Capítulo 19

6.2K 780 9
                                    

Las siguientes semanas en Italia, fueron un sueño para los dos. Amar y ser correspondido es una dicha que parece no tener fin. Visitaron posibles lugares para la ceremonia, que sería íntima. Marcos le compró un anillo de compromiso sencillo, con un único diamante y una inscripción en su interior que repitió mientras lo colocaba.

–"Mía para siempre" –susurró en cuanto le puso el anillo en su dedo, besándole levemente la mano. Sonrió–. Ahora sí, estás lista para la cena con mis padres.

–No sé si en algún momento estaré lista para eso –suspiró Mía teatralmente. Él la miró con amor–. Adoro que me mires así.

–No puedo evitarlo. Te amo –contestó con sencillez y ella lo besó.

–¿Estás totalmente seguro que no puedo evitarlo? –pidió Mía con un atisbo de esperanza en sus ojos grises.

–No lo creo, amor. Estará toda la familia.

–¡Pensé que era una cena íntima! –Mía se lamentó.

–Es toda mi familia y los amigos más cercanos, como siempre ha sido, Mía –Marcos la abrazó, pasando su mano por el cabello de ella–. Estará bien, lo prometo.

–¿Y si no les agrado? ¿Qué tal si me odian?

–Eso no sería posible. Tú eres... –Marcos la miró largamente y sonrió– no hay manera que no le agrades a alguien.

–Tú dices eso porque me amas y no es justo –se cruzó de brazos. Él sonrió más.

–Te amo y por eso te digo la verdad –retrucó mientras Mía hacía "ese gesto" que lo hacía temblar–. Me asustas cuando te pones así.

–Deberías, Marcos. No me gusta que no me hayas dicho que era una cena así.

–No fue mi culpa, amor. Mis padres lo planearon para anunciar nuestro compromiso. ¿Podemos darles ese gusto?

–Lo haré, pero es la segunda vez que quedas en deuda conmigo. Tendrás que asistir a otra fiesta de fin de año con mi familia o de navidad –Mía dijo, sintiendo como un involuntario escalofrío la recorría.

–Repetiré la pregunta... ¿tan mal me irá? –Marcos inquirió. Mía se echó a sus brazos.

–Tú eres encantador. No creo que te vaya tan mal.

–¿Un poco mal? –bromeó. Ella asintió.

–Solo un poco –aprobó con una sonrisa.

–Así está mejor –Marcos deslizó su mano por la mejilla de Mía y sonrió–. Te amo.


***

Mía sintió que la sangre se helaba en su rostro mientras atravesaban la puerta que conducía al salón de la casa de Marcos. Seguramente todos estaban esperándolos y deseó desaparecer entre la pintura de la pared, ser el centro de atención no era su fuerte.

Marcos tomó la mano de Mía y la estrechó, tratando de infundirle calor y calma. La sentía temblorosa contra él y se imaginaba lo intimidante que era el cuadro para ella. Ahí estaba su familia entera.

Saludaron con su padre Stefano y su madre Mandy; su abuelo Leonardo y su esposa Danna; Melina, hermana de Danna y su esposo Daniel; Sebastien, mejor amigo de Leonardo y padre de Alex junto con su esposa Dome. También se encontraban Beth y su esposo Lucian, Danaé, Alex, Christopher, Aurora, André, Daila... ¿y Rose?

–¿Dónde está Rose? –preguntó Marcos, a nadie en particular.

–Ha ido a cambiarse, hijo –contestó Mandy con una sonrisa–. Nos acompañará al servir la cena –confirmó.

Tan solo amor (Italia #7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora