14.

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Hunter tomaba una pequeña siesta al lado de la piscina mientras yo me entretenía dentro de esta.

Habíamos acordado no entrenar hoy por culpa del mal rato que nos hicieron pasar esos hermanos, pero si  iríamos a ver las peleas y las estrategias de nuestros rivales.

A lo lejos vi como la rubia miraba a Hunter y se arreglaba un poco para encaminarse hasta él.

Yo, haciendome la tonta como si no la hubiera visto, nadé hasta la escalera y salí de la piscina para sentarme en sus muslos y sorprenderlo con lo fría que estaba debido al agua.

Hunter inmediatamente sonrió y  levantó un poco su torso para sentarse, paso sus manos por mi cintura despacio hasta entrelazarlas detrás de mí espalda.

-Te gusta jugar sucio...- dijo y yo me reí, me limité a guiñarle un ojos y pasar mi lengua por su labio inferior- maldición, te ves tan sexy con ese bikini blanco.

Sus manos comenzaron a bajar y a subir sin parar, en un compás lento mientras nuestros labios se iban hinchando y enrojeciendo cada vez más.

-Piscina- demandé y él se dio cuenta de mis intenciones, aquella guarida repleta de agua se encontraba completamente vacía por la hora que era y yo la quería usar a nuestro favor.

Se paró en segundos, sin complicaciones por tenerme trepada a su torso y sin previo aviso tomó vuelo y se lanzó con ambos al agua.

El cambio de temperatura que sentí fue tan brusco que temí enfermarme, pero sus ágiles labios en los míos hicieron olvidar todo, incluso a la rubia que no había dejado de mirarnos y continuar su marcha hacía nosotros.

Mi espalda golpeó con el borde de la piscina y un pequeño gemido salió en respuesta a los besos repartidos en mi cuello hasta la clavícula.

Mis ojos se toparon con los de la rubia colérica y aproveché para pasar mis uñas por la espalda de mi novio, dejando unas leves marcas que vería más adelante.

-Parece que te gusta el agua- se burló Hunter y yo ronronee en respuesta.

-Si... y más si soy observaba- mordí su lóbulo y pasé mis manos por su cabello mojado, peinandolo y desordenandolo a mi antojo.

Su miembro se endureció más y mi mano lo fue a apretar con maldad, recibiendo una mirada totalmente lujuriosa y un gran gemido.

-Me estás tentando demasiado Hayley, y no soy de los que las chicas calientan y los dejan con las ganas- advirtió Ivanovic con una voz tan ronca que sentí su amenaza hasta los huesos.

-No pienso quedar a medias, Hunter- respondí segura y comencé mis movimientos lentos y tortuosos en su pene, los cuales pareció fascinarle.

Comencé a aumentar la velocidad, ya liberando completamente su miembro del traje de baño y viendo como mi novio acercaba sus caderas mientras dejaba su cabeza cerca de mi oído.

Sus gemidos me animaban a continuar y sus manos se filtraron por la parte superior de mi bikini, masajeando sensualmente mis pezones ya erectos.

-Abre las piernas- demandó y yo obedecí, sintiendo como despacio se iba filtrando su mano hasta mí centro.

Comenzó masajeando el clítoris y yo mordí mi labio inferior para no soltar un grito de fascinación, su mano se movía tan bien, pero no demoró mucho para introducir su dedo índice en mi interior.

Su otra mano que aún continuaba en mi pecho, se movió hasta mi cabeza para jalar mi pelo y guiar mi boca hasta la suya, impidiendo que yo gimiera en voz alta.

Un dedo, después otro y luego el otro, entrando y saliendo de mi con un movimiento tan sincronizado, que me quejé demasiado cuando paró.

-Vamos al cuarto, ya no soporto no poder penetrarte- dijo bajo pero demandante, separándose un poco para atraerme de nuevo a su torso.

-Uff... pero que poético Ivanovic- bromee, pasando mi mano por su torso.

-A mi no se me dan las palabrerías, y menos si te tengo tantas ganas- estrujó mi trasero y yo respondí mordiendo levemente su hombro.

Me solté y me dirigí a la escalera para subirla, Hunter me fue siguiendo pero con lentitud, lo que me incentivo a decir...

-El último que llegue hace de sumiso- dije y salí corriendo mientras dejaba atrás a un Hunter que maldecía y se quejaba de mi trampa.

Subí rápidamente al elevador y a la hora de cerrarse las puertas divisé a mi novio empapado, apuntandome con el dedo y modulando un "me las pagarás".

-Hacen linda pareja- comentó una niña que me acompañaba y miraba la poza de agua que dejaba a mis pies- cuando tenga novio, quiero que mi relación sea como la de ustedes.

-Gracias, aunque plantearte bien el elegir a un chico como el mío no te haría mal- ambas nos reímos y yo me baje en nuestro nuevo piso.

Corrí por el pasillo y abrí la puerta de nuestro cuarto, sorprendiendome al ver a Hunter secándose el pelo con una toalla.

-Al parecer gané- dijo arrogante al ver como yo trataba de formar palabra pero ninguna salía- existe un elevador de pisos pares solamente, por si no lo sabías.

Reí, realmente frustrada y nerviosa a la vez, no había hecho más de dos veces de sumisa y Hunter expulsaba un aire de sádico  y de sátiro extremo...

-Te haz salvado por hoy, lo quiero duradero y ahora debemos alistarnos para las peleas- dijo relajado pero con toque serio.

Sonreí como pude y corrí al baño para sacarme el cloro de la piscina, realmente me había salvado aunque quizás no soportaría que fuera tanto tiempo.

Estúpida... Fue mi idea y salí perdiendo... realmente soy una idiota.

Lavé mi pelo y ya seca pero en toalla, salí del baño para escoger la ropa de hoy.

Un buzo negro holgado, combinado con un peto deportivo blanco y un poleron negro con el cierre abierto fue mi conjunto, sin percatarme que Hunter llevaba casi el mismo poleron.

-Uy, ahora somos una pareja goals por ir iguales- bromeó Hunter al verme lista, pero su sonrisa divertida se borró al ver que yo no me reía- ¿Qué ocurre?.

Yo no podía responder, me daban grandes nervios el como actuaría si le dijese que estaba preocupada por ser su sumisa, un rol que había hecho hace mucho y que me era difícil seguir por mi carácter autoritario.

Mis ojos se negaron a verlo a la cara aunque él insistía en toparselos, sus brazos de pronto me enrrollaron y apretaron contra su pecho, poniendo su mentón en mi cabeza.

-¿Es por lo de ser sumisa, no?- preguntó y yo me enterre más en el hueco del cuello y clavícula- No voy a obligarte a nada si no quieres, no debes preocuparte.

Inhalé profundo, tomando valor para alejarme y plantarle cara.

-Tengo miedo Hunter... mi inexperiencia como sumisa y...- mis ojos se llenaron de lágrimas que no quería derramar.

-Shhh... tranquila... no tienes que hacerlo si no quieres, no me vas a fallar en ningún aspecto- su sonrisa sincera apareció y una de sus manos acunó mi mejilla.

-Es que quiero pero no se... yo... no sabría que hacer y menos si funcionaría y tú tan sádico y nose...- respondí borrando las lágrimas que se resbalaban por mis mejillas.

-¿Tan sádico y poco sentimental me encuentras?- se rió, contagiandome un poco- Vamos a intentarlo cuando estés lista y de a poco, probando, sin obligarte a nada que no quieres... ¿está bien?.

Asentí con la cabeza y él sonrió, borrando los rastros de mis mejillas y besando tiernamente mi frente.

-Ahora sonríe que se nos hace tarde- y tomados de las manos nos dirigimos al ring.

Hayley Johanson... La reina del ring.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora