Capítulo 5: Estrategias

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Después de unos minutos, llegó un fauno a avisar que se había vislumbrado a un soldado por las orillas del bosque, visiblemente interesado en saber que sucedía por aquí. Ahora también nos vigilaban...

Peter y Edmund salieron un momento de la sala para llamar a un grupo de narnianos y hacer una pequeña reunión para decidir que medidas tomaríamos. Caspian salió también pero fue el primero en regresar con un pequeño grupo de narnianos. Entonces se acercó a mí, y por primera vez, cruzamos palabras directas.

–Entonces tú eres la reina ____. La eminente esposa del Gran rey Peter.

Esbocé una sonrisa en simpatía.

–¿Así que es así como me conocen? –bromeé- ¿Nada más como la "eminente esposa del Gran rey Peter"?

–Pues no realmente, pero es un gran factor. ¿Es que no le gusta que le reconozcan por eso?

–No, claro que sí me gusta. Me enorgullece incluso, hasta podría decir. Es decir, ¿a quién no le agradaría que todo el mundo supiera que eres la chica con la que el chico al que amas ha escogido estar? –por unos segundos, la expresión de Caspian pareció endurecerse– Pero creo que mi recuerdo no se debería limitar solo a eso, ¿o sí?

–Bueno, si la hace sentir mejor, en las historia de la Antigua Narnia se habla de las tres reinas de Narnia siempre peleando a la par en las batallas con los dos reyes, cubriéndose las espaldas mutuamente. Ellas tan capaces como ellos. Inclusive tal vez más. Magníficas guerreras y gobernantes. Yo creo que eso es asombroso –relató el príncipe sin apartar mirada de mí. Podía notar también la mirada de Susan puesta en nosotros.

Solté una risita.

–Bueno, gracias –le dije todavía con una sonrisa, bromeando– Sin duda es bueno saberlo. De todas formas, ¿cómo es que sabes tanto de nosotros? ¿De la Narnia antigua y así? ¿No está prohibido?

–Ciertamente sí, está prohibido, pero... mi profesor... es mitad narniano. Desde que recuerdo y desde que ha sido mi tutor, me ha enseñado todo lo que concierne a la historia de Narnia y de ustedes... a espaldas de mis padres y mi tío. Él fue quién me ayudó a escapar y me dio el cuerno para llamarlos... aunque... empiezo a preguntarme si fue una buena idea. –confesó.

–Si lo dices por Peter, lo entiendo. Ha estado extrañamente sensible últimamente, por así decirlo. Pero... sus intenciones son buenas, nobles, a pesar de todo. No dudo de su buen corazón. Y sé que ayudaría a Narnia incluso si es lo último que hace.

–¿Tan segura está de él? –preguntó con una expresión un tanto decepcionada.

Asentí con una sonrisa.

–Muy bien. Le creeré. Por Narnia.

–Por Narnia –le afirmé–. Por cierto, no es necesario tanta formalidad, Caspian. Puedes llamarme ____. Hablo por todos nosotros.

–Muy bien. Lo haré –y esbozó una pequeña sonrisa.

Entonces se oyó la voz de Peter dando inicio a la reunión, quién había llegado en un punto de la conversación con otros narnianos, al igual que Ed. Le dirigí una sonrisa al rubio, pero éste solo me miró indiferente, y me encaminé donde Edmund del otro lado. Caspian se unió a Susan en el opuesto.

–Es solo cuestión de tiempo –informaba Peter–. Las tropas de Miraz ya vienen en camino. Significa que esos hombres no protegen el castillo.

Caspian lo miraba expectante, tal vez tratando de descifrar que plan maquinaba en su cabeza.

–¿Y qué propone, su majestad? –preguntó Reepicheep.

Entonces la mecha de una bomba que estaba segura que dentro de poco estallaría, se encendió.

Las Crónicas de Narnia: El Príncipe Caspian (Peter Pevensie & tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora