Las dos giraron la cabeza al escuchar un ruido. Sus rostros se helaron, las palabras salieron temblorosas:
-¿Q-Qué haces aquí? -preguntó Vera con temor.
-No estabas en la fiesta y te vine a buscar, pero veo que estás ocupada.
Seguidamente, salió de allí y Vera fue tras él:
-¡Jackson! ¡Espera! -exclamó Vera.
Él se detuvo y se giró furioso:
-¡¿Qué quieres?!
-Quiero explicarte todo, pero prométeme que no se lo dirás a mis padres.
-Ya... claro, además te tengo que hacer favores -respondió resoplando- ¿Sabes? A mi me gustabas de verdad y nuestra boda me hacía mucha ilusión. Quería que llegara cuanto antes, ahora...
-Jackson, eres un buen chico, pero como has visto a mi no me gustan los hombres.
-A ti te gustan las mujeres y específicamente la hija de los Lindsey -dijo en un tono burlón y cabreado.
El muchacho quiso irse, aunque Vera le tomó del brazo:
-Por favor... si quieres me casaré contigo, pero debes saber que mi corazón nunca te corresponderá.
-¿Tú te casarías conmigo si yo te lo pidiese?
Vera se quedó en silencio, ¿qué debía decir? :
-Ya veo, tú no lo harías por mi, lo harías por la empresa de tu padre.
-Jackson, ponte en mi lugar -le dijo ella mirándole a los ojos.
Iria decidió salir de la habitación y se asomó por la puerta, desde donde vio a Vera y Jackson.
El joven levantó su mirada y la miró con odio. Se soltó del agarre con gran fuerza y se marchó.
Iria corrió hacia Vera y puso su mano sobre su hombro:
-Tranquila, ya verás como no pasa nada.
-¿Y si dice algo?
-Pues lo arreglaremos.
Le dio un fuerte abrazo y bajaron de nuevo a la fiesta.
De repente, su padre la llamó. Ella se asustó, él ya lo sabía y eso no le gustaba. Tragó saliva, se apartó de Iria y se acercó a su padre:
-¿Si, papa? -preguntó acongojada.
-¿Me puedes decir por qué no me lo dijiste antes? Estoy muy enfadado, ¿tú sabes como estaría Jackson si se llega a casar contigo en esta situación?
-Lo siento papa, pero es lo que mi corazón manda.
Iria lo observaba todo y ponía el oído para escuchar. Estaba deseando que su padre le permitiera estar con ella:
-¡¿Lo que tu corazón manda?! ¡¿Y Jackson?! ¡¿Qué pasa con él?!
-Lo hecho, hecho está.
-¿Lo hecho, hecho está? ¡Si Jackson no te quiere no debes continuar con lo del casamiento!
-¡¿Qué?! -exclamó Vera sorprendida.
Iria casi se atraganta con su propia saliva, ¿de que hablaba Mike?:
-Debes aprender que hay veces en el amor que uno no es correspondido. El señor Ford y yo creíamos que os gustabais, pero al parecer no es así. Sin embargo, no es solo tu culpa por no decirlo aun sabiendo que él no te quería, sino que Jackson tuvo que decir algo, y nosotros no juntaros por el bien de la empresa.
Vera e Iria no lo podían creer. ¿Era tan sencillo? ¿Si Vera hubiera dicho desde un principio que no, nada hubiera sucedido? Además, creían que Jackson habría contado su secreto a sus padres, pero él había mentido para ayudarlas, para que Vera no se casara. Le estaban muy agradecidas, así que fueron a buscarlo.
Lo encontraron entrando en su coche negro:
-¡Jackson! -gritaron ellas.
Él subió al auto y bajó la ventanilla:
-Gracias -le dijo Vera.
Jackson le miró lleno de ira:
-Yo te hago este favor, pero tú debes hacerme otro.
Se quedaron anonadadas:
-¿Qué? -preguntó Iria intentándose imaginar lo que le iba a pedir.
-Vera, Iria... no quiero que os acerquéis a mi.
-¿Cómo? -dijo Vera sin entenderlo.
-Me habéis hecho daño, tú por no amarme e Iria por robarte, y no voy a permitir que vuestro recuerdo me impida avanzar para olvidarme de ti. Así que... esto es una despedida.
Subió la ventanilla, miró al frente y arrancó el coche. Así vieron como Jackson se alejaba por la carretera con su lujoso coche.
Iria le estaría eternamente agradecida.
YOU ARE READING
Iria
Teen FictionTodos somos simples cuerpos, un trozo de piel y sangre sin apariencia importante. Lo interesante no es la envoltura, sino todo lo que nuestro cuerpo contiene, esos sentimientos reprimidos que deseamos gritar sin más. Eso es lo que importa, lo mister...