Ha pasado una semana desde el incidente.
Una semana desde que no hablo con Hunter.No voy a mentir, él ha tratado de hablar conmigo innumerable de veces, consiguiendo con Richie mi número telefónico, interceptándome en los pasillos, siguiéndome de camino a casa... hasta me hace hablar en su clase, para tener palabras mías hacia él.
Pero ninguno de estos hechos se ha comparado con el de hoy, cuando delante de toda las personas que estaban en la cafetería se acercó a mi mesa y pidió amablemente que lo siguiera.
Me paré lentamente, pensando en que ya se crearon rumores en los cuales nosotros eramos los protagonistas y que su persistencia por hablar conmigo debía parar.
Y ahora estamos aquí, en silencio, en el patio trasero de la escuela. Yo pateando una roca mientras que él al parecer busca las palabras adecuadas para comenzar a hablar.
-La he cagado- soltó y yo sólo puse mi cara de "No me jodas, ni lo sabía" - Mira, no soy muy bueno con las disculpas y es muy estúpido de mi parte haberte buscado cada día para hablar y ahora no sé que decir.
-Di un "lo siento" y listo, te liberas de la culpabilidad y todo vuelve a la normalidad- dije indiferente aunque él notó mi incomodidad.
-Pero... ¿En verdad me estarías disculpando?- preguntó con una carita de cachorrito arrepentido que me ablandó el corazón, surgiendo unas ganas de apretarle los cachetes y sacarle una foto a esta faceta tan escondida suya.
-Nop, pero da igual, aquí lo que importa es tu culpabilidad e insistencia- dije natural aunque mis ganas de llorar fueron aumentando, aún dolía recordar las palabras que había dicho sobre mi padre.
Antes de poder detenerlo, él me jaló del brazo e hizo que quedara pegada a su pecho, mientras me envolvía con sus brazos.
-No quiero que me odies, no quiero que finjas perdonarme- me abrazó más fuerte- quiero que todo vuelva a ser como antes y que en serio estemos en buenos términos.
Seguía abrazándome y eso me comenzaba a incomodar, no es como si yo pudiera hacer borrón y cuenta nueva, y menos si me dañaban en verdad.
-Eh profesor, ya me puede soltar- dije mientras me removía y él proseguía a liberarme con cautela, miraba el suelo sin despegar su vista en contraposición a mí, que miraba a los alrededores en busca de algún curioso observador.
-Y entonces...-pausa y carraspeo- ¿Podremos entrenar juntos hoy?- preguntó mirándome directamente a los ojos y transmitiendo su ansiedad por saber mi respuesta.
-Supongo, aunque sólo te pido que no menciones más a mi padre- respondí subiendo y bajando los hombros, él afirma con la cabeza y comienza a irse del lugar, dejándome ver una perfecta vista de su esbelta figura desapareciendo cada vez más entre los pasillos repletos por el alumnado.
Esperé unos minutos antes de volver a mi día normal, clase tras clase Melissa quería hablar sobre nuestra relación y mi condición de "suertuda". Según ella, la atracción que sentía por mí era inminente, pero yo le explicaba una y otra vez que era sólo interés por ser compañera en el boxeo.
-¿Eso quiere decir que se irán juntos a Australia?¿Ambos...Solos?-preguntó con su habitual hemorragia nasal imaginaria cuando su mente maquinaba imágenes más provocativas. Mi amiga era una pervertida con carita de santa.
-No me molestaré en contestarte si quiera- respondí y ella siguió con su novela mental.
-Vamos, admite que será interesante convivir con él en una relación informal- agregó y puso cara coqueta que me generó un ataque de risa- estoy tan segura que pasará algo entre ustedes que hasta apostaría algo.
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Hayley Johanson... La reina del ring.
Short Story"Todos aquí tenemos algo en común... Estamos hechos para pelear"