V

30 2 1
                                    

Cuando a la mañana siguiente empezó el ruido de gente entrando y saliendo del departamento, no fue mucha ciencia adivinar que la mudanza de Rodrigo estaba en curso.

Afortunadamente había mucho espacio en el departamento, vivir ahí fue ridículamente barato porque habían matado a una familia completa un año atrás, según los vecinos habían gritos y ruidos fuertes en la madrugada. Para Víctor el único ruido relevante eran los que había en la sala, aunque ahora el que quería gritar era él.

Salíó del cuarto en pijama cuando el último hombre cerró la puerta tras de si. El apartamento, antes decorado con dos simples sillones, ahora estaba completamente adornado con las cosas de Rodrigo. Era fascinante como todo estaba tematizado con lobos, la mesa central tenía un gran mantel blanco con una manada de lobos en el medio, todo el resto del set iba acorde, los sofás eran blancos, habían cuadros de lobos a lo ancho de los muros, Víctor quedó unos 10 minutos observando el panorama, mientras una simple lágrima se deslizaba por su mejilla.

Rápidamente la enjuagó con el dorso de la mano, se dio vuelta, el propio Rodrigo estaba acomodado en el sillón, inclinado hacia adelante con un cartón de jugo entre las manos. No se inmutó por su entrada al salón, así que se dirigió al baño. Cuando estuvo frente a la puerta captó un olor extraño al otro lado de ella. Al abrirla vio la tina de baño completamente llena de un líquido amarillento que reconoció como cerveza.

Se aproximó a ella y vió a un joven trajeado sumergido hasta la boca haciendo burbujas, lo sostuvo en su vision tiempo suficiente para detallarlo, el contorno afilado de su barbilla contrastaba con lo ordenado del resto de sus facciones, era de complexión delgada, pero si había que destacar algo tenía que ser su cabello. Estaba meticulosamente arreglado, aún sumergido destacaba un mechón por su frente. Definitivamente era un tipo bien parecido.

Unos segundos después se precipitó a salir, se puso de pie, se quitó la cerveza de la cara y abrió los ojos, Víctor se echó hacia atrás por la sorpresa. El tipo ni siquiera lo miró al salir corriendo del baño, gritó "YA ENTENDÍ" al abrir la puerta y corrió hacia una de las habitaciones que hasta entonces habían estado deshabitadas, cerrándola de un portazo, dejando un rastro de cerveza tras de si.

Víctor tuvo tiempo de apreciar lo cambiada que estaba la habitación, llena de computadoras e instrumentos de laboratorio. Rodrigo estaba apoyado contra la pared, rascándose el estómago, observando la escena.

—Supongo que ya conociste a Kevin.

—¿Sería grosero preguntar qué hace en mi casa? ¿Y qué coño hacía metido en cerveza?

—Es mi analista, yo le pido que investigue cosas y el lo hace, lleva 10 años trabajando para mi, no ha fallado una sola vez.

—¿Hace 10 años no estábamos estudiando secundaria?

—¿En verdad crees que iba a poder pasar química por mi cuenta?

Eso era un buen punto.

—¿Y lo de la cerveza?

—No te sé explicar eso— sacó un vaso de su pijama de terciopelo rojo— lo que sí sé es que el vergo ese se baña en cerveza, pero se le olvida tomársela— cerró la puerta del baño lentamente mientras le dedicaba una sonrisa estática.

Se dio la vuelta y volvió a posar la vista en la puerta que Kevin acababa de cruzar, al abrirla, lo vio parado examinando un cabello en su microscopio, aún chorreando cerveza.

—¿Puedo preguntar qué entendiste?

—Este cabello—dijo, mientras lo alzaba y lo ponía a contraluz, ignorando su pregunta— es de tu chica. Cayó sobre la alfombra donde la viste.

—Por esa misma alfombra pasaron como 20 modelos distintas, ¿cómo sabes que es de ella?

—Primero, fueron 22 chicas y 4 tipos que instalaron la alfombra, segundo, extraje cientos de cabellos de ahí, tomando en cuenta las longitudes de cada uno fue cuestión de calcular su altura con la foto que tomaste y hacer la equivalencia.

La única manera de hacer eso sería midiendo a Víctor mientras dormía, tomar en cuenta la posición en la que agarro la cámara y medirlo todo en proporción a la distancia entre ellos. "¿De donde sacó Rodrigo a este tipo?", era todo lo que podía pensar Víctor.

—¿Hay una manera de probarlo?

—Mañana Reinaldo vendrá a llevar la muestra a un laboratorio, hasta entonces tendrás que esperar.

—¿Quién es Reinaldo?

—ESTE VE.

El grito sobresaltó a Víctor, volteó para ver a un hombre negro como el pecado apuntándole con un arma, lo próximo que vio fue un dardo ensartado en su brazo izquierdo.

Cayó al suelo inmediatamente, Kevin saludó al atacante con un efusivo abrazo mientras Víctor sentía dormirse todos los músculos de su cuerpo. Lo último que vio antes de que se le fueran las luces fue a Rodrigo caminando en zig zag, solo para que el negro lo apuntara también y cayera junto a él, felizmente borracho.

La manada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora