¡Hyung, es navidad! - Especial

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🎄 Segunda navidad juntos.

Kihyun estaba parado sobre una silla, un gigantesco pino verde y blanco de navidad estaba en el living de la casa, justo al lado un sillón con muchos almohadones navideños. Luces y bolitas de colores por doquier. Las medias colgadas en la estufa natural y muchos angelitos y muérdagos estratégicamente puestos. El ahora peli gris estaba tratando de poner una estrella blanca en la punta, pero aún parado sobre la silla no llegaba. Solo eran unos centímetros, se estiró, sus pequeños dedos tratando de embocarlo. Estaba seguro que si le calculaba al ángulo entraría sin problemas.

🎵

Desde la cocina, un peli rojo batía crema para hacer un postre, mantenía una sonrisa de oreja a oreja. Robándose bocados de dulce con el dedo mientras cantaba con emoción una melodía navideña. Giraba en su lugar y acomodaba las comidas que estaban preparando para la noche buena. Era la primera navidad que de verdad festejaba en su vida. La del año pasado era mejor olvidarla e incluso más años atrás las navidades eran solo una mala pasada, donde alguien lo compraba para sexo o contrataban a varios para compañía de eventos, navidad siempre era sinónimo de arduo trabajo. Ahora también trabajaba, pero haciendo comida y decorando para luego, si todo salía bien, acurrucarse en la cama con su preciado dueño después de una gigante cena con los amigos del mismo.

Pronto un sonido tosco y un grito se escuchó desde dónde estaba, sacándolo de sus recuerdos tristes. Sus ojos se abrieron asustados y con el delantal de cocina aún puesto fue corriendo a donde estaba su amo.

—¡Amo! ¡Kihyunnie! Oh, Kihyunnie. — el pequeño y delgado chico estaba sobre el pino, éste se había caído y en el movimiento las luces y las bolitas habían quedado sobre el menor. Sus pequeños y bizcos ojos estaban muy abiertos y abrumados. Parecía totalmente asombrado de lo que le había ocurrido.

Cuando Kihyun comprendió que Hoseok estaba ahí viéndolo en tan humillante posición, escondió la cara en sus manos, bajándola un poco. El pelirrojo se agachó enseguida, empezando a sacarle las luces y las bolitas de arriba, riendo bajo porque una estrella grande había quedado estratégicamente puesta en su cabeza.

— Precioso. Eres el arbolito de navidad más bonito de todos. ¿Qué tratabas de hacer? — pronto sus fuertes brazos rodeaban la cintura ajena, levantándolo del pino hacia su pecho, Kihyun se sujetó de su cuello, aún sin decir nada. Pasó a esconder el rostro cuando la vergüenza terminó de apresarlo.

— El otro día dijiste que al arbolito le faltaba la estrella en la punta. Que era como lo veías en la tele. Quería darte una sorpresa, pero no alcancé. — su cuerpo se acurrucó, la cara apretándose en Hoseok, tratando por todos los medios de meterse dentro del mayor, estaba abrumado. No solo no había podido poner la estrella sino que había tumbado todo. Por eso odiaba la navidad, lo hacía ver patético, eran porquerías, no servían para nada. Y la única razón por la que hacía dos años la festejaba es porque su hermoso esclavo tenía mucha ilusión cuando llegaba la época. Recordaba perfectamente su expresión el año anterior cuando habían caminado por un shopping y un árbol casi tan grande como una casa mediana estaba en el centro. La noche, por culpa de sus celos, había sido un desastre, pero este año creía fervientemente haber madurado.

— Mmmh. Yo veo que alcanzaste muy bien. Te pusiste arriba del pino. ¡Eres la estrella más hermosa de todas! — la risa del chico empezó a hacerse presente, sus ojitos desapareciendo mientras forcejeaba con el agarre ajeno para sacarlo de su escondite. Cuando pudo se lanzó al sillón para sujetarle de frente y poder verle la expresión. Le encantaba observar a Kihyun avergonzado y más cuando había cometido algún error de cualquier tipo.

Te compro, te tengo [Kiho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora