Capítulo 8

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Cuando sus padres llegaron, ella estaba acostada en su cama con la mirada perdida en el techo:

-Ya hemos vuelto -dijo su madre entrando en la habitación- Cielo, mañana iremos a la casa de los Larsson a pasar el día.

Al escuchar eso, recordó lo que Vera le había dicho. En otro momento le habría encantado ir, pero tras lo que le dijo... si la veía solo sentiría dolor de haberla alejado por la estupidez que cometió:

-Yo no iré.

-¿Por qué? Estará Vera.

Ese era el motivo por el cuál no iba:

-Simplemente no quiero.

-Pues... deberás venir -dijo su madre un poco molesta.

Se apartó de la cama y se dirigió hacia la puerta:

-A las diez te quiero lista.

Después, salió de su habitación. No podía negarse ante su madre, debería ir.

A la mañana siguiente, vio como se abrían las puertas de la casa de los Larsson para dejar entrar su coche. Los nervios y el miedo se esparcían por su piel.

Salió del coche y les recibieron:

-Gracias por invitarnos de nuevo -dijo Meredith.

-Gracias a vosotros por venir -dijo Mike.

Iria intentó disimular su dolor mirando con odio a Vera, la cual la miraba de reojo. Sabía que estar allí le iba a hacer daño, así que decidió ir a dar una vuelta por los jardines sin decir nada, sin avisar a nadie.

Iria caminaba con pasos lentos, mirando la pantalla de su cámara y borrando cada una de las fotos que le había tomado a Vera, aunque las que ya estaban en papel no las podía borrar.

De pronto, alguien le tocó el hombro. Se giró extrañada y se quedó anonadada al ver quién estaba allí, era la persona que menos se esperaba y que no comprendía el porqué ahora hablaba con ella:

-¿Qué haces aquí? -preguntó nerviosa.

-Quiero hablar contigo.

-¿Qué quieres de mi? ¿Que diga lo siento? Está bien... lo siento mucho, pero ahora soy yo la que quiero que te alejes, me has hecho sentir ese dolor del que hablabas. Vera, vete.

Volvió a seguir su camino, pero Vera la seguía:

-Iria, espera, lo siento, soy yo la que me tengo que disculpar. Fui muy dura contigo, ni siquiera sé porqué reaccioné así...

-¡¿A lo mejor porque soy una acosadora?! -exclamó Iria dándose la vuelta.

-Iria... tengo algo que decirte, y ahora serás tú la que me des el dolor del que te hablé...

Ella se quedó confundida, no sabía que le quería decir, ni si quiera sabía porqué estaba allí o porqué le había pedido perdón:

-Iria... tú...

Suspiró hondo, no sabía como decirlo, ahora Vera era la que tenía miedo. Una brisa fresca bajó desde el cielo gris e hizo que la corta melena rubia de Vera se moviera junto a pétalos y hojas que se desprendían de las flores:

-Lo diré de una... -susurró animándose ella misma.

-Vera, déjame. ¡Vete! ¡Déjame sola! ¡No tienes porqué disculparte! ¡Soy una persona horrible! ¡Vet...

Unas fuertes palabras la interrumpieron, unas palabras que la dejaron patidifusa y sin saber que responder. ¿Qué debía de decir ella ante esa frase? ¿Por qué ella? Esas cinco palabras la desorientaron:

-¡Me he enamorado de ti!

IriaWhere stories live. Discover now