigo a donde la lleven.

Dijo sin más sacando el teléfono y marcando a un número.
Caminamos rápidamente a la sala que daba a una salida a la pista. No quedaba muy lejos así que no demoramos mucho, las personas que nos veían pasar miraban con curiosidad y podía sentir los ojos del tipo en mi espalda. Observaba a ____ de reojo y se le veía serena, en verdad que era una excelente actriz.

–Hasta acá nos puede acompañar, señor.

Dijo el veterano abriendo la puerta para que ___ y yo entráramos.
Chasqueó la lengua pero asintió, llamando por teléfono nuevamente porque al parecer no le habían contestado antes.
Seguimos... y empezó la diversión. Le solté el brazo para agarrarla de la mano, se quedó viendo nuestras manos entrelazadas y suspiró, aliviada, pero no dijo nada. La dirigí casi trotando al auto blindado que estaba en un punto ciego que habíamos preparado en la pista, ella me seguía dando saltitos de vez en cuando para poder seguirme el ritmo. Entramos al auto casi jadeando, el veterano se había quedado allí por si algo pasaba con otro hombre y en el auto habían otros dos esperándonos. Cuando cerré la puerta sonó el teléfono del oficial que iba de copiloto.
Contestó y escuchó y escuchó. Desde mi ángulo vi que abrió los ojos como platos y tragó saliva.

–Si señor.

Y colgó. El auto ya se movía hacia la salida. ___ seguía sin decir palabra. Una vez estuvimos fuera se acercó y se acurrucó a mi lado. Nunca se me pasó por la cabeza que ella tuviera un lado tan débil. Pero bueno, al menos con ella y gracias a ella, también, todo había salido bien.
Me sorprendí cuando nos ingresaron en un hotel. Según los planes todo iba sincronizado con la captura de la señora Chizuku y para cuando nosotros hubiéramos terminado ellos más o menos también. Algo no estaba bien.
____ no preguntó porqué en un hotel. A penas nos dieron las llaves de una habitación ella entró sin más. Me esperé a que estuviera dentro para llevar al oficial del teléfono un poco alejado de la puerta.

–¿Qué pasó con Ethan?
Él frunció el ceño pero contestó.

–El señor Inoue tenía de seguro a la madre y al hermano de la señorita. Los tenía rodeados por si las cosas no salían como él esperaba en el aeropuerto. Eso era algo con lo que no contaba nuestro equipo, al menos no de esa magnitud, y por lo visto, la señora tampoco. Así que están trabajando en ello antes de que les llegue el mensaje de que ___ escapó.
Asentí. Mierda, mierda ¡mierda! Aunque me parecía irónico, ojo por ojo, señora Chizuku.
Me entregó un bolso con ropa que me había mandado Kise. Él no había participado en esto porque tanto como la madre de ___, como el señor Inoue, sabían quién era y lo reconocerían fuese donde fuese. Entré a la habitación y ella estaba sentada en la cama mirándose las manos.

Demonios de dos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora