Capítulo 4

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Al terminar la cena, Vera le cogió del brazo, tenía bastante fuerza:

-Mama, voy a salir al jardín con Lidia.

-Es Iria... -susurró ella.

-Eso, Iria, para conocernos mejor.

Ella se quedó un poco confusa, pero su confusión se cortó al verse ya en los jardines junto a Vera:

-¿Por qué me has traído aquí? -preguntó ella.

-Ya lo he dicho, para conocerte mejor.

Sinceramente, Iria estaba por primera vez en su vida nerviosa y no sabía el porqué. Podía ser por la mirada inquietante de la joven, o por el misterio que había.

Fueron caminando bajo un silencio incómodo. A cada paso, Iria dejaba ver su larga y suave pierna a través de la apertura lateral de su vestido blanco, y no podía de dejar de contemplar el elegante vestido de Vera que dejaba toda su espalda descubierta, dejando ver una frase tatuada en lo alto de uno de sus omóplatos:

-¿Qué significa? -preguntó Iria al ver que eran letras asiáticas.

-Sé tú misma.

-¿Tan simple?

-Para ti será simple, para mi está lleno de significados diversos -respondió sin despegar la vista de su camino.

Después de esas cortas palabras, el silencio regresó. Solamente se escuchaba el viento azotar los pétalos de las flores o las hojas de los árboles alejados.

De pronto, recordó que allí tenía su cámara de fotos:

-¡Oh! Casi se me olvida, ¿me dejas hacerte una foto?

-¿Cómo? ¿Por qué?

-Mi madre me ha dicho que haga fotos.

-Con que tú eras de la que hablaban todo el tiempo... la fotógrafa.

Iria sonrió mientras preparaba el objetivo de su preciada máquina:

-Mira, siéntate en este banco de piedras, así, con una pierna doblada, perfecta.

Se alejó un par de pasos y apuntó, miró a través de la cámara la dulce y hermosa sonrisa de Vera. En ese momento, algo raro sintió, era algo que no sabía explicar. Se quedó mirándola fijamente por el objetivo, estaba paralizada:

-¿Ya la has hecho? -preguntó Vera.

-¿Eh? -preguntó despistada- Ehm... no, espera un momento.

Se volvió a colocar y le hizo la foto:

-Ahora sí. 

Miró la pantalla y vio la imagen. Vera se acercó corriendo:

-Wow, sí que tienes talento.

-El trabajo del fotógrafo sería en vano sin una buena modelo -contestó Iria.

-Gracias -dijo Vera un poco sonrojada.

Tras esa foto, tuvieron temas de los que hablar, era como si se hubiera roto el hielo:

-Y... tienes novio, ¿no? -dijo Vera con rostro serio.

-¿Novio? No, que va.

-¡¿No?! -exclamó sorprendida.

-¿Por qué te extraña tanto?

-No... por nada...

IriaWhere stories live. Discover now