CAPITULO 9: AMOR, AL FIN SE O ADMITI

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Ella y yo encerrados en el armario, era lo más excitante que me había podido ocurrir con una chica, el ambiente en aquel lugar estaba cargado de tensión, amor, odio y deseo. Cada uno sabía lo que le podía pasar al uno si nos dejábamos guiar por los sentimientos que nos invadían al vernos juntos.  Ella, estaba hermosa en ese momento, la tenía junto a mí, ella débil a mis encantos y a mis besos, y yo inmune ante cualquier paso en falso de ella. En ese momento quise hacerle un montón de cosas, amarla, decirle que yo soy suyo, quisiera entregarle a ella todo mi ser, pero a cambio de ser yo el dueño de sus pensamientos, de su corazón y de su cuerpo. Miles de cosas pasaban por mi mente, su forma de besar, de caminar, de hablar, de sentir y de cazar…

 Ella, me miraba fijamente a los ojos, como si ella quisiera que le demostrara en verdad quien soy yo pero no podía, sabía que si le mostraba quien  en verdad yo soy, me iba a aniquilar como a los demás lobos. Pero también había un sentimiento oculto en ella, pensaría que yo soy un simple y patético hombre al cual ella podía transformar para que fuese como ella y estar juntos por el resto de la eternidad. Quisiera ser como ella piensa que soy yo, pero no puedo, simplemente  es antinatural que un monstro como ella, y yo una bestia, puedan estar juntos por el restos de sus largas y profundas vidas.

 Pasamos un buen tiempo en silencio, yo podía oler su aroma, a mujer y ángel al mismo tiempo. Ella interrumpiendo mis pensamientos me dijo:

 -Anthony, es mejor que dejemos las cosas así, tu y yo nos acabamos de conocer, no sabes quién soy yo en realidad, y créeme no quiero herir a Marcos o a ti mismo con mi forma de ser-. 

-No me preocupa Annie, sé que me deseas tanto, que no eres capaz de dejarme solo sin ti, además, yo se que tu no lo amas por su forma de ser, no me hagas esto, quédate con migo-, le dije acercándome nuevamente a sus labios, esta tartamudeando apenas me alcanzo a decir:

-Anthony, créeme que yo no te quiero hacer un mal a ti tan grande, pero se que no me deseas por mi cuerpo, sino por mi forma de ser, pero no lo hagas tan complicado, déjame ir, no soy para ti-, me incline y la bese nuevamente, sus labios son una droga para mí, ahora solo la quiero para mí, no quiero que nadie la mire ni nadie tenga el olor de sus labios, solo yo la quiero poseer, y no voy a permitir que ella se valla de mí, Prácticamente me obsesione con ella, pero no me importa, solos, mirándonos a los ojos, sin restricción alguna.

-Annie, no me hagas esto, simplemente se mía, y te prometo muchas cosas, solo dame tu pensamiento y tu querer,- le dije separándome lentamente de sus labios.

Esta se alejo de mí, y  me dijo:

-Lo siento, no soy para ti-, me dijo, esta se retiro del cuarto de servicios y me dejo dudando, me dejo solo y abandonado como una cría descarriada. Pero hay una ventaja en todo este asunto, la hago temblar, y ha admitido que me desea tanto como yo la deseo a ella, y no me voy a dar por vencido, así la tenga que buscar por cielo y tierra, la encontrare y solo ella curara el mal de amores.

 Salí del cuarto de servicio y me dirigí al aula de clases en donde todos estaban molestando y hablando en hora libre. Me senté en mi puesto y comencé a escuchar a Marcos y a Carlos:

 -Marcos, se te ve muy feliz desde que Annie te dijo que sí-. Dijo Carlos esbozando una sonrisa.

-Ay Carlos, si usted supiera lo que se siente que la dueña de sus pensamientos lo haya aceptado  entregarle su frágil corazón a este lacayo, pero hay un problema que me tiene pensando desde hace un momento-.

-¿Cuál es el problema?-.

-El nuevo, se ve que le llama la atención, veo como la mira, simplemente no me gusta su reacción en los momentos en que esta junto a ella, veo como si deseara lo que ya es mío-, Ay Marcos, si supiera lo que le dije, me estarías intentando asesinar en este mismo instante.

COLMILLOS Y GARRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora