Las Crónicas de Narnia: El Príncipe Caspian (Peter Pevensie & tú)

Capítulo 3: ¡Caspian!

POV ____

Después de escuchar al enano, tomamos el bote que era de los telmarinos que habían intentado ahogar a Trumpkin, sí, ese era el nombre de nuestro pequeño amigo, y nos dirigimos al campamento de Caspian, un supuesto príncipe telmarino que ha estado ayudando a los narnianos que restaban y la persona que nos había llamado de vuelta a Narnia. Habían sucedido muchas cosas en nuestra ausencia, y aún no nos poníamos al tanto de todo lo que había pasado en éstos pasados 100 años.

Peter remaba el bote por el río mientras mirábamos alrededor asombrados por cuánto había cambiado éste mundo en el tiempo que estuvimos fuera. Nada era como antes, por muy bello que se viera la naturaleza a nuestro alrededor, la vibra que emitía era diferente... muda... y no yo no era la única que lo había notado.

–Están muy quietos –observó Lucy con un tono de preocupación y decepción.

–Son árboles, ¿qué esperabas? –le contestó Trumpkin sin darle importancia.

–Antes bailaban.

El enano lanzó una rápida mirada y empezó a contar lo que había sucedido.

–Poco después de que ustedes se fueron nos invadieron los telmarinos. Los sobrevivientes se ocultaron en el bosque, y los árboles... se sumieron en un sueño profundo del que no han vuelto a despertar.

–No lo entiendo, ¿cómo Aslan permitió que esto pasara?

–¿Aslan? –insinuó indiferente el enano– Nos abandonó al mismo tiempo que ustedes.

Ese comentario me hizo sentir más culpable de lo que ya me sentía, es más, no solo a mí, si no a todos nosotros. Nosotros como reyes y reinas de Narnia, teníamos la responsabilidad de velar por este lugar, nuestro pueblo; habíamos ganado la gratitud de todos los narnianos y durante nuestros 15 años de reinado aquí, manteníamos una buena relación con nuestro pueblo. Así que en parte, entendíamos lo traicionados que se habían sentido cuando regresamos a Inglaterra sin previo aviso, cuando desaparecimos sin nada más, les habíamos hecho creer que los abandonamos porque quisimos cuando en verdad no era así.

–No quisimos abandonarlos –solté apenada después de ver las caras entristecidas de mis amigos–. No nos fuimos a propósito.

–Pero eso ya no importa, ¿o sí? –fue lo único que dijo Trumpkin sin expresión alguna hasta que habló Peter.

–Llévanos con los narnianos... y eso va a importar.

Después de eso, volvimos a quedar en silencio.

Amarramos a la orilla de un claro. Mientras ayudábamos con el bote, oía a Lucy decir algo, más bien, hablar con alguien. Cuando nos volvimos, pudimos ver a un gran oso negro pararse en dos patas a modo de defensa e ir hacia ella. Tardamos en actuar hasta que Trumpkin advirtió y vimos correr al oso para atacar a Lucy. Tomé rápidamente mi arco decidida a atacar al animal pero me era difícil fijar un punto al que lanzar la flecha temiendo lastimar a Lucy, pues ésta se encontraba justo frente a la bestia, y aparentemente, Susan parecía tener el mismo problema que yo.

–¡Dispara, Susan! ¡Dispara! –gritaba Ed algo histérico– ¡____!

–¡No puedo! ¡Podría darle a Lucy! –contestaba yo mientras seguía tratando de fijar el punto en el animal.

Entonces, una flecha salió volando y dió perfectamente en el blanco, con Lucy ilesa. Pensé que había sido Susan, pero al volverme hacia ella, caí en la cuenta de que seguía sosteniendo la flecha y me lanzó una mirada "¿Qué ha pasado?". Fue entonces cuando nos volvimos a nuestro pequeño amigo, quien sostenía un arco en sus manos.