Víctor despertó por un sonido metálico persistente que sentía como un martillo mezclado con un taladro en su cabeza. Le tomó al menos 20 minutos de restregarse los ojos para poder ver decentemente. Cuando pudo levantarse, se dio cuenta de que estaba en una lancha, rodeado de pescados, sin nada puesto salvo su ropa interior y su chaqueta. Y por supuesto:
Estaba en el medio del mar.
El olor del pescado no tardó en hacerse sentir, era claro que estaba en un bote pesquero, no reconocía nada más que eso, cuando finalmente logró ponerse en pie sobre la pila de pescados, vio al conductor. Era un hombre negro de aproximadamente dos metros, tenía un tatuaje en la espalda que decía "La Habana", iba vestido únicamente con bermudas y no quitaba la mirada de su ruta.
Víctor sabía que la situación no se sostenía por ningún lado, intentó pellizcarse en el brazo ante la idea de que fuera un sueño, pero en efecto, lo que sea que estuviese pasando era la realidad. Logró ponerse en pie y caminó hacia el misterioso piloto, le tocó el hombro para llamar su atención.
El hombre respondió sacándose una pistola del pantalón y apuntando a Víctor a la frente, le dedicó una mirada letal a los ojos.
—DISCULPE ESTO ES UN MALENTENDIDO YO NO QUERÍA YO NO SÉ DONDE ESTOY— gritó Víctor en desesperación absoluta al sentir el cañón de la pistola contra su piel.
Su atacante relajó la expresión y suspiró de alivio mientras guardaba el arma de nuevo.
—Sus amigos están atrás.
Corrió de nuevo a la pila de pescados hasta que reconoció una mano, la jaló con fuerza y terminó sacando a Rodrigo, que tenía una sonrisa de oreja a oreja aún estando dormido. Cómo no reaccionaba, Víctor empezó a abofetearlo con un pescado, eventualmente respondió, se abalanzó a uno de los bordes de la embarcación y empezó a vomitar.
Víctor confiaba en que no iría a ningún lado, al fondo encontró a Kevin y Reinaldo abrazados, pese a que le parecía un momento digno de fotografiar, tuvo que separarlos. Ambos estaban sumidos en un profundo sueño, pero otra ronda de bofetadas con el pescado los sacaron de él.
Cuando los 4 estuvieron despiertos y medianamente conscientes, se reunieron en la parte de atrás, el conductor ni siquiera se volteó.
—No sé cómo ni porqué acabamos acá. Pero deberíamos volver a Maracaibo lo más pronto posible y después investigar qué coño pasó aquí.
Mientras Reinaldo decía eso, Kevin ya estaba al lado del negro pidiéndole que los devolviese a Maracaibo, sin embargo el hombre solo negaba con la cabeza, incluso cuando Rodrigo caminó tambaleándose al lado de Kevin y le ofreció dinero, se negó, decía que si los llevaba a La Habana "El rubio" le había prometido 4 millones de dólares para él solo. Y por si mismo Rodrigo no podía igualar esa oferta.
El resto del viaje tuvo un aire de resignación, era como si La Manada ya hubiera aceptado que no había salida de la situación. Cuando el barco atracó en el puerto, el hombre los empujó fuera. Y antes de que cualquiera pudiera decir algo, aparecieron los aduaneros, lo ayudaron a descargar los pescados y zarpó de nuevo.

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La manada.
Teen FictionUn fotógrafo profesional se imprima por una chica, y necesita la ayuda de sus amigos para encontrarla.