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Cansada y con mucho sueño estaba acostada en mi puesto del salón, Melissa trataba de subirme el ánimo con noticias de que mi profesor de física había renunciado y probablemente no tendría esa asignatura por un tiempo hasta que encontraran reemplazo.

Te envidio por no tener esta materia, hija de la fruta.

-Con la suerte que tengo, lo encontrarán hoy- dije abatida, Melissa estaba al tanto de que practicaba boxeo y del esfuerzo físico y mental que debía hacer para rendir tanto en el deporte como en el estudio, por lo que siempre estaba ahí para escuchar mis quejas o ayudarme en alguna materia que no entendiera.

-Hayley, no crees que deberías tomarte la tarde de hoy para descansar y avanzar en tus pendientes, siento que estás apunto de desmayarte- levanté el rostro para ver su cara llena de preocupación y me bajo todo el cariño que le tengo en un segundo, por lo que me incorporé y la abracé fuerte.

-Tranquila amiga, en verdad estoy bien, ahora sal del salón que mi clase va a comenzar y la tuya también- dicho esto, nos separamos y ella se fue a su clase de historia mientras que yo me quedé nuevamente recostada en el puesto.

Ahora me tocaba física, y como todos, no esperábamos que hubiera un reemplazante tan luego, por lo que cada uno comenzó a hacer lo que quería.

Pasaron unos minutos cuando un fuerte portazo acabó con la felicidad de todos, pero la mía fue destruída y luego polvorizada al ver que el desconocido nuevo profesor era...

Hunter Ivanovíc.

Mierda, aparte de soportarlo en el gimnasio debo hacerlo aquí y desgraciadamente en este lugar no puedo molerlo a golpes.

-Buenos días, soy su nuevo profesor de física y aunque les parezca joven, quiero que me traten de usted- dijo de una manera cortante y amenazadora que no daba paso a que uno lo contradijera.

Las chicas inmediatamente comenzaron con la estrategia de conquista, dejándose ver como unas verdaderas trepadoras necesitadas. Hunter por su lado las ignoraba y no contestaba ninguna pregunta que se le hacía si tenía relación a su vida personal.

Los chicos y yo comenzamos lentamente a ser desplazados por el público femenino, por lo que decidí irme a sentar con ellos al final del salón. En esos momentos agradecí llevarme bien con todos ellos, ya que me incluían en los temas de que hablaban y no hacían distinción.

-Y dinos Hayley ¿Aún sigues boxeando?- preguntó Gabriel, el chico que anda detrás de mi amiga hace unos meses, pero no se ha atrevido a confesarse por miedo al rechazo.

Los demás esperaron en silencio mi respuesta y victorearon cuando afirme que seguía practicando, tanto que me dió un ataque de risa por sus actitudes.

-A ver ¿Por qué tanto escándalo al fondo?- preguntó Hunter enojado y todos nos callamos inmediatamente.

-Es que nos alegramos de que Hayley siga boxeando- habló Gabriel valientemente, tanto que decidímos hacerle un altar por representarnos.

-¿Y por qué tanta alegría?- preguntó con curiosidad fingida, tanto que hubiera preferido que no lo preguntara.

Ya te las verás conmigo cabrón.

-Por que es un grandiosa deportista, nos ha representado muchas veces en torneos intercolegiales y ha traído el premio mayor en cada categoría o deporte que participa- respondió Gabriel orgulloso, y con gestos afirmativos de todos los demás chicos.

-Entonces debe ser una persona muy importante para tí- concluyó mi nuevo profesor mientras se apoyaba en su mesa con los brazos cruzados.

-Claro! Es todo un modelo a seguir, a muchos de nosotros nos gustaría ser así de aplicados como lo es ella- respondió e iba a seguir halagandome, pero lo interrumpí.

-Ya ya, si tampoco es para tanto- dije tratando de terminar el tema.

-Señorita Johanson, debería aprender a no interrumpir a sus compañeros cuando estos están hablando- me regaño el estúpido con arrogancia, y fue ahí que pude leer sus intenciones, quería que Gabriel siguiera hablando para luego humillarlo con el resto por tener esos sentimientos de admiración hacia mí, que fácilmente se podían interpretar como si yo le gustara.

-Se acabó, no aguantaré que siga con este tema- golpee la mesa con el puño mientras transmitía toda mi rabia con una dura mirada a Ivanovíc- y Gabriel, si tanto me admiras como dices, hazme el favor de demostrarmelo con el mismo esfuerzo que yo lo hago, para luego ser yo quien te admire.

Molesta corrí fuera del salón, no podía aguantar más la arrogancia de ese tipo, y menos la manera que buscaba humillar a los demás.

Si de mi dependiera, no lo dejaría ir al torneo por su actitud, pero supongo que es bueno y por eso lo eligieron.

Mierda, mi vista está borrosa y me duele la cabeza... mis piernas... se sienten débiles...yo...

Hayley!!!!!

Mi nombre fue lo último que escuché antes de que todo se volviera negro.

2 horas después...

Sentí una mano helada en mi frente y luego en mi mejilla, lo que hizo que me removiera incómoda ante tal toque tan extraño, el contacto de la mano desapareció y yo abrí lentamente los ojos para que se fueran acostumbrando a la luz.

-Al fin haz despertado- dijo Hunter de pronto, lo que hizo que abriera los ojos de golpe.

-Tú...- dije mostrando mi mano y repitiendo el gesto que había sentido dormida

-No no, yo jamás lo hubiera hecho- contestó rápidamente y un silencio incómodo nos invadió.

-Creo que te debo una disculpa, te desmayaste por exceso de estrés y tener pocas defensas en tu organismo- comenzó diciendo y su mano fue a parar a su pelo, peinándolo hacia atrás- si no te hubiera hecho explotar...

-Da igual, tu personalidad ya me hace explotar de por sí- respondí indiferente, aún me provocaba rechazo su persona.

-Oh señorita ya despertó- dijo la enfermera mientras entraba al box donde yo me encontraba y ponía un termómetro en mi axila.

Hunter salió silencioso y cuando la enfermera se aseguró que ya no estaba, comenzó su vómito verbal.

-Sé muy bien Hayley que tu no estás interesada en el profesor, pero él si está interesado en ti, por lo que te pido que tengas mucho cuidado con lo que dices- me regaño y alzó la mano para que no la interrumpiera- aparte, fue él quien te encontró desmayandote, ya que cuando se dió cuenta de su error salió a buscarte y te vió apunto de caer al piso.

-¿Por qué dices apunto? Si yo sentí el golpe.

-Por que el golpe que sentiste no fue contra el suelo, sino contra su pecho- dijo ella con toque romántico- Así que cruzando la puerta, quiero que vayas inmediatamente a agradecerle.

-Lo veré en el gimnasio en la tarde- dije despreocupada mientras veía el termómetro- no tengo fiebre, me voy.

-Ni se te ocurra Johanson, así no debes ir- dijo enojada- lo buscas, le agradeces y le avisas que no irás.

-Ya tía- dije mientras besaba su mejilla y tomaba mis cosas- nos vemos.

-Cuidate mucho, no quiero que mi sobrina favorita esté enferma- dijo y cerró la puerta.

Ahora sólo me faltaba encontrar a Hunter Ivanovíc...









Hayley Johanson... La reina del ring.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora