Las Crónicas de Narnia: El Príncipe Caspian (Peter Pevensie & tú)

Capítulo 1: De regreso a Narnia

____ POV

Me encontraba con Susan en un puesto de periódicos cerca de la entrada al metro. Era temprano, y esperábamos a que llegara el tiempo de irnos al colegio, sí, había cambiado al colegio donde mis amigos y mi novio estudiaban. Desde que regresamos de Narnia, los Pevensie y yo, nos la pasamos todo el tiempo juntos: antes de la escuela, en la escuela, después de la escuela... nuestro tiempo en Narnia nos había unido, y ya había pasado 1 año desde que volvimos. La guerra no había acabado, pero era un poco más seguro que antes. Habían regresado a papá debido a una complicación que tuvo con su pie izquierdo, se pondría bien, pero no volvería a las filas. Peter y yo, por otro lado, manteníamos una relación. Aquí no estábamos casados, aquí solo éramos unos niños de 17 años en pleno amorío a mitad de una guerra mundial, pero estábamos felices y una de las razones por las cuales yo pasaba bastante tiempo con los Pevensie. Aunque, últimamente, Peter se había estado metiendo en peleas sin sentido por razones sin sentido.

Un chico de lentes se acercó al puesto, aparentemente también camino a su colegio. No pensé que fuera a decir algo pues, está claro, que no teníamos ni idea de quién era el chico, pero sin duda, él sí sabía de nosotras, o más bien, de Susan.

—¿Estudias en el Saint Finbar? –le preguntó a la castaña mientras "tomaba" un periódico.

–Así es –le contestó Susan sin ninguna expresión y apenas volviéndose a mirarlo.

–Yo estudio en la Casa Hendon, cruzando la calle –comunicó, y Susan sonrió a medias pero no respondió ante el comentario y siguió su atención en el periódico que tenía en manos, lanzando la típica indirecta de no-estoy-interesada-en-hablar-contigo, pero el muchacho, aparentemente, no la captaba o solo lo ignoraba–. Te he visto –siguió– Estás siempre sola.

Amigo, compra mejores lentes, yo la paso con ella varias veces.

–Sí, bueno, prefiero que me dejen en paz –se excusó Susan y se volvió de espaldas al puesto para poder seguir "leyendo" el periódico.

¿Qué hacía yo? Solo trataba de no soltar una carcajada.

–También yo –volvió el chico con una sonrisa- ¿Cómo te llamas?

Susan rodó los ojos irritada y le dió un nombre falso... hasta que llegó Lucy gritando nuestros nombres.

–¡Susan! ¡____! –su mirada era severa– ¡Más vale que vengan!

Ya preocupadas por como la pequeña niña venía de agitada, corrimos en dirección al otro lado de la calle. Al llegar adentro, había una multitud de gente formada en los escalones y vitoreando. Frente a ellos, se encontraba Peter y otros dos chicos peleando a golpes. Tenían a Peter agarrado por la camisa cuando su mirada se posó en mí, percatándose de mi presencia. Lo único que pude hacer fue lanzarle una mirada de decepción antes de que lo volvieran a golpear. Escuchar los quejidos de mi novio me hizo querer entrar en su defensa, pero hacer eso me traería problemas a mí también, además de que en este mundo no se está acostumbrado a ver a una chica golpear a un chico de esa manera, a mí no me molestaba, al fin de cuentas había estado en una guerra donde no existen armas de fuego y solo te tenías a ti, una espada y unas flechas para defenderte. Pero esto no era Narnia.

Tenían a Peter contra la pared a punto de ser nuevamente golpeado, hasta que entró Edmund a ayudarlo, tirando al suelo a uno de los chicos que golpeaba a su hermano. Hubieron unos cuantos golpes más hasta que los soldados llegaron. Todos comenzaron a darse la vuelta e irse, pero yo solo quería ir y ver que tal se encontraba Peter, solo podía observar, y al ver que no me movía, Susan me llamó y me jaló para que nos fuéramos igualmente.

Nos sentamos en una banca esperando al tren. Peter estaba cabizbajo y Lucy lo consolaba. Además de preocupación, me sentía alterada. No era la primera vez que se metía en una pelea.