Nunca pensaron oír esas palabras salir de los labios de Iria. Desde ese día empezó la lucha de Vera, no quería que Iria la olvidara, que ya no tuviera ni un solo recuerdo de ellas dentro de su mente, que no significara nada.
Todos los días iba a visitarla junto a un montón de fotografías que ella sabía donde las escondía. A pesar de sus esfuerzos, Iria continuaba mirándola de forma extraña, sin saber quién era, que quería ni siquiera sabía el nombre de la joven misteriosa.
Entró, como todas las noches, a la habitación, acompañada de una cámara instantánea y otro montón de fotos metidos en un bolso de tela. Se sentó a su lado y los sacó del bolso:
-Hola Iria, he vuelto -dijo cerrando su bolso.
-¿Otra vez estás aquí? ¿Cuándo me vas a decir quién eres y qué quieres?
-Eso lo debes saber tú.
-Pues no lo sé.
-¿De verdad no te queda ni un solo recuerdo de nosotras en tu cabeza?
-¿Recuerdos de nosotras? ¿Qué tienes que ver tú conmigo?
-Iria... -susurró con unas lágrimas en los ojos.
-Mira, no sé quién eres, ni que quieres, ni quién nos sacó esas fotos, pero lo que sí quiero es que dejes de entrar aquí como si nada. Yo no te conozco.
-¡¿Cómo puedes decir eso?! -exclamó Vera levantándose.
Iria le miró extrañada. Ella tomó una foto de ellas besándose y se la enseñó, la sujetó frente a sus ojos:
-¡¿Esto significa que no me conoces?!
Iria tomó la foto lentamente y la miró sorprendida. Efectivamente eran ellas, pero no entendía nada. Levantó las manos con la fotografía y la partió en dos:
-Me confundes con otra persona.
Aquella acción dejó sin aliento a Vera. Vio en el suelo partida por la mitad la foto, un trozo tenía el rostro de Iria y el otro el de ella:
-Basta ya.
-No, no quiero que sigas aquí incordiándome, vete ya.
-No lo haré.
-¿Por qué? ¿Por qué te quedas con una desconocida?
-Por favor... Iria... -suspiró Vera con los ojos cerrados mientras derramaba lágrimas cristalinas- Intenta recordarme, por favor...
-No tengo que recordar nada. Yo estoy con mi familia y eso es todo lo que necesito.
-¿Y yo? ¿Y la fotografía?
-Por última vez, yo no te conozco y a mi no me gusta la fotografía.
-¿Eso significa que no volverás a hacer fotos?
-¿Cómo que volveré? Yo no hago fotos, no tocaré ninguna cámara, lo odio, es un hobbie estúpido.
-Ese hobbie fue lo que mantuvo nuestra historia plasmada en papel.
-Tú y yo no tenemos ninguna historia.
Vera comenzó a recordar la promesa que se hicieron, aquella en la que se decían que nunca se olvidarían, en la que decían que se amarían para siempre, que estarían juntas toda la vida... Esa promesa se acababa de romper, ya no servían para nada esas palabras que se dijeron.
Iria había olvidado las dos cosas más importantes para ella, las dos cosas que más alegría le aportaban.
En ese momento, pasó por la cabeza de Vera la conversación que tuvieron su padre e Iria:
"-¿Soltarás un día la cámara?
-El día que la suelte es que la Iria que soy habrá muerto, ya no existiré "
Y lo comprendió, la Iria que conocía ya no existía. Los recuerdos de esa historia de amor por la que tanto había luchado para mantenerla en pie, esa triste historia de amor ya no estaba presente en Iria, no quedaba ni una mota de ella.
Iria había muerto.
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Iria
Teen FictionTodos somos simples cuerpos, un trozo de piel y sangre sin apariencia importante. Lo interesante no es la envoltura, sino todo lo que nuestro cuerpo contiene, esos sentimientos reprimidos que deseamos gritar sin más. Eso es lo que importa, lo mister...