Esa enorme ola la hundió de imprevisto. Iria luchaba por salir de allí. Sin embargo, cada vez que sacaba la cabeza, otra ola le tiraba.
Vera intentó acercarse para ayudarla, pero la marea era demasiado fuerte y la expulsaba hacia la arena:
-¡Iria! -exclamó al no ver como volvía a sacar su cabeza.
Estuvo dos minutos seguidos sin dejar de llegar fuertes olas, Vera miraba con desesperación con la esperanza de verla, pero nada.
Después de un corto de tiempo más, el mar se tranquilizó. No había rastro de Iria:
-¿Iria? ¡¿Dónde estás?! ¡Iria! -gritaba mientras miraba hacia todos lados.
Se metió en el agua y empezó a moverse para intentar encontrarla:
-¡Ayuda! -exclamaba desesperada.
De pronto, vio en lo fondo a Iria. Se sumergió y la cogió por la cintura. Estaba inconsciente, así que decidió llevarla a la orilla. La tumbó en la arena y notó que no respiraba:
-¡Iria! ¡Responde!
Tapó su nariz y le hizo el boca a boca, de ese modo Iria comenzó a reaccionar y tosió para expulsar el agua, pero sus ojos no se abrían.
Pronto llegó la ayuda y pudo avisar a los Lindsey de lo ocurrido.
Al cabo de unas horas, Iria se encontraba en el hospital junto a su familia y Vera, quien le contaba todo lo que pasó con detalles, pero suprimiendo el contexto amoroso.
Estaban preocupados, ella no despertaba a pesar de que respiraba.
Calló la noche y su familia quiso regresar a casa a descansar y avisar a los familiares sobre el accidente. Vera se quedó sentada a su lado, tomándole de la mano.
No se encontraba bien, le dolía verla así, tenía miedo de que no despertara, aunque; según los médicos, no se encontraba en coma. Sin aguantarlo más, se levantó y se dirigió al baño para echarse agua en la cara y refrescarse. Se apoyó en el lavabo y se miró al espejo:
-¿Qué podía haber hecho para que no pasara? -se decía mirando su reflejo.
Dio un suspiro y salió de allí. Se dirigió hacia la cama de Iria, cuando notó que ella empezaba a abrir sus ojos:
-¡Iria! -dijo ilusionada.
Ella abrió los ojos y la miró con confusión. ¿Qué hacía allí?:
-¿Quién eres tú?
Esas palabras hicieron que la sangre de Vera se helara. ¿Qué estaba ocurriendo? ¿A caso Iria no la recordaba? Estaba demasiado confusa:
-¿No... no te acuerdas de mi?
-¿Debería hacerlo?
Tragó saliva y se quedó mirando a un punto fijo. Sin saber como reaccionar, no dijo nada y salió de la habitación con ira. Vio la recepción donde se encontraban dos enfermeras hablando y se apoyó allí con gran fuerza:
-¿Dónde está el doctor Wilson?
Enseguida entró el doctor y le hizo unas pequeñas pruebas mientras los Lindsey llegaban.
Estaban todos en la habitación junto a Iria, quien parecía recordar a su familia. Estaban esperando que les dijeran que era todo aquello:
-¿Y bien? -dijo Vera impaciente.
-Bueno... Iria sufre TEPT, Trastorno por Estrés postraumático, producido por el ahogamiento que sufrió en la playa. Debido a esto, ella no recuerda cosas puntuales, por ejemplo quien eres tú, jovencita, y que no sea de extrañar si no recuerda algo más.
-¿Y ya está? ¿No nos va a decir que podemos hacer? -dijo Vera furiosa.
-Podéis intentar hacerle recordar mediante foto o vídeos... no sé.
-¿No sabes? ¡Usted es el doctor! -gritó.
-Vera, tranquilízate -le dijo Meredith.
Ella suspiró:
-Está bien, haré todo lo posible para que me recuerde. Le enseñaré todas las fotos que ella hizo.
-¿Las fotos que yo hice?
-Sí, ¿no te acuerdas?
-¿A caso era fotógrafa?
Se quedaron paralizados:
-Sí, y se te daba muy bien -dijo Theodor con una sonrisa.
-Imposible, yo nunca he sido fotógrafa, odio la fotografía.
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Iria
Teen FictionTodos somos simples cuerpos, un trozo de piel y sangre sin apariencia importante. Lo interesante no es la envoltura, sino todo lo que nuestro cuerpo contiene, esos sentimientos reprimidos que deseamos gritar sin más. Eso es lo que importa, lo mister...