Capítulo 15

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A la noche Tahiel estaba leyendo un libro, "La lucha de un ser", así se llamaba. Y yo solamente intentaba dormir. Muy típico en mí.

-¿Has oído hablar de las Espadas de Reyes? –Dije preguntando debido a que no podía dormir, como te habrás imaginado-.

-Dicen que son espadas legendarias y con mucho poder.

-No es que tengan poderes como tal, solo ayudan en flujo de Seida.

-¿Seida?

-Sí, ya sabes... la energía que tenemos para crear magia, cuando nos quedamos sin Seida apenas podemos andar, por eso hay que suministrarla bien en las batallas. Si nos quedamos sin Seida... adiós para siempre.

-Pues no tenía ni idea de que eso existía, yo soy de Cachimberg, un pueblo alejado de todo, las dinastías no es que vayan allí a pasar las vacaciones.

-Ahora que lo pienso, pueblo Cachimberg pertenece al reino de Darkour –dije incorporándome-. Entonces, eres Darkouriense.

-Vaya... que novedad.

-¿Y cómo es todo allí?

-Mucha humedad, muchos murciélagos, y poco sol. Nos vamos del tema, ¿Qué querías decir con esas espadas?

-Me gustaría conseguir la Espada de Reyes de Ignis, su nombre es Kenai. He oído hablar sobres esa espada pero nunca la he visto con mis propios ojos. Siempre pensé que estaría oculta en alguna parte del castillo. Pero ahora está en ruinas.

-No te creas, incluso quieren terminarlo.

-¿Qué?

-Los nobles invirtieron dinero para reconstruir el castillo, no todo de él se quemó, la base no, así que lo estaban reconstruyendo, contrataron a demasiados constructores. Pensaba que ya los sabías.

-¿Y se sabe de algo de la corona?

-Los nobles aún están discutiendo por ella. Pero he odio que quieren dejar de pelear por la corona y entregársela a alguien, a alguien que a ellos les convenga, obviamente.

-Vaya –dije tumbándome de nuevo-. Que vueltas da la vida.

Y esta vez sí que pude dormirme nada más cerrar los ojos, o por lo menos lo intentaba. Otra vez. Recuerda, antes de juzgarme que soy yo, observador mío.

Al día siguiente empecé a caminar junto a Tahiel por los pasillos, todo esto fue después de habernos vestido y haber desayunado cuando Tahiel volvió a darle a la maldita cuerdecita. Pero con esta narración simple te apañarás, no quiero entrar en detalles, o por lo menos no de momento. Él me estaba contando algo relacionado con los gatos, y no le escuchaba mucho debido a que iba un poco dormido. Pero debo admitir que todo eso se me pasó cuando volví a ver alguien a quien olvidé por completo tiempo atrás.

-¡Ivar!

Corrí hacia su posición, dejando al pobre Tahiel atrás. Le abracé. Y él me lo correspondió. Incluso casi me levanta del suelo de su increíble fuerza.

-¡Se me olvidó por completo lo del pueblo del Exiliado!

-No te preocupes –dijo con un poco de risa en sus palabras-, tu padre mandó a un mensajero a buscarme. Y aquí estoy.

-¿Sabes algo de John?

-Creo que murió contra el ejército que envió la reina de Aqua. Se hablaba últimamente mucho de ese asalto.

Algo me inquietaba, el saber lo que estaba detrás de la máscara.

-Seguiste teniendo contacto con mi padre, ¿verdad?

El Rey PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora