Kihyun no podía levantarse de la cama y a Wonho le escocía el pene como nunca en su vida. — Creo que le quitaste centímetros de ancho. — comentaba el mayor de ambos sentado desde la cama mirando y tocando su miembro dormido entre sus piernas, lo inspeccionaba, parecía realmente preocupado por su virilidad. El peli rosa se cubría el rostro con ambas manos, no podía ver semejante escena descarada. Al final quiso moverse pero las caderas le fallaban.
— ¿Dónde quieres ir? — Wonho se acercó para contenerle pero el pequeño chico se negaba, parecía una bola de vergüenza.
—Te saqué turno al peluquero... es un conocido, tenemos que ir. — susurraba bajito, como escondiéndose. Hoseok le miraba encantado. Se levantó, dejándole solo un instante, se escuchaba el ruido de la bañera. Cuando volvió le tomó por la cintura y se lo cargo al pecho para llevarlo al baño con cuidado.
— Ya casi está llena. Te relajará. ¿Podría bañarme contigo? — desde afuera le bajó con cuidado, hundiéndole el cuerpo en el agua tibia, Kihyun dejó salir unos suaves jadeos que hicieron a Wonho entrar en problemas con su entre pierna. Por suerte dolía lo suficiente como para quedarse flácida. El rubio puso sales y agarró una esponja, empezando a limpiar la piel ajena mientras esperaba una respuesta.
— S...sí, está bien, puedes meterte. — no le miraba a los ojos, pero el mayor disfrutaba con solo oírle. Empezo a meter las piernas y despacito subió el cuerpo contrario al suyo, metiendolo entre sus piernas para que ambos encajaran bien en la bañera. Siguió lavándole, ahora la cabeza y el rostro.
— Tu piel es muy suave y hermosa. Realmente me gusta el lunar que tienes sobre tus labios. No lo había visto antes. ¿Usas maquillaje? —Hoseok estaba atento a cada detalle del cuerpo ajeno y Kihyun estaba tan rojo y su expresión era ridícula, quería enojarse y no podía del todo.
— D-deja de mirarme Wonho. ¡Deja de ver mis cosas! —chilló un poco, pataleando y la risa del esclavo se desprendió con gracia. Le siguió lavando y masajeando hasta que la piel de sus dedos se arrugó. El se había enjabonado rápidamente cuando tuvo la oportunidad.
— Vamos a desayunar. ¿Puedes levantarte? — le ayudó a salir del baño. Kihyun se sentía ligero, como con cinco kilos menos. La toalla con la que el chico le envolvía parecía hecha de nubes y se abrazó al pecho grande que estaba frente a él cuando le vio secándose el rostro y el cabello con una toalla. Wonho miró hacia abajo y sintió que la sangre subía a sus mejillas. Le abrazó despacio por los hombros.
— Eres muy hermoso. — le besó la cabeza y escuchó un quejido que enseguida se detuvo y el pequeño cuerpo solo movió la cabeza y empezó a caminar a la salida. Wonho se echó a reír por impulso, el más chico caminaba como si pisara huevo. El chico se volteó sonrojado y frunció el entrecejo.
— ¡No te rías! ¡NOO te rías! Es tu culpa. ¡No necesito que tu cosa sea tan grande. Eso es para las viejas esas podridas que tienen... que la tienen mas usada que ropa de linyera! ¿Sabes por qué estaba rojo ese día? 'Quince centímetros dormida' ¿qué rayos? Parecía que con eso solo las tipas se corrían en los asientos. Yo solamente lloré al respecto. — era la primera vez que Kihyun hablaba tanto, estaba rojo y ofuscado, haciendo los morros más adorables del mundo. Wonho quiso ir a abrazarlo pero le cerraron la puerta en la cara antes de que pudiera decir algo. Se quedo sonriendo con una mano en la puerta de madera y movió la cabeza a los lados. Le sorprendía todo el tiempo. Mordió sus labios, le deseaba más. Apretó su entrepierna que enseguida quiso levantarse pero la presión le había dolido.
Se cambio con unos jeans azules y una remera negra, arriba una campera de algodón con capucha y otra de cuero. Fue directo a la cocina. El desayuno estaba frío así que se dispuso a calentarlo y preparar otras tostadas. En unos minutos el chico pequeño volvía a aparecer, caminando un poco menos chueco. Como siempre vestía sencillamente, con jean y pullover al cuello con un saco arriba. Le miró y sonrió, acomodándole el desayuno frente a él. Había puesto cojines en la silla que solía sentarse y Kihyun se sonrojó pero se acomodó ahí sin quejarse. Comieron y se subieron al auto enseguida. El camino fue tranquilo y no tardaron más de veinte minutos. Siendo que vivían en medio de la nada misma era poco. Cuando bajaron Wonho no se despegó del más chico ni un segundo. No quería romper la armonía, no quería que nada le hiciera tocar botones. Entraron a un lugar grande y que desprendía lujo. El mayor sólo usó un segundo para recorrer la estructura con la mirada y enseguida volvió con los ojos al pequeño.
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Te compro, te tengo [Kiho]
Hayran KurguWonho fue criado como un esclavo que sirve en todos los aspectos desde que tiene memoria, Kihyun es el dueño de una empresa de video juegos que tiene trastornos compulsivos y baja autoestima. Él decide comprar un esclavo para esconder su condición s...