Capítulo 17

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Mía paseaba por el parque principal de la pequeña ciudad, recordando las caminatas que daba con Marcos, al segundo día de cada una de sus llegadas. Era su rutina, según él decía bromeando y ella ya se estaba acostumbrando a los recuerdos del tiempo juntos. Sus recuerdos. ¿Por qué era tan difícil aceptar que hizo lo correcto? Eso había creído y tenía toda la certeza que había sido así.

Pero el tiempo pasado la había hecho dudar sobre su decisión. Renunciar a Marcos para que los dos fueran felices. O eso había pensado mientras escribía la carta que le había enviado, la cual no había contestado, tal como esperaba. Ni siquiera había tenido una noticia de él. En absoluto. Y no podía negar que estaba decepcionada, profundamente.

Su corazón no tenía nada en claro, la confusión cada vez era más grande entre lo que sentía realmente o lo que creía sentir. Bien, estar tanto tiempo sintiendo que se amaba a alguien y de pronto darse cuenta que no era real, era muy difícil. ¿Qué tal si estaba equivocada? Cada vez lo pensaba más y más... encontrándole un nuevo sentido.

Había amado tanto tiempo a Sean que se había acostumbrado a su presencia y al amor que sentía por él, jamás se había cuestionado que podía no amarlo. De que tan solo fuera la idea de amarlo lo que los unía. ¿Cómo podía tener duda alguna sobre el futuro que tantos años había soñado? Por eso imaginaba que nunca se lo había planteado, ni siquiera cuando él había muerto.

Era tan joven y jamás había esperado ese desenlace tan triste. Los padres de Sean le habían brindado todo su cariño; no obstante ella, aun cuando los apreciaba, había decidido que lo mejor era cortar todos los lazos que la unían a él y, quien sabía por qué, eso había hecho que limitara sus lazos familiares también. Tal vez la ponía incómoda aquella mirada de lástima que le dedicaban, incluso se volvió tan paranoica que encontraba esa misma mirada en cada persona a su alrededor.

Por eso decidió alejarse y terminó viviendo ahí, en ese pequeño lugar donde todos se conocían y la recibieron con los brazos abiertos. Ahí donde no tenía ningún pasado que todos comentaran con lástima y curiosidad. Una vida por delante y... ahora nuevamente, tenía la idea de desaparecer, porque si bien Sean era un recuerdo pasado, muy lejano, Marcos era alguien presente, que seguía ahí y que cada lugar o momento se lo recordaba. Incluso las personas. ¡La tentación de huir era enorme!

Solo que no tenía en claro hacia dónde. ¿Italia? ¿Se atrevía a ir por Marcos? ¡Tenía mucho miedo! Ella le había pedido que la olvidara, que dejara su amor y fuera feliz. ¿Qué hombre dejaría de escuchar eso? Después de todo lo que había dicho, asegurándole que no se creía capaz de amarlo... bueno, ella no lo culparía.

Le dolería tanto si fuera así, sin embargo ella necesitaba cerciorarse de qué había sucedido con él. ¿Estaría enamorado? ¿Saliendo con varias mujeres? Porque, ¿quién se resistiría a estar con alguien como Marcos? Solo una idiota, como ella. Y si... ¿la amaba aún?

No podía ni imaginarse lo que sería que él siguiera amándola, siendo el maravilloso hombre que había conocido. No sabía por qué era tan importante eso para ella, no obstante lo era. Vital para saber que no se había equivocado al decidir dejarlo ir. Marcos...

¿Pensaría aún en ella? ¿Podía ser que considerara la idea de buscarla nuevamente? Porque sabía que le había hecho daño. ¿Podría perdonarla? ¿La escucharía siquiera, si llegaba de sorpresa, como la última vez?

Quería pensar que podía arriesgarse nuevamente, ya que la última vez todo había salido muy bien. Si tan solo hubiera notado antes que estaba tan enamorada de él. Porque lo estaba. ¿Para qué negarlo?

No podía ignorar por más tiempo una verdad, que aun cuando pensó que no pasaría de nuevo, ahí estaba. Amando a un hombre que se había adueñado de su corazón sin que ella siquiera lo notara. ¿Qué iba a hacer? ¿Qué?

Tan solo amor (Italia #7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora