Al terminar la cena, Vera le cogió del brazo, tenía bastante fuerza:
-Mama, voy a salir al jardín con Lidia.
-Es Iria... -susurró ella.
-Eso, Iria, para conocernos mejor.
Ella se quedó un poco confusa, pero su confusión se cortó al verse ya en los jardines junto a Vera:
-¿Por qué me has traído aquí? -preguntó ella.
-Ya lo he dicho, para conocerte mejor.
Sinceramente, Iria estaba por primera vez en su vida nerviosa y no sabía el porqué. Podía ser por la mirada inquietante de la joven, o por el misterio que había.
Fueron caminando bajo un silencio incómodo. A cada paso, Iria dejaba ver su larga y suave pierna a través de la apertura lateral de su vestido blanco, y no podía de dejar de contemplar el elegante vestido de Vera que dejaba toda su espalda descubierta, dejando ver una frase tatuada en lo alto de uno de sus omóplatos:
-¿Qué significa? -preguntó Iria al ver que eran letras asiáticas.
-Sé tú misma.
-¿Tan simple?
-Para ti será simple, para mi está lleno de significados diversos -respondió sin despegar la vista de su camino.
Después de esas cortas palabras, el silencio regresó. Solamente se escuchaba el viento azotar los pétalos de las flores o las hojas de los árboles alejados.
De pronto, recordó que allí tenía su cámara de fotos:
-¡Oh! Casi se me olvida, ¿me dejas hacerte una foto?
-¿Cómo? ¿Por qué?
-Mi madre me ha dicho que haga fotos.
-Con que tú eras de la que hablaban todo el tiempo... la fotógrafa.
Iria sonrió mientras preparaba el objetivo de su preciada máquina:
-Mira, siéntate en este banco de piedras, así, con una pierna doblada, perfecta.
Se alejó un par de pasos y apuntó, miró a través de la cámara la dulce y hermosa sonrisa de Vera. En ese momento, algo raro sintió, era algo que no sabía explicar. Se quedó mirándola fijamente por el objetivo, estaba paralizada:
-¿Ya la has hecho? -preguntó Vera.
-¿Eh? -preguntó despistada- Ehm... no, espera un momento.
Se volvió a colocar y le hizo la foto:
-Ahora sí.
Miró la pantalla y vio la imagen. Vera se acercó corriendo:
-Wow, sí que tienes talento.
-El trabajo del fotógrafo sería en vano sin una buena modelo -contestó Iria.
-Gracias -dijo Vera un poco sonrojada.
Tras esa foto, tuvieron temas de los que hablar, era como si se hubiera roto el hielo:
-Y... tienes novio, ¿no? -dijo Vera con rostro serio.
-¿Novio? No, que va.
-¡¿No?! -exclamó sorprendida.
-¿Por qué te extraña tanto?
-No... por nada...
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Iria
Teen FictionTodos somos simples cuerpos, un trozo de piel y sangre sin apariencia importante. Lo interesante no es la envoltura, sino todo lo que nuestro cuerpo contiene, esos sentimientos reprimidos que deseamos gritar sin más. Eso es lo que importa, lo mister...