Un pedazo de mi

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Wonho dejó salir un jadeo suave y estiró las manos para poder tomar la cintura del más chico y girarlo despacio. Le vio tiritar, con los labios apretados y las mejillas rojas. ¿Cómo podía ser el mismo chico que le hacía todas esas crueldades? Mordió sus labios excitado y bajó para besarle la barbilla y luego el cuello. Con su mano iba desprendiendo la camisa botón a botón, él se la había sacado por arriba en un apuro pero ahora quizo hacer durar el momento una eternidad, era la primera vez que le tenía por tanto tiempo, le había gustado conocerlo aunque fuese un poco. Para su sorpresa le resultaba alguien interesante. Le desajustó el cinturón y apoyó la mano entera sobre su bulto.

El chico se retorció y escondió la cabeza a un lado, tomándose de los barrotes. Ahí Hoseok se percató que era otra cama, una nueva con barrotes sin romper, en los días encerrado la habían cambiado, ¿qué más podrían haber modificado? El pensamiento le duró un segundo y volvió a masajear. Cuando le sintió suficientemente duro bajó enseguida y abrió todo, dejando salir el contenido. Bajó los pantalones y bóxers con fuerza y engulló todo lo que estaba frente a él. Apretaba sus nalgas con fuerzas, retorciéndolas y masajeándolas de forma circular.

Kihyun estaba consternado pero solo pudo retorcerse hasta hundir los dedos en su cabellera y tironear de vergüenza, tenia las rodillas flexionadas y tiritaba. El sonido que despedían sus labios era lo mejor que el esclavo había escuchado en años. Tan pausado y apenas agudo, quebrándose en el medio, era angelical. El peli blanco le tomó un tobillo para estirarlo y tener más acceso. Sabía como se hacía una buena felación. No era experto, pero había sentido unas cuantas para saber donde tocar. Succionó y masajeó sus testículos. Jugó con el glande chupando y dando lengüetazos perdidos y bombeó con cuidado toda la estructura. En cuestión de segundos el chico se había corrido en su boca y él lo saboreaba, lamiendo sus dedos con normalidad. No estaba mal, no era tan distinto a que con una mujer, salvo que se quedaba sin aire, aunque al menos no era tan grande para darle arcadas.

Wonho parecía tener todos sus pensamientos en la mamada que acababa de dar, intentaba memorizar el sabor y salió de sus pensamientos cuando escuchó los reclamos del menor. Le estaba golpeando el pecho pero la verdad es que si no usaba otra cosa para lastimarlo no le lograba hacer nada. Tomó su pequeña mano y la mordió. 

— Estuvo bien, ¿no? Ahora te la voy a meter, no voy a dejar que te duela. Confía en mí.— comentó besando la frente contraria y se acomodó sobre el chico. Éste pareció entrar en crisis, se revolvió para todos lados y el peli blanco no se detuvo. Fueron unos minutos en donde Wonho estaba mordiendo sus pezones y lamiendo los bordes de su cintura, acariciando con los dedos una entrada tibia y sumamente apretada y de repente empezó a marearse. Alzó la vista ido y de forma borrosa vio como Kihyun luchaba con unos botones. 'Rayos'  escuchó al final, antes de caer desplomado sobre el cuerpo pequeño.

Al mas chico le faltaba el aire y tuvo que hacer mucho esfuerzo para salir de ahí abajo. Cuando lo hizo le miró y empezó a corroborar los signos vitales del muchacho de pelos plateados. Le giró haciendo palanca y se lo quedo mirando, estaba dormido, a la fuerza. Otra vez a la fuerza. Kihyun se revolvió los cabellos y empezó a marcar a un número de teléfono.

—¿Puedes venir? Yo... lo dormí con el botón. Quería tener sexo. No puedo, no puedo hacerlo con él, es hermoso y yo yo- — la voz se le quedo trabada al escuchar como le respondían casi a los gritos.

— ¿Por qué mierda le hiciste eso se puede saber! Lo haces confundir. Le dejas tocarte un día y lo rechazas el otro. Estoy yendo, maldita sea hyung. Eres un idiota.— se cortó la comunicación y el pequeño chico estaba agarrandose los cabellos mordiendo sus labios mientras miraba al techo. Empezó a cambiarse temblando y buscó un pijama de Wonho para vestirlo. No podía dejar que nadie le vea desnudo. Cuando estuvo acomodado en la cama le cubrió por si tenía frío y beso su mejilla con tristeza. Enseguida escuchó la puerta y bajó corriendo. Un chico apenas más alto que Kihyun y de expresión fría se adentró a la casa, no parecía más chico que el otro, pero lo era. Suspiró, abrazando al de pelos rosas.

— ¿Dónde está? — preguntó y empezó a subir las escaleras, le indicaron la puerta y rápidamente entró. Apoyó los dedos en el cuello y muñeca, ambas blancas como la nieve y luego abrió sus ojos para apuntar con una linterna. 

— Está bien, solo dormido. La dosis está correcta. Recuerda recargar el collar. No entiendo, lo hiciste adrede. No se estaba escapando ni mucho menos. Me pediste esto porque dijiste que se portaba mal. Pero ya no te creo hyung. — la expresión del chico era triste y Kihyun no tardó en ponerse a llorar.

— Chang... no puedo dejar que se vaya. Si me conoce me va a odiar. No le voy a gustar. Estoy seguro que todo lo que hace es porque está entrenado así. Se va a ir en la primera oportunidad. — Kihyun caminaba en círculos y temblaba. Luego de un momento ambos chicos bajaron a la cocina. La conversación se había tornado algo intensa y Kihyun lloraba otra vez. Fue ese sonido el que hizo a Wonho despabilar. Sus ojos se abrieron y todo giraba, alzó la mano y se tocó el collar. Miró a su alrededor y no había cadenas que lo ataran. Respiró profundamente y se levantó con cuidado. Tenía el pijama puesto. No le dio importancia, comenzó a seguir el llanto hasta encontrarlo. Sus manos estaban pegadas a la pared, sus músculos no le respondían correctamente. Empezó a divisar dos pequeños chicos hablando, apretaba los ojos y se frotó un poco hasta encontrarse más lúcidos. Changkyun dejó escapar un silbido y miró al peli rosa.

— No dura tanto en él como esperaba. Es saludable. Eso es bueno, aliméntalo correctamente Hyung. — hablaba con calma pero el menor estaba rojo y se había parado. Hoseok iba directo hacia él, trastabillando. Se acercó para ayudarlo. 

— No llores mas amo. — las palabras se le escapaban de la boca, pero eran firmes. Kihyun volvió a llorar y a avergonzarse, le ayudó a acostarse en un sillón que había a un lado. 

— ¿Lo ves? Se mueve siempre, no quiere estar en la casa. No le gusta la cama. ¡Quiere ir al trabajo conmigo! —el pequeño miraba a su amigo y éste se quedó pensativo, suspirando. No sabía como ayudarlo. Él era un médico recién recibido, con honores, pero igualmente nuevo. Y sus estudios no le eran de ninguna utilidad en esos casos.

— ¿Por qué no le preguntas a Shownu? Él conoce de esclavos. Aunque no creo que cómo este... Wonho es... ¿mucho más que un esclavo, no? Aparte no aparenta ser... sumiso. —

Kihyun golpeo la mesa y dejó escapar un fuerte shhhhh. Wonho estaba despierto a medias pero seguía ahí frente a ambos. Intentaba incorporarse todo el tiempo pero caía en seco cada vez que se esforzaba de más. Pasó el tiempo y en algún momento recuperó por completo la consciencia. Kihyun estaba sentado frente a él en la cocina, tomando algo que parecía ser café. Y el otro chico no estaba más. 

— K...yunni, ¿estás bien? — intentó pronunciar 'kihyunnie' pero no pudo, el chico le miró alzando una ceja y apretó los labios. 

— ¿Como me dijiste? ¿Hyunni? ¿Quién es esa persona? — el color en su cara se había ido. Wonho negó mareado y se apretó la frente. 

— Kihyunnie... me gustaría llamarte así. — Kihyun palideció hasta quedarse temblando y miró los botones, Wonho entró en pánico.

— Por favor... No. No. No. No lo hagas. — las palabras hicieron algún efecto porque vio el aparato siendo guardado otra vez. Su respiración estaba agitada y apoyaba la cabeza en el sillón. El alma le había vuelto al cuerpo.

Te compro, te tengo [Kiho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora